Cambios para ir peor. La desvelada escenografía legislativa de última hora confirma lo esencial: el reparto del dinero público no toma en cuenta la situación nacional de crisis ni pretende resolver problemas sino confrontarlos o, a lo más, diferirlos. No hay congreso que delibere de verdad –más que las farsas cotidianas– ni trabajo técnico serio, sino arrebatos oratorios de simulación, complacencia o desahogo –según la bancada a la que se pertenezca–, pues la verdadera labranza presupuestal se da en las oficinas de la Secretaría de Hacienda, en acuerdos entre los coordinadores de los dos principales grupos partidistas, PAN y PRI, y el acople de segmentos perredistas bien portados. Calderón, en acuerdo con el PRI salinizado, consigue impulsar un gasto para 2011 que garantiza que las cosas sigan cuesta abajo. Es de entenderse: en las cámaras no hay una representación popular considerable, sino asientos votantes destinados a dar continuidad a un modelo de abuso desde las elites que ya está agotado e incluso ha entrado a una fase altamente peligrosa, por la inconformidad social que provoca, pero que evidentemente sus beneficiados no van a cambiar por gusto. La aritmética del modelo legislativo es simple, pues pocos son los votos con cierto proyecto de corrección social: los del PT y en forma irregular los de Convergencia, más algunos perredistas, y tal es toda la oposición real, toda la representación del México en crisis, de la nación en hundimiento. PRI y PAN comparten el poder, definen las políticas, reparten el dinero a pesar de choques y riñas menores.
Democracia bumerán. Teórico contra sí mismo, conspirador involuntario, Felipe Calderón acabó pronunciando el pasado 20 de noviembre un discurso bumerán con el que muchos mexicanos podrían justificar en el momento actual las mismas acciones que un siglo atrás llevaron a otros a enfrentarse a un régimen repudiado. Paradoja del cristal con que se mira: el comandante de Los Pinos quiso justificar la circunstancia de su administración con el elogio de la democracia y los anexos que él cree ver en México, sin advertir que quienes tienen valoraciones diferentes, y creen que no hay democracia ni paz ni justicia ni libertades reales, simplemente podrían leer e interpretar en sentido contrario las entusiastas palabras del panista michoacano y asumir ese llamado felipista como una incitación a subir de nivel la lucha en contra del presente régimen despótico. Perlas desconcertantes de sabiduría fundada en las hipótesis de la abuela con ruedas que bicicleta ser podría: “Y si antes de ese día la democracia hubiera permitido a la gente exigir sus derechos, a los campesinos reivindicar la justicia; a los ciudadanos marcar, precisamente, sus preferencias e intereses a través de la regla común del voto, quizá México no hubiera generado las condiciones de opresión y de injusticia que fueron la raíz social del gran movimiento revolucionario”. El Plan de San Felipe, firmado por Francisco I. Calderón: “No permitamos, bajo ninguna circunstancia, que unos cuantos pretendan arrebatarnos la libertad de todos. Enfrentemos con estatura de miras, con convicción, con vocación histórica, a los enemigos de nuestra democracia y de nuestra libertad”. Amén.
Apóstoles del dinosaurismo. Arrepentidos y en vías de fervorosa conversión guerrera están los institucionales de tres colores que ya creen llegado el momento de recuperar su paraíso de Pinos. Ellos ayudaron al díscolo Felipe a instalarse en su falso nicho 0.56%, haciéndole casita. Y ahora el improbable personaje les ha señalado, en admonición dominical partidista, como un peligro para México, como fantasmas del pasado a los que es necesario invalidar cualquier posibilidad futura de retomar el poder. Obviamente, los apóstoles del dinosaurismo, ahora encopetado, se sienten traicionados y responden con despecho. El último día de noviembre, en la Cámara de Diputados, algunos distinguidos priístas preguntaron por qué el fallido Calderón no se va, por qué no deja la silla sin patas que mal ocupa. Y el presidente de la mesa directiva, el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín, emitió una sentencia preocupante: “Cuando sentencia a muerte a un partido político que es, por cierto, un partido que tiene mayoría de votos en la Cámara de Diputados, (Felipe) prácticamente está sentenciando para lo que queda de su periodo cualquier posibilidad de acuerdos”.
Cecilia, la secretaria migrante. La atención pública es concentrada en los entretelones macabros de la búsqueda de los restos óseos del asesinado Hugo Wallace y en los pliegues familiares y criminales del adolescente ejecutor apodado El Ponchis, mientras en el arranque del sopor navideño la piñata de los regalos políticos es reventada a golpes de cinismo e irresponabilidad. Tal como se preveía, la yunquista Cecilia Romero ha pasado de los trenes de la muerte y del maltrato criminal a migrantes a la secretaría general del comité nacional panista. Como si nada, sin castigo alguno, políticamente triunfadora, la exdirectora del Instituto Nacional de Migración es ahora la segunda funcionaria en importancia del partido (todavía) en el poder. Por unanimidad, los 40 integrantes del CEN panista formalizaron la exoneración política de quien tuvo que dejar su cargo federal luego de la matanza de decenas de migrantes centro y sudamericanos encontrados en un rancho tamaulipeco, lo que solamente fue un nutrido botón de muestra de la diaria agresión mexicana a ese tipo de viajeros indocumentados.
Familias y EstaFa. Candil de Cancún y oscuridad de Michoacán: el capitán Calderón regaña a los pasajeros de la aeronave del cambio climático porque no se ponen de acuerdo sobre quién debe asumir el control a pesar de que van a estrellarse, pero no asume que en el país entero, y en regiones específicas como la que tiene su capital en Morelia, el avioncito institucional está en llamas y las pistas de aterrizaje han sido tomadas por batallones de un narcotráfico no oficial (La Familia, en el caso) que cada vez se mueven más con sentido político y con aire marcadamente retador ante las fuerzas del Estado Fallido(EstaFa). Cambio climático, pero también cambio político: el gobierno calderonista sigue ocultando información y trata de convencer de que no pasa nada grave, mediante boletines de prensa y manipulaciones del periodismo que se mueve a conveniencia. Según los cuales, mueren más personas en algún pleito breve de cantina que en horas de enfrentamientos entre militares y narcos.
Michoacán, criminales gobiernan. Acusaciones sin precedente, de un usuario del poder presidencial contra un gobernador en funciones: “En el estado de Michoacán debe gobernar la autoridad civil electa y no deben gobernar los criminales, por muy cuates o por muy simpáticos o por muy generosos. No puede imperar la ley de un cártel en un estado, debe imperar la ley del estado de Michoacán, la ley federal, y eso es lo que estamos haciendo allá”. Leonel Godoy no debería permitir que la máxima voz del aparato federal hable así de él, de su gobierno. Pero el perredista parece tener una cola tan larga que no puede darse el lujo de tener la lengua suelta: apenas algunas protestas superficiales, procesales.
La Familia, ¿narcoguerrilla? Al intento de aniquilamiento lanzado por Los Pinos contra La Familia se ha levantado una protesta abierta de ciudadanos que, han concurrido a manifestaciones públicas con la cara descubierta y con notable participación de mujeres y niños. La peculiar organización michoacana tiene base social, un cierto sentido político y una clara estrategia de comunicación mediática, todo mezclado en un discutible batidillo de religiosidad, narcotráfico, autodefensa y, ahora, aires de reivindicación popular, al grado que uno de sus máximos jefes, La Tuta, arenga a sus seguidores cual si de un batallón popular se tratara: “...estamos en una causa justa, una causa social”.
Sacudirse el miedo. Valiente en grados proporcionales a los niveles de protección que el erario le otorga, el licenciado Francisco Blake convoca a los ciudadanos desarmados, amenazados, chantajeados, secuestrados, torturados, destazados y asesinados para que se sublimen en sus posibilidades cívicas y que, ¡hombre, por favor!, “nos sacudamos ese miedo”. El exhorto gubernamental busca dar sustento a una de las peores tretas usadas en esta fase intensiva de abolición de libertades, garantías y derechos: la denuncia “anónima” como falsa fuente de sustento de acciones policiacas y militares que sin respeto alguno hoy realizan allanamientos, aprehensiones y ejecuciones al amparo simple de presuntos llamados telefónicos delatores que así se convierten en expedito recurso de sustitución procesal de la antigualla denominada “estado de derecho”.
(Tomado de Julio Hernández López, La Jornada, noviembre 17 y 22, diciembre 1, 9, 11, 14, 16 y 17, 2010).
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