martes, 21 de junio de 2011

EDITORIAL: Calderón, a juicio

En una guerra existen protocolos para actuar, para el trato a los rehenes, para el trato a la prensa, existe, en suma, la Convención de Ginebra que marca la ruta para que uno y otro bandos actúen y tomen decisiones, y existe también La Haya para juzgar a quienes se considere criminales de guerra.

En México existe una guerra de un gobierno contra un sector de la población: los que forman parte del “crimen organizado”. Hubo una declaración unilateral anunciada el 6 de diciembre del 2006, pero lo que nunca existió fueron los protocolos que permitieran juzgar a quien, en nombre de esta guerra, cometiera abusos, violaciones a las garantías individuales y a los derechos humanos.

Si el gobierno federal vive en la indiferencia del clamor de la gente que pide a gritos un cambio en la estrategia anti-crimen, en el Poder Legislativo se vive, sin atreverse a aceptarlo, una complicidad. Así fue desde el momento mismo en que permitieron a Felipe Calderón protestar como presidente de la República. Por el bien de la nación, de las instituciones, dijeron los priistas aquel diciembre de 2006; hoy, por esa misma razón, por el bien de la nación, debieran destituirlo y llevarlo a juicio.

EDITORIAL: Calderón, el genocida

El 6 de diciembre del 2006, Felipe Calderón decidió sacar al Ejército de sus cuarteles y dijo que habría bajas, que cuatro años más tarde recibieron el mote de “daños colaterales”, pero lo que nunca dijo fue cómo evitarlos o quién juzgaría a aquellos que cometieran abusos.

Dejó, por ejemplo, que el Ejército se siga escudando en el fuero militar para que los atropellos de éstos no fueran juzgados. No hizo nada por profesionalizar a los policías federales de Genaro García Luna y sí, en cambio, ha dejado que el titular de la SSP federal siga actuando a pesar de los señalamientos en su contra.

El problema no es que se combata al crimen organizado, sino que, la forma de hacerlo no ha traído nada bueno y, lo peor, no ha disminuido la narcoviolencia. A García Luna se lo repiten legisladores de todos los partidos cada vez que acude a la Cámara de Diputados, pero por otro lado los mismos legisladores no hacen nada para detener el baño de sangre en México.

La pregunta es, ¿existen averiguaciones previas derivadas de los 35 mil muertos que lleva esta “guerra” de Calderón? Por supuesto que muchos de los fallecidos han tenido participación en el crimen organizado, pero otros no, pero también han formado parte de esta masacre. Y como prueba están los más de 140 muertos en San Fernando, Tamaulipas. ¿Quién los asesinó, el crimen organizado, las policías, el Ejército, el Poder Legislativo, el Presidente de la República, quién?

Los legisladores se la pasan discutiendo asuntos menores frente a lo que vive el país. No se preguntan, por ejemplo, qué hacer, cómo ayudar a los 15 mil niños huérfanos que ha dejado esta guerra en Ciudad Juárez, Chihuahua. No se atreven siquiera a preguntarse cómo evitarán que el rencor de los vivos, que sufrieron alguna pérdida, los lleve a delinquir, a odiar, a golpear, a ver la violencia como algo natural y, por tanto, a reproducirla.

Piensan, quizá, que esta realidad nunca los alcanzará; pero un niño de 10 años al que en el 2000 le mataron a sus padres, ya sea por el fuego cruzado o porque formaban parte del crimen organizado, porque fueron “daño colateral”, porque eran policías que combatían a “los malos” o porque sus padres eran militares y cumplían órdenes del jefe supremo de la Fuerzas Armadas, contará al finalizar este sangriento sexenio con 16 años. Quizá mañana ese niño, hoy huérfano, sea su verdugo.

Legisladores y gobernantes sólo piensan en el 2012, en quién ocupará la silla presidencial. Pero ese año, quien gane, tendrá que lidiar con el odio y rencor que este gobierno ha hecho recrudecer, y se enfrentará con miles de jóvenes que están creciendo en una sociedad vejada.

Quizá mañana quieran llevar a juicio a los militares de este sexenio, quizá quieran llevar a la cárcel a cientos de policías que en medio de esta guerra han abusado del poder y violentado las garantías individuales de cientos de mexicanos. Pero hoy, ¿por qué no obligar al gobierno federal a detener este baño de sangre?

Porque, esto ya es enfermizo: las imágenes son terribles, atroces: cadáveres amontonados, cuerpos mutilados y torturados de cientos de mexicanos abandonados en fosas clandestinas. Se parecen a las que se descubrieron en Chile, Argentina, Guatemala y demás países centro y sudamericanos al final de las dictaduras militares de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Eran las víctimas de la violencia del Estado contra sus disidentes. Son las mismas imágenes que dejaron la guerra nacionalista en la antigua Yugoslavia y la guerra tribal en Ruanda, en los años noventa. Ahora, desde San Fernando, Tamaulipas, México da al mundo el mismo espectáculo fiero, inhumano. No es la primera vez, ni será la última, para vergüenza de un país sumido en una irracional guerra contra el narcotráfico.

Hoy la violencia pende sobre cada mexicano. Nadie se salva. A cualquiera le puede pasar. Ya no es estar en el momento y en el lugar inadecuados. Todo México, en cualquier momento, es propicio para la muerte. Ya por un choque entre narcotraficantes, ya por la acción de las fuerzas federales, policiales y militares, ya por la fuerza que hace tiempo dejó de ser monopolio del Estado mexicano.

Por eso las tumbas clandestinas brotan en cualquier punto del territorio. El horror es el signo del tiempo mexicano que ahora dejamos como testimonio al mundo.

(Basado en: Jesusa Cervantes, proceso.com, 8/IV/11; Jorge Carrasco Araizaga, proceso.com, 18/IV/11).

EDITORIAL: Tsunami de mierda

De nuevo la guerra se vuelve humanitaria para que en nombre de la paz y de la vida unos cuantos canallas con licencia se hagan con el negocio del petróleo en Libia. “El mundo no podía permanecer impasible” afirma Obama; “No podíamos seguir de brazos cruzados”, secunda Zapatero; “Gadafi tiene que marcharse” resuelve David Cameron.

Y con ellos, los grandes medios de fabulación que, mientras condenan la violencia, celebran alborozados la penúltima infamia. “Francia golpea primero” aplaude Le Figaro; “París y Londres aseguran que las operaciones no han matado a ningún civil”, confirma Público; “Los cazas españoles preparados para intervenir” anuncia El Mundo.

Y detrás, los sindicalistas, intelectuales y artistas de rigor que aunque repudian la violencia saben calibrar las excepciones. “Que ojalá no llegue tan tarde como para que la masacre se haya consumado” implora Fernández Toxo; “Es más urgente evitar una masacre indiscriminada” respalda Almudena Grandes; “Veo bien la intervención porque el sátrapa de Gadafi está masacrando a su pueblo” concluye Miguel Ríos.

Alrededor el resto, esa recua de impresentables imbéciles que con tal de que les prometan asegurar su nivel de consumo son capaces de bendecir cualquier ignominia y seguir votando a los mismos canallas. “Gadafi está loco” declara una mujer a la salida de una peluquería; “Gadafi es terrorista” sentencia un estudiante de derecho; “Esta guerra humanitaria sí ha sido aprobada por las Naciones Unidas” responde un hombre consternado por la lesión de Cristiano Ronaldo. ¡Que ojalá un tsunami de mierda se los lleve a todos!

(Texto De Koldo Campos Sagaseta, rebelión, 22/III/11).

EDITORIAL: Uranio empobrecido: para los civiles libios

“Los misiles que llevan puntas dotadas de uranio empobrecido se ajustan a la perfección a la descripción de bomba sucia… es el arma perfecta para asesinar a montones de gente”, dice Marion Falk, experta en física química, del Laboratorio Lawrence Livermore, California, EEUU.

En las primeras veinticuatro horas del ataque contra Libia, los B-2 de EEUU arrojaron 45 bombas de casi una tonelada de peso cada una. Estas enormes bombas, junto con los misiles Cruise lanzados desde aviones y barcos británicos y franceses, contenían ojivas de uranio empobrecido.

El uranio empobrecido es el producto de desecho del proceso de enriquecimiento de uranio. Se utiliza en las armas y reactores nucleares. Debido a que es una sustancia muy pesada, 1.7 veces más densa que el plomo, es muy valorada en el ejército por su capacidad para atravesar vehículos blindados y edificios. Cuando un arma que lleva una punta de uranio empobrecido golpea un objeto sólido, como una parte de un tanque, penetra a través de él y después explota formando una nube candente de vapor. El vapor se asienta como polvo en forma de tres óxidos altamente tóxicos, incluido el óxido de uranio, un polvo que no sólo es venenoso, también radiactivo.

Este polvo negro permanece suspendido en el aire, y dependiendo del viento y de la climatología, puede viajar grandes distancias. Resulta muy fácil inhalar partículas de menos de 5 micras de diámetro, que pueden permanecer en los pulmones o en otros órganos durante años. Ese uranio empobrecido inhalado puede causar daños renales, cánceres de pulmón y huesos, trastornos en la piel, trastornos neurocognitivos, daños cromosómicos, síndromes de inmunodeficiencia y extrañas enfermedades renales e intestinales. Las mujeres embarazadas que se ven expuestas al uranio empobrecido pueden dar a luz a bebés con defectos genéticos. Como emisor de partículas alfa, el uranio empobrecido tiene una vida media de 4 mil 500 millones de años.

William Hague (Secretario de Estado de Asuntos Exteriores británico) dijo que iban a Libia “a proteger a los civiles y a las zonas habitadas por civiles”. A la distancia, podemos ver a quién y qué se está “protegiendo”.

(Texto de David Wilson, cubadebate, 27/III/11).

EDITORIAL: En pobreza 4 de cada 10 niños en México

De cada 10 niños mexicanos, cuatro viven en condiciones de pobreza, pero la proporción se eleva a cinco de cada decena si además de los insuficientes ingresos monetarios de sus hogares se añade el incumplimiento de sus derechos fundamentales, indica una investigación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

En total, la pobreza afecta a más de 15.8 millones de niños en el país, de los cuales 4.3 millones sobreviven en condiciones de extrema pobreza, de acuerdo con la primera medición multidimensional de la pobreza infantil con parámetros específicos para la región que aplicaron ambos organismos en la investigación Po-breza infantil en América Latina y el Caribe, que comenzó a ser difundida desde el mes de marzo.

México es el segundo país de la región con más niños pobres, sólo superado por Brasil donde existen 22.7 millones. Ambos países concentran casi la mitad de los casi 81 millones de pequeños latinoamericanos que padecen al menos una privación moderada hasta pobreza extrema.

Entre 18 naciones analizadas, México ocupa el lugar 11 con 40% de sus niños en pobreza, mientras la lista es encabezada por El Salvador con 86.8% de su población infantil en tal situación.

El país en mejor situación es Costa Rica, donde sólo dos de cada diez menores tienen alguna carencia, proporción que se duplica en el caso de México.

Cepal y Unicef aclaran que la medición de la pobreza infantil en la región y por país varía según la metodología que se utilice. Así, cuando la pobreza infantil se mide únicamente a partir de los ingresos monetarios de los hogares o desde la perspectiva de sus derechos, entonces el porcentaje de niños pobres en México se eleva hasta 53% para el primer caso y a 55% para el segundo, precisa la investigación.

La desnutrición global y crónica de los menores también puede ser medida con dos metodologías distintas, por lo que en el caso de México se establece que entre el 3.5 y 5% padecen la primera, y de 12 hasta 22% la segunda.

El documento detalla que casi la cuarta parte de los infantes mexicanos (24.3%, similar al promedio regional) carecen de una vivienda adecuada, lo cual afecta sus procesos de alimentación, educación, abrigo, construcción y de vínculos de contención socio-familiar.

En el desglose de las privaciones relacionadas con la vivienda, se especifica que 8% de los niños tienen carencias de moderadas a graves en el acceso de agua potable, 18% en servicios sanitarios, de 7.6% en servicios educativos, así como 3.7% a información y comunicaciones.

(Texto de Susana González G., La Jornada, 27/III/11).

MUNICIPAL: Miopía

1. En la población común y corriente la miopía es una enfermedad muy frecuente. En los animales políticos también lo es. Los miopes tienen dificultades para enfocar bien los objetos lejanos (aparecen borrosos); ven bien los objetos cercanos, sobre todo cuando se trata de rasguñar algunos billetes, ahí no hay nada que les impida ver con claridad, ni las cataratas. Quienes padecen astigmatismo tienen dificultades para enfocar tanto los objetos cercanos como los lejanos. Los miopes y los “astigmatas” políticos sufren males irreversibles imposibles de corregir, no así la población común y corriente, pues el uso de lentes corrige tales males. Sus defectos ópticos les impiden avizorar el futuro, ya que el presente inmediato, el que enriquece sus bolsillos, es invisible. No hay presente. No está. Para los políticos, ¿qué caso tiene preocuparse por los cambios climáticos si el futuro es asunto lejano? Aquí en San Francisco, ¿para qué preocuparse por el agua, que se acabará en menos de veinte años; o por la radiación solar cuyos índices son tan altos que ya empieza a afectar la salud de mucha gente; o por la cantidad de partículas menores a diez micras por centímetro cúbico de aire respirable cuyos índices ya están en niveles críticos; o por las aguas negras –con alto contenido de metales pesados– que son usadas desde hace buen tiempo para regar verduras y legumbres en esta región? Lo anterior, sin mencionar el nuevo contaminante: el nitrógeno reactivo, que está presente en el medio ambiente en varias formas o compuestos: el amoniaco, el óxido nitroso, el óxido de nitrógeno y los nitratos; los cuales impactan en la atmósfera, la calidad del aire, la formación de partículas en suspensión, el aumento del ozono troposférico, etc. ¿Y la radiactividad que se esparce por el hemisferio norte a partir del desastre nuclear en Fukushima, que ya ha sido detectada en las costas de Canadá y Estados Unidos y en productos como la leche en el estado de Washington? ¿Por qué de esto nada informa ninguna autoridad?

2. “Es más fácil lo sencillo”, dice con sabiduría el filósofo de El Llano. Y a esto se atiene nuestro querido amigo Jaime Verdín, quien, para conmemorar el natalicio de Benito Juárez, en la pequeña explanada que lleva su nombre, se lanzó con esta puntada: “Si Juárez viviera, sería panista”, “Es más, andaría haciendo campaña a favor de Juan Manuel Oliva para la Presidencia de la República”. Para dar mayor énfasis a sus palabras, dijo que él, como alcalde y ciudadano, sigue al pie de la letra una de las máximas juaristas: “Nada por la fuerza”, bueno, “nomás poquito”, corrigió, al recordar la manera en que impuso al inútil de Marcelo Salas como “líder” del panismo local. Luego, recordó que como diputado federal, siguiendo el ejemplo de Juárez, “siempre” luchó por “la defensa de las garantías y libertades de los mexicanos”. ¿Por qué creen que siempre estoy rodeado de guaruras?, preguntó a los niños que fueron llevados a la fuerza al “magno evento”; pues porque esa es una forma de garantizar mi libertad y mi seguridad, respondió.

3. Para tranquilidad nuestra, el Patronato de la Feria 2011 ya afina la puntería, y prepara tanto el esquema como la ruta a seguir para obtener los mayores beneficios, en lo que será la “mejor organización jamás vista en el municipio”, según palabras del director de Casa de la Cultura, quien se ha visto muy activo en todo aquello que tenga que ver con jugosos presupuestos. No piense mal usted, no es que al señor Carlos Hernández le gusten los centavos, la idea es evitar que se caiga otra vez en lo que ha pasado cada año: que la feria sea un desangelado y patético evento. Pero, a final de cuentas, ¿qué importa que cada año se reporten pérdidas con motivo de la feria si nadie es responsable de las mismas, ni de la desorganización, ni del nepotismo que hay en tal patronato? Por lo pronto, y para abrir boca, su presidente, que es cuñado de la tesorera municipal y del secretario de ayuntamiento, va a recibir poco más de dos millones de pesos; ¿por qué tanto dinero?, podría preguntar cualquier ciudadano de a pie, pues porque “lo bueno cuesta”, nos dicen ellos, ya que hay que repartir esa cantidad en contrataciones de espectáculos, en sueldos, en mantenimiento, en “regalitos” y en “gastos imprevistos”. Además, “este año la feria estará al nivel de la de León”, presumen los aduladores del “licenciado”.

4. Como San Francisco es uno de los paraísos del narco, y para hacer la finta de que esta administración sostiene una “lucha frontal y decidida” en contra de ese “cáncer”, es que más de 150 elementos de Seguridad Pública se sometieron a la prueba del antidoping, con el fin de detectar si alguno de ellos es adicto a alguna de las sustancias de cuyo consumo supuestamente combaten. Durante la toma de muestras de orina, estuvieron presentes no sólo el director de la corporación, sino Robolfo Aguirre, “el brazo derecho del alcalde”, así como su fiel escudero y leal tapadera, el contralor municipal, quien, muy solícito, preparaba los recipientes para las dichosas muestras, yendo con su vasito vacío y regresando con el mismo casi lleno de líquido renal en mano. Feliz, le pedía con voz melodiosa a cada elemento: ¡el que sigue por favor!

5. Y para estar a tono con el resto de nuestro ensangrentado país, esta administración cargará con una muerte más. Y lo peor: sucedió (¡otra vez!) en donde nunca debería ocurrir: los separos de Seguridad Pública. ¿Quién fue la víctima ahora? Una mujer de 21 años, quien el 31 de marzo había sido detenida a altas horas de la noche por “una falta administrativa” y que, a petición de los familiares de la joven, ésta fue reingresada a los separos, a sabiendas de que padecía esquizofrenia. A pesar de esto último, la joven fue dejada sin supervisión alguna, siendo encontrada muerta cuatro horas después de haber ingresado, por supuesta sobredosis del medicamento que le fue prescrito. Fue una salida fácil para todos: nadie tuvo que dar explicación alguna, así como nadie fue señalado de haber actuado con irresponsabilidad.

6. Usando la vieja táctica de ir forjando una mala impresión en la población acerca de la ineficiencia de cualquier servicio público, es que el alcalde se esfuerza por privatizar el servicio de limpia, bajo el eufemismo de que sería una concesión a 15 o 20 años. La idea es que a finales de la presente administración ya se tenga planchado el proyecto con la empresa Proyecto Ambiental, la cual se encargaría de la recolección de basura, del pepene y su procesamiento. Con esto, el alcalde y su camarilla, como buenos burócratas neoliberales, piensan llevarse una buena tajada a partir de esa “negociación”. La basura, aunque no se crea, es un buen negocio en manos de particulares, pero también es una mala jugada en contra de la población y del medio ambiente, que el tiempo, y sólo el tiempo, se encargará de demostrarlo.

7. Otro tropezón de esta administración lo representa el hecho de que el INEGI haya divulgado resultados que no satisfacen las pretensiones y planes de las autoridades de San Francisco, pues no tuvieron la precaución de dejar bien definidos los límites territoriales entre San Francisco y Purísima, que ahora, vuelve a surgir como un problema cuyo fondo no sólo es económico, sino también social. Tampoco tuvieron nuestras autoridades, a sabiendas de que el problema limítrofe es añejo y complicado, la atingencia de darle seguimiento y estar en cercano contacto con el personal del INEGI, para ver el desarrollo y el progreso que tal censo iba teniendo, “en tiempo real”, de manera que la autoridad, que ahora se dice “frustrada” por los resultados obtenidos, tuviera “el pulso” de primera mano y al momento en que se estaba haciendo, y saber con mucha anticipación si los resultados se apegarían “a la realidad” o no. Pero como a nadie nos gusta reconocer nuestros errores, lo fácil es aventarle la papa caliente a otro, siendo el villano en esta ocasión, el subdirector de Estadística del INEGI. Y fíjese usted, es tal el enredo limítrofe, que el IFE se basa en la información del INEGI para ubicar a la población con credencial de elector para tal o cual municipio. Si esto lo sabía la autoridad municipal, ¿por qué no actuaron en consecuencia? Por una sencilla razón: porque no hay compromiso, nuestro amigo Jaime Verdín prefiere hacer sus berrinches mediáticos ante hechos ya consumados; porque lo que predomina en este gobierno es la flojera, puritita flojera. No por nada, los regidores priistas dicen que esta es una administración que se caracteriza por su “intrascendencia”.

8. Jaime Verdín, presidente municipal, ha hecho el anuncio de que en breve su gobierno se dispone a implementar el “código de ética y buen gobierno”.

“Había una vez… un circo que alegraba siempre el corazón…”

“El código de ética estará basado en los principios de honestidad, transparencia, participación, responsabilidad y voluntad”.

“… lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción”.

“Es la intención por parte de todos los integrantes de la administración 2009-2012, de un gobierno alejado de la corrupción, del fraude, de la arbitrariedad, del despilfarro, de la ineficacia y de la ineficiencia”.

“Había una vez… un circo que alegraba siempre el corazón, sin temer jamás, al frío o al calor, el circo daba siempre su función”.

“Lo hacemos para que el proceso de toma de decisiones responda a reglas como la participación democrática, la transparencia, la rendición de cuentas y el respeto a las leyes”.

“Siempre viajar, siempre cambiar, pasen a ver el circo… otro país, otra ciudad, pasen a ver el circo…”.

Jaime Verdín también dijo que se creará una “comisión de vigilancia” dotada de “transparencia y libertad de acceso” para garantizar la “plena eficacia del código de ética”.

“… es magistral, sensacional, pasen a ver el circo”.

El presidente municipal ha insistido en que, de esta manera, su gobierno apuesta, y lo hace con hechos, por la “transparencia, poniendo herramientas y códigos para hacer una gestión limpia y controlada”.

“Había una vez... un circo que alegraba siempre el corazón, lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegría y emoción el circo daba siempre su función”. Tan- tán.

(Basado en: Arnoldo Kraus, La Jornada, 30/III/11; a.m., marzo 22, 25, 29, 30, 31 y abril 2, 5, 18, 2011; rebelión, 17/IV/11; La Jornada, marzo 29, 30, 2011; Koldo Campos Sagaseta, rebelión, 17/IV/11).

ESTATAL: Guanajuato: ¿estado moderno?

Mientras el 10 de marzo el gobernador Juan Manuel Oliva esparcía optimismo, asegurando que su administración aplica ya estrategias integrales para “transformar a Guanajuato en un estado moderno, con empleo, competitividad y desarrollo económico y social”. Y, como si viniera de otra galaxia, dijo que “los resultados son constatables en infraestructura, inversiones y educación. Y estos logros posicionan a Guanajuato –en México y en el mundo– como uno de los mejores lugares para invertir”, distintos organismos, con cifras de por medio, se encargaban de echarle en cara nuestra triste realidad.

Rezago educativo. En Guanajuato hay un millón 113 mil 164 ciudadanos con rezago educativo, de éstos, 371 mil 55, son analfabetas, según resultados del Censo de Población y Vivienda de 2010. Además, el 9.9% de la población con una edad de 15 años o más, es analfabeta; 14.4% no terminó la primaria y el 5.8% no concluyó la secundaria. El rezago es tal, que el 24 de febrero, el director general del Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA) reveló que Guanajuato es el cuarto estado a nivel nacional con mayor rezago educativo.

Las cifras de analfabetismo colocan a nuestra entidad por encima de la media nacional, que registra un 7.2% de personas que no tienen ningún grado de instrucción, además de ubicarse entre los primeros seis estados con un alto grado de analfabetismo, es decir, apenas debajo de Chiapas (16.8%), Guerrero (15.8%), Oaxaca (14.2%), Michoacán (11.1%) y Veracruz (11%).

Trata de personas. Guanajuato está entre las 10 entidades donde más se presentan casos de trata de personas, afirmó el director del Centro de Estudios e Investigación en Desarrollo y Asistencia Social (CEIDAS): “Esta es una de las entidades que tienen mayor incidencia de trata, por la enorme intensidad migratoria, es decir, hay muchas personas transitando por Guanajuato que son víctimas de explotación”. Dijo: “Un indicador es la cantidad de table dance, el número de lugares donde hay explotación sexual es un indicador”, al tiempo que señaló a los municipios con mayor incidencia: León, Celaya, Irapuato y Salvatierra. El director del CEIDAS aseguró que ninguna de las averiguaciones ha sido consignada, lo que significa que la Procuraduría estatal es la responsable de que ese delito quede impune. Más aun, el 18 de abril la Comisión Nacional de los Derechos Humanos especificó en su Informe Especial sobre Casos de Secuestro de Migrantes en México los sitios en los que se corre el riesgo de ser víctimas de la delincuencia, siendo Celaya y Apaseo el Alto dos de los municipios entre los 71 en el país con tramos carreteros y ferroviarios en donde se han documentado secuestros, maltratos, extorsiones, robos y ataques sexuales a migrantes.

“Por la vida”. Convocados por el gran confesor de los yunquetos, José Guadalupe Martín Rábago, apenas unos mil católicos participaron en la “Procesión por la vida” en contra del aborto, la unión entre homosexuales y la adopción de niños por parejas del mismo sexo, el pasado 20 de marzo en León, ciudad considerada como la meca del más rancio conservadurismo en nuestro país. Jóvenes católicos con rosarios o escapularios en el cuello, se enfrentaron a gritos e insultos con integrantes del movimiento Colectivo Gay León en las inmediaciones del Templo Expiatorio durante la citada “Procesión”.

Mientras unos exigían “¡Alto a la homofobia!” o “Somos la mitad del mundo, merecemos la mitad del cielo”, los contrarios les hacían frente con “La vida no hay que imaginarla, hay que respetarla” o “¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva Cristo Rey!”.

El organizador de la procesión y coordinador del movimiento Familia Pastoral, Manuel Rodríguez, suplicaba con un crucifijo al frente: “Bendícelos señor, auxílialos, ayúdales en su causa”. Por su parte, el líder del Colectivo León Gay, Fidel Negrete, señaló que se hicieron presentes en la procesión para decirle a la Iglesia que “ya basta de que se metan en la vida de cada persona y de propiciar la discriminación”.

Adolescentes suicidas. De 2006 a 2007 la tasa de suicidios creció de 3.7 a 6.03 por cada 100 mil habitantes. Según datos de autoridades del estado, hasta finales de marzo se han registrado 46 suicidios, y en el 2010 se registraron 274. Guanajuato registró uno de los aumentos más notables de suicidios del país en el último lustro. Las estadísticas del INEGI lo colocan en el número siete de entidades con mayor registro de muertes autoinfligidas. Esto último, a pesar de que opera un centro de atención de crisis sicológica desde mayo de 2007, donde han atendido más de 19 mil llamados de personas con crisis emocionales, como angustia y depresión; 60%, mujeres y 40% hombres, de entre 30 y 35 años, dice la coordinadora Gisela Martínez.

“En los siguientes 10 años el problema va a seguir creciendo a la misma velocidad de los últimos 40 años. No veo una contratendencia”, dice Borges, investigador de la UAM.

Incumple Oliva. El gobernador Juan Manuel Oliva incumplió sus promesas de casa, becas escolares y otros apoyos a nueve mujeres que fueron liberadas en septiembre del 2010, cuando purgaban condenas por homicidio a pesar de que habían sufrido abortos. Oliva liberó a las nueve mujeres presas en Guanajuato mediante una reforma legal aprobada por el Congreso, que estableció una excepción en los casos de “homicidio en razón de parentesco”, para atender una recomendación de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas en Derechos Humanos, que consideró injustos los procesos y solicitó su excarcelación.

Luego que se conoció la historia de estas mujeres, el gobierno de Guanajuato les ofreció diversos apoyos a cambio de que ya no hablaran con la prensa y de que no pretendieran pugnar por un reconocimiento legal de inocencia ante un juez. “No les cumplió nada; todavía después de su liberación las siguió jodiendo al decirles que les iban a dar casas, educación, etcétera, y lo más que llegó fue a darles despensas dos veces. No les cumplió, las siguió tratando como mujeres que sólo requieren la limosna del gobierno, y no la garantía de los derechos; otra vez las vulnerabilizó”, denunció Verónica Cruz Martínez, directora del Centro Las Libres.

De hecho, a partir de la polémica internacional desatada por este caso, se están documentando al menos 40 casos similares en otros seis estados. Algunos de ellos “son peores que los de Guanajuato”, dijo Verónica Cruz, quien precisó que se tienen conocimiento de procesos penales contra mujeres que abortaron en Querétaro, Aguascalientes, Guerrero, Baja California, Hidalgo y Puebla.

(Basado en El Heraldo de León, 11/III/11; correo, marzo 11, 27, 2011; a.m., 21/III/11; Verónica Espinosa, proceso.com, 8/IV/11; cndh.org, 18/IV/11).

NACIONAL: Educación contra la corriente

El creciente desempleo de profesionistas, técnicos y científicos demuestra que, para el común de los mortales, el valor de cambio de sus conocimientos se desvanece. Este desempleo, informó recientemente la Secretaría de Educación Pública, afecta a cientos de miles de egresados, no solamente de las carreras de derecho o administración de empresas, también están sin trabajo decenas de miles de egresados de computación e informática, ingeniería mecánica industrial, eléctrica y electrónica. Este problema no se resolverá con llamados a la buena voluntad de los empleadores y capitalistas; es un fenómeno estructural del capitalismo contemporáneo.

La constatación de la pérdida de este valor de cambio de los conocimientos es uno de los factores que explican las enormes cifras de estudiantes que abandonan la escuela o la universidad antes de concluir sus estudios. Y esto es así porque en ellos domina la idea de que la escuela sirve solamente para conseguir un empleo y ganar dinero; si la experiencia les demuestra que no sirve para eso, mejor buscan por otro lado.

Esta idea es dominante. En la encuesta realizada por el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ) en 2005, solamente 24 jóvenes de cada 100 afirmaron que la educación sirve para adquirir conocimientos; por abrumadora mayoría respondieron que la educación sirve para obtener un buen trabajo y ganar dinero. El propio IMJ apunta que “la mayoría de los jóvenes relaciona una buena educación con un mejor nivel socioeconómico, dejando de lado la formación integral y las repercusiones que puede tener en el bienestar”, y concluye que “es necesario lograr que los jóvenes revaloren la escuela y tengan en mente que el tiempo y los recursos que invierten en ella no sólo se verán reflejados en mejores condiciones económicas, sino también en mayor cohesión social y desarrollo humano”.

En estas circunstancias, el abandono de la escuela y la universidad seguirá siendo un fenómeno amplio y creciente. Podrá mitigarse con sobornos para continuar en la escuela o universidad y facilidades para obtener certificados y títulos, así mejorarán las estadísticas. Pero construir nuevas generaciones de gente realmente educada implica un cambio en los valores que dominan esta sociedad, concretamente un cambio en la valoración del conocimiento. Si, para bien o para mal, el valor de cambio del conocimiento se desvanece, es necesario rescatar su valor de uso.

De manera creciente, la solución de los problemas personales o familiares requiere de conocimientos, y en ocasiones de conocimientos avanzados. La salud, la organización de la vida cotidiana, la educación de los hijos, las relaciones laborales, los problemas de la vida urbana, implican la aplicación de conocimientos o la capacidad de gestionar los apoyos especializados necesarios.

Otro aspecto del valor de uso del conocimiento es su potencial para ayudar a desarrollarnos como personas, para encontrar el sentido de la vida y respuestas a las preguntas básicas de nuestra existencia. Asimismo, el valor de uso del conocimiento está en la posibilidad que nos ofrece para entender el mundo natural, el universo, la humanidad y su historia. La autenticidad con que se asuman estos problemas determinará la fortaleza de la motivación para estudiar con empeño y buenos resultados.

Desarrollar estas motivaciones supone que, sin caer en solemnidades ni el tedio academicista, se supere la frivolidad, estulticia y enajenación que dominan la vida contemporánea. Sería ilusorio esperar que la televisión, la radio o la mayor parte de la prensa contribuyan masivamente, como debieran, para impulsar este cambio de valoración social del conocimiento. A contracorriente, es imperioso promover este cambio en el mismo sistema de enseñanza. Es indispensable generar motivaciones intrínsecas en el educando no solamente con discursos, conferencias y demás, sino principalmente con una “reingeniería” del sistema que conduzca a que los estudiantes distingan con claridad el espacio y tiempo en que se educan, del espacio y tiempo en que se materializa el eventual valor de cambio de sus aprendizajes: la certificación de conocimientos.

(Texto de Manuel Pérez Rocha, La Jornada, 24/III/11).

INTERNACIONAL: Euskadi: improcedencia de un fallo

El Tribunal Supremo de España rechazó el pasado 23 de marzo, por mayoría, el registro del partido nacionalista vasco Sortu, por considerarlo sucesor de la formación política independentista Batasuna, declarada ilegal desde 2003 por sus presuntos vínculos con ETA. Aunque los promotores de Sortu todavía pueden recurrir al amparo ante el Tribunal Constitucional de la nación europea, la resolución comentada impide, en lo inmediato, la participación de ese partido en las elecciones locales del 22 de mayo y representa un nuevo episodio de marginación electoral de la izquierda abertzale.

El fallo referido reviste elementos inaceptables, desde cualquier óptica, en un Estado que se reclame democrático. Uno particularmente grave es que la sentencia emitida estuvo apegada, más que al estricto rigor jurídico, a consideraciones de índole política, como quedó demostrado con el razonamiento falaz, basado en impresiones y sospechas más que en argumentos, de los magistrados. Por un lado, éstos reconocieron la legalidad e institucionalidad de los estatutos entregados por la formación política vasca al ministerio español del Interior, para después descalificarlos como un ropaje formal, cosmético, retórico e instrumental, con el que Sortu busca superar el trámite de su registro, pero sin la intención de cumplirlos. Por otra parte, la negativa a reconocer el estatuto legal de ese partido con el argumento de que entre sus filas persisten algunos antiguos integrantes de Batasuna denota una aplicación facciosa y personalizada –e incompatible con las nociones fundamentales del estado de derecho– de las leyes españolas.

Por lo que hace a la condición de otorgar el registro a Sortu a cambio de que se logre la disolución definitiva de ETA, tal planteamiento resulta doblemente improcedente, habida cuenta de la ruptura actual de la izquierda abertzale con la banda separatista –el propio Sortu se desmarca explícitamente de ETA en sus estatutos y manifiesta su repudio firme e inequívoco de todo acto de violencia y terrorismo y de sus autores– y de que no hay razón lógica ni jurídica para equiparar la vocación primordialmente violenta de los etarras con los afanes legalistas de las organizaciones político-electorales de la izquierda independentista del País Vasco, por más que unos y otras persigan el mismo fin.

Por lo demás, no debe pasarse por alto el beneplácito que expresaron, una vez conocido el referido fallo judicial, los dos núcleos principales de la clase política peninsular, el opositor Partido Popular (PP) y el gobernante Socialista Obrero Español (PSOE): mientras que el primero ha tenido éxito en sus intentos por intoxicar a la opinión pública ibérica hasta el punto de convencerla de que los propósitos de negociación en el País Vasco son muestras de debilidad y claudicación ante el terrorismo, el segundo se ha desplazado de sus esfuerzos iniciales por lograr una salida pacífica y negociada al conflicto en Euskadi a un afán por demostrar, sobre todo al electorado de derechas, que puede ser tan implacable e irreflexivo como el PP: en ese espíritu, el gobierno de Rodríguez Zapatero ha extendido el combate policial a ETA hasta la criminalización de cualquier expresión de independentismo y hasta de autonomismo en el País Vasco.

(Editorial de La Jornada, 24/III/11).

INTERNACIOJNAL: Japón todo lo contamina radiactivamente

Antecedentes. Ningún totalitarismo ha estado exento de masivos accidentes nucleares, sean estatales, sean neoliberales, cuando los errores humanos de juicio y operación han contribuido determinantemente en su detonación.

Tampoco cierto tipo de humanos requiere de “accidentes” para lanzar sus bombas radiactivas a las poblaciones civiles, como fue el caso de Hiroshima y Nagasaki devastadas por EEUU.

Según el libro La decisión de usar la bomba atómica y la arquitectura de un mito estadunidense (Knopf, 1995), de Gar Alperovitz, basado en documentos desclasificados, EEUU lanzó sus dos bombas radiactivas para prevenir una invasión de la URSS a Japón, sin haber importado el “daño colateral”.

El primer accidente en la isla de Tres Millas (EEUU) en 1979 fue de corte neoliberal y su propiedad pertenecía a la antecesora bursátil de First Energy Co.

La planta de Chernobil, manejada por la URSS, es la (primera) en haber alcanzado “el nivel 7” en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES, por sus siglas en inglés) de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), hoy fatídicamente dirigida por el japonés Yukiya Amano (tan duro contra el proyecto civil atómico iraní y cuán dócil con la planta bélica clandestina israelí de Dimona).

Chernobil devastó la economía soviética y fue uno de los detonantes de su disolución tres años más tarde.

La empresa privada TEPCO –primera entre 10 de Japón y cuarta del mundo (detrás de las germanas E.ON y RWE, y Electricité de France)– es a la industria eléctrica lo que la anglosajona BP es al mundo petrolero: sus depredaciones y mendacidades no son “accidentales”, sino adictivos.

Hace nueve años la contaminadora nuclear TEPCO había ocultado y falsificado anomalías en sus plantas, lo que llevó al cierre de 17 reactores. Stephanie Cooke documenta en su libro, que resultó premonitorio –En manos mortales: una historia preventiva de la era nuclear (Bloomsbury, 2009)–, que TEPCO confesó “más de 200 incidentes durante dos décadas entre 1977 y 2002 de haber sometido falsos datos técnicos a las autoridades”.

En un caso sensiblemente tan delicado como el nuclear, donde se encuentran en riesgo la salud y la integridad sicofísica de los ciudadanos, no se puede confiar en los datos de trasnacionales volcadas en maximizar el lucro, ni mucho menos, en los “avales” de gobiernos coludidos.

Con la venia de las hilarantes “reguladoras” seudoestatales –que vigilan más la continuidad delas ganancias de las depredadoras empresas privadas que la seguridad y salud de los ciudadanos, a quienes falsamente pretenden proteger–, TEPCO ocultó numerosos “incidentes” nucleares, entre ellos uno “muy crítico” en 1978.

El terremoto de 2008 ya había orillado a que TEPCO cerrara la planta nuclear de Kashiwazaki-Kariwa. Wikileaks ha filtrado que las obsoletas plantas niponas (de “segunda generación”, cuando nos encontramos en la “cuarta generación”) no están diseñadas para soportar un temblor mayor a los 7 grados Richter. El terremoto, al unísono del tsunami, que dañó los reactores de Fukushima, fue de 9 grados Richter, es decir, sucedió lo que “técnicamente” tenía que acontecer.

Hechos. Todavía los ciudadanos del mundo no nos reponemos del pánico ambiental propiciado en el Golfo de México por la criminal petrolera privada anglosajona BP (en colusión con Schlumberger/Transocean, Halliburton y tutti quanti) cuando la irresponsablemente criminal TEPCO –que impúdicamente ostenta el logotipo mutante de Mickey Mouse (no es broma), pese a su alta letalidad ambiental nada cómica–, ha arrojado al mar aledaño 11 mil 500 toneladas de agua radiactiva (que sirvió para enfriar los reactores averiados), lo que ha perturbado a China y Corea del Sur y ha obligado a India a cesar su importación de alimentos de Japón, cuya industria pesquera deja alrededor de 18 mil millones de dólares al año (insignificante en su economía). ¿Cómo permitió el gobierno de Japón que TEPCO contamine unilateral y deliberadamente el océano, que no es su propiedad? ¿Goza TEPCO de licencia neoliberal para asesinar?

Las olas de los mares son tan pérfidas como la dirección de los vientos y se teme que el isótopo cesio 137, con una vida media de 30 años, se incorpore a la cadena alimentaria local y regional. ¿Quién deseará degustar sushi radiactivo?

Quizá sea excesivo cesar la compra de aparatos electrónicos y automóviles japoneses, pero tales son las reacciones de los consumidores presas del pánico radiactivo.

El peor escenario: el destino del plutonio 239 (con una vida media de 24 mil 200 años), proveniente de la fisión del uranio y principal componente de las bombas atómicas. Un millonésimo de gramo de plutonio, el químico más tóxico conocido hasta ahora, puede provocar cáncer. Peor aún: vivir con este temor basta para un duradero trauma sicológico.

En forma cobarde, Masataka Shimizu, director malhadado y maligno de TEPCO, se fue a esconder a un hospital con sus datos falsos.

TEPCO ha perdido “casi 85% de su capitalización de mercado desde el inicio de la crisis” (The Financial Times, 6/IV/11) y ha sido amenazada por un miembro del gobierno, Koichiro Gemba, con ser nacionalizada.

Reporteros de Der Spiegel (14/III/11) aducen que “el hecho que un desastre nuclear pueda ocurrir en la tierra de robots y carros eléctricos marca el punto de inflexión en la historia de la tecnología”; concluyen que “sea probable que Fukushima simbolice el fin del sueño de una energía nuclear manejable y la concientización de que esta forma de energía se encuentra fuera de control”.

Y eso que aún no está resuelto el grave problema de los desechos nucleares…

(Texto de Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada, 10/IV/11).

OPINIÓN: Carta de Sicilia

Extracto de la carta que Javier Sicilia publica en la edición 1976 de la revista Proceso.

El sábado 2 de abril por la tarde en la explanada del zócalo de Cuernavaca, el poeta Javier Sicilia anunció su retiro de la poesía y leyó en público la que dijo será su última composición dedicada a su joven hijo asesinado, Juan Francisco.

“El mundo ya no es mundo de la palabra./ Nos la ahogaron adentro/ como te asfixiaron/ como te desgarraron a ti los pulmones/ y el dolor no se me aparta./ Sólo tengo al mundo./ Por el silencio de los justos/ sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo…/ El mundo ya no es digno de la palabra, es mi último poema, no puedo escribir más poesía... la poesía ya no existe en mí”.

Al concluir la lectura Sicilia dejó la plaza de armas, acompañado de muestras de cariño y solidaridad.

El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor.

No quiero, en esta carta, hablarles de las virtudes de mi hijo, que eran inmensas, ni de las de los otros muchachos que vi florecer a su lado, estudiando, jugando, amando, creciendo, para servir, como tantos otros muchachos, a este país que ustedes han desgarrado. Hablar de ello no serviría más que para conmover lo que ya de por sí conmueve el corazón de la ciudadanía hasta la indignación. No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia de cada uno de los muchachos destruidos. Para ese dolor no hay palabras –sólo la poesía puede acercarse un poco a él, y ustedes no saben de poesía–. Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es fruto de lo que no pertenece a la naturaleza –la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada–, desde esas vidas mutiladas, repito, desde ese sufrimiento, desde la indignación que esas muertes han provocado, es simplemente que estamos hasta la madre.

Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida; estamos hasta la madre, porque la corrupción de las instituciones judiciales genera la complicidad con el crimen y la impunidad para cometerlo; porque, en medio de esa corrupción que muestra el fracaso del Estado, cada ciudadano de este país ha sido reducido a lo que el filósofo Giorgio Agamben llamó, con palabra griega, zoe: la vida no protegida, la vida de un animal, de un ser que puede ser violentado, secuestrado, vejado y asesinado impunemente; estamos hasta la madre porque sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones; estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no sólo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia; estamos hasta la madre porque a causa de todo ello la ciudadanía ha perdido confianza en sus gobernantes, en sus policías, en su Ejército, y tiene miedo y dolor; estamos hasta la madre porque lo único que les importa, además de un poder impotente que sólo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche “competitividad” y del consumo desmesurado, que son otros nombres de la violencia.

De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido.

(Texto de Javier Sicilia, proceso.com, 3/IV/11).

EDUARDO GALEANO: “La independencia es otro nombre de la dignidad”

Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano.

Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos: Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no están, pero siguen estando.

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Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.

Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.

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Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a respirar, que ya parecía perdido.

Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío: en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida, una tarea por hacer, que nos convoca cada día.

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En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.

Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.

Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:

Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.

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Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.

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Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:

Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.

Y también:

Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.

Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.

A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:

Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?

Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.

A los ochenta años, escribió:

Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.

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Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.

Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?

¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.

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Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.

Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.

Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.

Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.

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Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.

Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.

Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.

Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.

Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.

Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.

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Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?

Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:

A veces. Depende de la hora.

Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.

Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.

Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.

Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.

Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: “Nadie nos va a mentir nunca más”?

Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

(Texto de Eduardo Galeano, La Jornada, 23/II/11).

MARIO VARGAS LLOSA: Vargas Llosa, intelectual orgánico

Desde que trascendió que Vargas Llosa inauguraría la Feria Internacional del Libro (FIL) de Buenos Aires, el 20 de abril, levantó una vigorosa protesta de los intelectuales argentinos. El agitador comercial del grupo Prisa les respondió: “¿Qué clase de Argentina quieren...? ¿Una nueva Cuba?”. Cínicamente, puso de ejemplo al Che Guevara: “...quien no era `nacionalista' porque... se jugó la vida por sus ideas revolucionarias y socialistas” (“Piqueteros intelectuales”, El País, 13/III/11).

El escritor peruano Mario Vargas Llosa publicó (el 13 de marzo) en España y Argentina una columna en torno de la polémica suscitada por la invitación a inaugurar en Buenos Aires la FIL. En el texto, el Premio Nobel de Literatura alude a Horacio González, cuya carta inicial a la Fundación El Libro generó la discusión. Aquí, la respuesta del ensayista.

Largas a Vargas. Como veo que usted ha escrito en El País y lo ha reproducido La Nación, algo que en ciertas épocas se llamaba un brulote, debo responderle. Pensé, Vargas, que todo estaba claro. Que la polémica que resta se haría de un modo adecuado. Escribo esta nota para seguir defendiendo que sea así, y para ello deberé insistir una vez más que donde usted, Vargas, ve barbarie, hay civilización. Entonces, daré largas a Vargas. Es cierto que mi primera carta se prestaba a interpretaciones de diversa intencionalidad (por eso, fue aclarada y para que quedara aún más clara, retirada por indicación de la Presidenta; había volado la imaginación de varios diarios y del propio Vargas Llosa, que recordó la censura de sus libros durante el gobierno militar, en una extrapolación que no la hubiera hecho mejor su estrambótico personaje, el locutor de La Tía Julia y el escribidor). Pero la carta, al decir “lo invito a reconsiderar” y otras expresiones parecidas, no intentaba dar ninguna indicación a las autoridades de la Feria contrapuestas a la presencia de Vargas Llosa, sino a seguir interpretando la inauguración como el espacio de la voz de escritores que evitaran las típicas efusiones de cruzados de una organización política, que ante cualquier crítica menor estallan al grito de “inquisición, inquisición”. Luego, bienvenida su charla. Está muy claro que nunca hubo una supuesta cruzada contra el cruzado, limitándole sus libertades al Sr. Marqués. Cualquier espíritu que sepa evitar las zancadillas del prejuicio, la arrogancia o la testarudez, sabe que no fue así. Pero es una pena que Vargas Llosa se deje llevar por sus relaciones peligrosas. Relaciones peligrosas es una novela del siglo XVIII escrita a través de epístolas. Algo me dice, pues, esta cuestión de las cartas. Acepto que aun siendo ellas ingenuas, pueden parecer aventuradas. El tema de aquella novela admite una descripción, el encanto del libertinaje, tema de Vargas Llosa. Ahora sé que también es tema del cual también debemos ocuparnos.

En sus cartas recientemente publicadas Vargas Llosa da prueba de su mala fe (pero poco sartreana en este caso), al creer que escribe contra censores y nacionalistas. Busca enemigos fáciles, a priori repudiados en el mundo globalizado en el que se mueve. ¿Qué peor que el inquisidor y el aldeano reducido a su necedad, el pobre individuo obturado por su cerrazón? ¿Contra eso discute usted, Vargas Llosa? Si es así, no es un polemista genuino, dispuesto a comprender razones y argumentos de sus contrincantes. Se mueve dentro de grandes clichés despojados de espesura, esos que le festejan las derechas mundiales. No vacila, en la cumbre de su fervor por la bravata –una fruición que domina a la perfección, pero con una superficialidad que en general no tienen sus novelas–, en arrojarnos a Ernesto Guevara o a Alberdi como inculpación, y al universalismo democrático y republicano como cartilla que no poseeríamos. ¡Meras argucias del pobre polemista mal informado!

Cuando usted escribió la saga de Roger Casemet, un alma conversa que pasa de su condición de agente humanitario del Imperio Británico hasta tornarse representante juramentado del Alzamiento protagonizado por la Hermandad Republicana Irlandesa, había demostrado mayor sensibilidad hacia las ideologías del siglo, los tormentos espirituales de los hombres combatientes o los rasgos mesiánicos de las raras criaturas antiliberales que pueblan el retablo revolucionario. Se dirá que el novelista promueve un interés especial por figuras que condenará en cambio el polemista de derecha, y que las dos esferas están separadas. Cierto, pero asombra la ligereza con que actúa con personas que no conoce, cuyo pensamiento no ha consultado, montándose así en previos eslabones de desprecio solventados por el grupo Prisa. En efecto, todo es muy rápido. No podemos comprender que como novelista alguien atienda bien las múltiples conciencias de sus personajes, y como polemista sea un prejuicioso señorcito, manido de sus certezas cortesanas, sin saber el significado real del episodio que lo involucra, paseándose por el mundo impartiendo condenas episcopales y dando cátedra sobre cómo fingirse víctima y actuar como un damnificado, que no lo es. No sabíamos cuánto le gustaban Alberdi y Che Guevara, señor Vargas Llosa, si no lo hubiéramos invitado a alguna mesa redonda sobre estos temas. Pero entonces allí sería necesario considerar diversas cuestiones. Nuestro universalismo parte efectivamente del concepto de pueblo-mundo de Alberdi, expresado en oportunidad de su oposición a la guerra contra Paraguay y la simultánea guerra Franco-Prusiana. Habría que ver qué piensan sus actuales amigos sobre esos puntos. No es el mismo universalismo del abstracto cosmopolitismo globalizado, sino que es el internacionalismo con atributos libertarios, que en nuestro caso mucho inspiramos en un Jorge Luis Borges, estación que queda muy lejos de la parada Vargas Llosa.

Le informo, mi amigo, que la Biblioteca Nacional de la Argentina, entre sus tantos linajes histórico-literarios (el morenista, el groussaquiano, el nacional-popular democrático), cultiva el de Borges, especialmente en lo que se refiere al tratamiento de las fantasmagorías complementarias de la historia. Hay una de ellas, la del “tema del traidor y del héroe” que usted, Sr. Vargas Llosa conoce bien, pues en él se inspira para escribir El sueño del celta. A condición de que esa circularidad de figuras contrapuestas no paralice la historia, es un buen ejercicio ético para cultivar una prudencia esencial para juzgar los grandes caracteres del movimiento social. Si Vargas Llosa sabe de esto, ¿por qué insiste en un juego menor de considerarse la víctima que no es, el censurado que no es, el perseguido que no es, el humillado que no es y, en última instancia, el liberal que no es? Sí, porque el liberalismo, tradición ideológica compleja, incluye la consideración absoluta por los argumentos que surgen del Otro, de ahí que las grandes filosofías del siglo XX son filosofías del Otro en diálogo trascendente con las filosofías del liberalismo de otras épocas.

Me refiero a las grandes herencias del hegelianismo, el marxismo, la fenomenología, el existencialismo, el psicoanálisis lacaniano, y sin duda también de Heidegger, cada uno con sus diferencias y dificultades. No hacen otra cosa que replicar en variados ambientes históricos las grandes conquistas antiabsolutistas del liberalismo revolucionario. La conversión incesante a la que Vargas Llosa somete a sus personajes y opiniones, lo hace hoy un protagonista especial de la transformación del liberalismo de la alteridad (y algo de eso sabía cuando le escribió su buena carta a Videla para pedir por los escritores desaparecidos) en un liberalismo repleto de astucias aprendidas en los laboratorios de una derecha internacional poco afecta al debate, pero insaciable en la invención de villanos y esperpentos con los que sería pan comido debatir. No somos eso, Sr. Vargas. Si desea discutir, cuando dé sus conferencias entre nosotros, trate de afinar sus argumentos para que no sean simples fachadas con las cuales confundir a las buenas conciencias sobre los gobiernos populares que usted busca debilitar. Lo escucharemos de todas maneras, pero lo preferimos en su mejor agudeza antes que en su enunciación chicanera. No le hace bien quedar a un nivel inferior a la de las más débiles “zonceras” que el escritor argentino Arturo Jauretche supo criticar con ironía.

Si se le pudiera decir algo a Vargas Llosa –a su sensibilidad de novelista, no de articulista mal informado– le indicaríamos que deje de inventar hombres infames y réprobos, prefabricados en el laboratorio creado por alquimistas duchos en moldear marionetas como contrincantes, con las que les sería fácil discutir y derrotar sin la molestia del argumento. Si aun no le molesta argumentar, Sr. Vargas, ensaye hacerlo con nosotros, que no somos lo que usted caricaturiza sin resguardar estilo ni cuidado. El buen liberal, si no es excesivamente de derecha, dice que el ser es lo que es, pero que puede cambiar. Usted, como liberal, parece en cambio un arrebolado dialéctico de las catacumbas más atrevidas: el ser no es lo que es y es lo que no es. Y así, le gusta debatir contra espectros de su propia imaginación y encima se convierte en guevarista. Se lo festejamos. Cuando ofrezca sus conferencias quizás tendrá oportunidad de aclararnos tantas confusiones, y si se lo permite su papel de monarca en el Olimpo desde los que manda sus rayos de Júpiter sin averiguar de qué se trata, acaso se anime a debatir estos temas sin recurrir a injurias, que no lo favorecen, pues incluso el arte de injuriar requiere estar antes bien informado. Relea los consejos de Borges al respecto. O vea cómo debatieron, escribieron y formularon un universalismo desde su circunstancia peruana, José Carlos Mariátegui o César Vallejo. Confío, Vargas, que no los haya olvidado.

Fuimos nosotros los que dijimos que lo respetábamos como novelista, no sólo las suyas de los inicios, sino también las de su madurez. Es que tuvimos en cuenta para eso la condición amplia del lector contemporáneo, el lector que a pesar de ser buen custodio de sus propias exigencias, también se entrega a las obras bien planeadas y escritas, aunque salidas de un gabinete de recursos y géneros que ya no reservan sorpresas mayores. Si nos colocamos en las posiciones más rigurosas, es evidente que este es su caso, al ofrecer ahora una novelística para un lector abstracto internacional, facturada con buenos recursos, pero ajena a la aventura de las lenguas que se piensan a sí mismas en su argamasa interna de disonancias y experimentaciones.

Ahí, nos permitimos dudar de que usted siga frecuentando los horizontes de la gran novela –las de Faulkner, Conrad o Flaubert que esgrimiera en sus primeros escarceos–, sustituidas apenas por las técnicas del buen artesano. Créanos, Vargas Llosa, abra su escucha a quienes no sólo no lo censuramos ni lo injuriamos, escuche a quienes bien lo hemos leído y decidimos entablar una discusión con usted; no asemeje su labor literaria en lo que le queda de elegante, bien resuelta, sin duda ingeniosa, con los atributos del panfletista desflecado (adjetivo de David Viñas), que ve amenazas inexistentes, horrorosos nacionalismos, inquisidores atrabiliarios y otras yerbas del bestiario del ciudadano exquisito. ¿Nosotros atados a los postes restringidos de cualquier cierre cultural? No, amigo mío: somos hijos de José Martí, universalista latinoamericano, y de José Lezama Lima, poeta irredento. Nunca nadie quiso impedir sus conferencias; ahora le pedimos que las dé si es posible con los temas de este debate, que se informe adecuadamente sobre las ideas que trata de embestir, y una vez cumplido, que trate de exponer caballerescamente sus ideas, como en otros tiempos supo hacerlo. La ciudad que todos deseamos ver sin el mundo viscoso de las órdenes y oscuros poderes que usted caracterizó y criticó muy bien en sus primeros escritos, lo espera para un digno debate. No se hurte de él con esas fáciles prisas por el agravio inútil.

(Texto de Horacio González, página 12, 14/III/11).