domingo, 25 de abril de 2010

PORTADA: Genaro Vázquez Rojas

Las condiciones miserables e infrahumanas impuestas por la oligarquía en perjuicio de las mayorías de nuestro pueblo, hacen necesarias una vez más las montañas del Sur del País.

Estos montes, que sirvieron de trinchera a nuestros héroes de la Independencia y la Revolución, serán escenario de la última batalla definitiva que la clase campesina tiene que librar para su total liberación.

La burguesía y los caciques, deshonestos y voraces, sintiéndose apoyados por las tropas del imperialismo norteamericano, al igual que en otros tiempos, se considera intocable y eterna y abusa de esta situación de privilegio para humillar y asesinar a las masas de hambrientos campesinos y obreros que reclaman justicia o piden que sus derechos sean respetados.

A pesar de los esfuerzos que requiere esta guerra iniciada, es preciso llevarla al cabo hasta sus últimas consecuencias para terminar de una vez y para siempre con los caciques que se han apoderado de las tierras y de todo aquello que produce alimentos.

Desde ahora deben combatir a sus enemigos con las armas en la mano y en el terreno que ellos desconocen.

Para quien tenga una duda recuerde las hazañas de Morelos, Zapata y Villa.

Palabras de Genaro Vázquez Rojas, muerto el 2 de febrero de 1972.

EDITORIAL: Aquí estamos…

Aquí estamos, no nos hemos ido.

No nos asusta la amenaza.

El desafío es el mismo de siempre: O comanda la gran burguesía para sus intereses o gobierna el pueblo para su bienestar.

A la plutocracia hay que clavarle un puñal hasta que se acabe.

Con la verdad, la ética y la palabra justa podemos ayudar a derrotar la necrofilia. Desde los Juan Manuel Oliva, pasando por los Miguel Márquez hasta Jaime Verdín son necrófilos. “El individuo necrófilo puede realizarse con un objeto –una flor o una persona– únicamente si lo posee; en consecuencia, una amenaza a su posesión es una amenaza a él mismo; si pierde la posesión, pierde el contacto con el mundo… El necrófilo ama el control y, en el acto de controlar, mata la vida” sostiene Erich Fromm.

Plutocracia significa necrofilia, amor a la muerte y desprecio por el hombre.

Y por los arrabales adentro, San Francisco se percibe diferente. A pesar de la llamada “libertad de expresión”, los medios electrónicos (sobre todo radio y TV) actúan como portavoces del gobierno en turno, mientras que los medios de comunicación escrita repiten las mismas alienantes noticias e imágenes: el morbo bailando alrededor de la muerte, fruslerías de vedette y animadores, entuertos políticos encubridores… y nada de lo que realmente ocurre en los arrabales y adentro de San Francisco.

Tal vez León Felipe tenía razón: “¡Smile, smile, smile!/ Polvo es el aire,/ polvo de carbón apagado…/ y el mercader y el gobernante/ pregonando sonrisas/ para esconder la sombra/ y la miseria”.

La pregunta: ¿Qué está pasando en las escuelas que están produciendo ciudadanos de dudosa calidad cívica y moral?

Ignacio Lewkowicz es contundente: “…la escuela no es más el soporte de la subjetividad oficial, sino que es una empresa más en el mundo de las empresas, es un servicio más en el mundo de los servicios”.

Más claro y sencillo: actualmente las escuelas son depósitos y la educación un servicio y no un derecho.

Es urgente e imprescindible discutir sobre políticas educativas en este “Bicentenario”.

Paulo Freire lo expuso así: “¿A quién está sirviendo la educación? ¿A favor de quién y a favor de qué?”.

Es imprescindible reflexionar sobre políticas educativas… Y los líderes del sindicato magisterial sólo reclaman más salario, cargos docentes y presupuesto a cargo del erario. El ejemplo más claro lo proporciona la Secundaria Vicente Frausto Alcaraz, en la que maestros reclaman el cumplimiento de lo convenido tanto a las autoridades estatales como a los líderes sindicales de la sección 45 del SNTE. El pasado 26 de febrero, en la inauguración de los Juegos Magisteriales 2010, Raúl Aguilar Chávez (exdirector de la citada institución educativa), del Comité de Elecciones, y en representación de Ángel Macías, secretario general de la sección 45, nada dijo respecto del reclamo de los maestros que se sienten agraviados; celoso de su cargo, prefirió guardar silencio; sin embargo, apenas comenzó su discurso, le llovieron los abucheos y las silbatinas. Y eso que ahí estuvo presente el primer panista del municipio.

Por ello, es preciso que al discutir sobre políticas educativas se piense en las acciones u omisiones del Estado al definir la dirección, el sentido, la organización y los contenidos del sistema educativo nacional.

Con todo, habrá quienes sinteticen la labor educativa de antaño, y que bien podría escucharse en este Bicentenario: “La escuela pública creada conforme a su imagen ha fijado la Patria en el alma de los niños”.

Es imprescindible reflexionar sobre las políticas educativas que hoy se encuentran en franco deterioro…

Un dato: la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) ha influido mucho con sus intelectuales y sus enfoques sociopedagógicos. Es preciso descubrirlos.

La FLACSO nació en 1957 por iniciativa de la UNESCO en plena Guerra Fría y hoy, por ejemplo, en su sede de Argentina tiene a la Fundación Ford y a la Fundación Repsol YPF como “a las instituciones con las que FLACSO se ha asociado”. En su página web se puede leer: “FLACSO-Argentina ha sido seleccionada por la Organización Mundial del Comercio para ser sede, durante los próximos cuatro años, de la cátedra OMC”.

Cabe insistir: parafraseando a Lewkowicz: actualmente las escuelas son depósitos y la educación un servicio.

“FLACSO ha hecho (y hará) un buen trabajo…”. Es parte de los discursos “progresistas” apostando por la necrofilia. Maestros de la retórica en provecho de la plutocracia.

En definitiva, el desafío es el de siempre: parir la democracia.

Y como diría Esteban de La Boétie: no se trata de asesinar al tirano sino de vencer la tiranía. “Resolvéos a no servir más y he ahí que ya sois libres. No quiero que lo empujéis o lo tiréis por tierra, sino sólo que no lo sostengáis, y lo veréis, como a un gran coloso a quien se le ha sustraído la base, caer por su propio peso y romperse”, sentenció el cura de Boulhonas.

Acompáñenos pues, una vez más, en una nueva edición de génesis.

(Basado en un texto de Andrés Sarlengo, argenpress, 11/II/10; a.m., febrero 27 y 28, 2010).

EDITORIAL: José Saramago: Ateo pesimista y genio lúdico

Desde su infancia en el seno de una familia de campesinos sin tierra hasta el Premio Nóbel de literatura, la trayectoria del escritor portugués José Saramago es excepcional. A los 87 años, continúa combatiendo la apatía intelectual. La literatura no le ha sido servida en bandeja de plata. “Yo no he sido educado en medio de libros, he tenido que ir a buscarlos”, señala José Saramago, que recuerda, a menudo, sus raíces bereberes y su infancia modesta. El escritor nació en 1922 en una pequeña localidad del centro de Portugal, en el seno de una familia de campesinos “sin tierra” analfabetos. Hacer estudios no era factible. Adolescente, abandona el instituto para seguir la formación de cerrajero, aunque soñando con llegar a ser escritor. Ávido de lecturas, frecuenta la biblioteca de Lisboa. Auténtico autodidacta, escribe muy pronto y publica, sin éxito, una primera novela a los 25 años. Diseñador industrial, corrector, encargado de producción en una editorial, más tarde periodista, sólo será a los 58 años cuando se dedique definitivamente a la literatura, después de haber participado activamente en 1974, en la Revolución de los Claveles. “Me dije: es el momento, ahora o nunca de saber si puedes ser lo que crees que eres, un escritor”.

Aunque llega tarde a la escena literaria portuguesa, Saramago se impone en ella durante los años 80, publicando “Alzado del suelo”, una novela épica sobre la revuelta de los campesinos pobres, que despierta la memoria colectiva de un pueblo machacado por más de treinta años de dictadura. Siguen, en menos de cinco años, tres novelas mayores: “Memorial de Convento”, “El año de la muerte de Ricardo Reis” y “La balsa de piedra”. Obras que revisan con una ironía volteriana los mitos de la historia portuguesa. Genio lúdico que no duda en recurrir a lo fantástico, el estilo, el “estilo Saramago”, es torrencial, de una rara riqueza sonora, liberado por una puntuación reducida al mínimo indispensable. Sin embargo su obra está lejos de lograr consenso, no tanto por sus cualidades literarias como por razones políticas. “El evangelio según Jesucristo”, publicado en 1991, suscita un escándalo nacional. El escritor realiza aquí el retrato de un dios cansado del pueblo hebreo, que decide, gracias a la intervención de Jesús, extender su influencia al mundo entero. Pero resulta que Jesús se rebela, se une con una prostituta llamada María Magdalena… y rechaza morir para fundar una nueva religión. Una insolencia herética muy pasoliniana que ocasiona una protesta airada de sus compatriotas católicos. El gobierno le acusa de “atentar contra el patrimonio religioso de los portugueses” y censura el libro sin ningún proceso.

Aunque retirado a la isla de Lanzarote, Saramago no renuncia a nada. Publica entre otras “Ensayo sobre la ceguera”, violenta alegoría sobre la deshumanización de mundo. En 1998, la academia sueca recompensa el genio del escritor. A los 76 años, recibe el Premio Nóbel de Literatura, lo cual no gusta nada al Vaticano que, lamenta su “visión políticamente orientada y antirreligiosa”. Él declara: “el Nóbel es como Miss Portugal, el año próximo se la habrá olvidado”. Desde luego, el escritor no tenía necesidad de esta consagración suprema, él, que mantiene un vínculo permanente con sus lectores.

Sin embargo, el Nóbel le habría podido asegurar una acogida más calurosa entre sus compatriotas católicos. Pero la Iglesia no parece haber tragado la píldora. El pasado octubre, la publicación en Portugal de su nuevo libro “Caín”, un retrato muy personal del personaje bíblico, desencadenó una nueva polémica, el episcopado le acusaba de entregarse a una “operación publicitaria”. “La Biblia es un manual de malas costumbres que ha tenido una influencia muy grande sobre nuestra cultura y hasta sobre nuestra manera de ser”, replica Saramago. “Sin la Biblia, seríamos otros, probablemente mejores”. Y añade que su libro “no causará problemas en la Iglesia porque los católicos no leen la Biblia”.

La suerte está echada. Porque, más allá, de su inagotable talento de novelista, Saramago es un ensayista hábil y divertido, como lo testimonian las crónicas que publica en su página en la red desde 2008. Del conflicto israelí-palestino a la elección de Barack Obama, pasando por su interpretación de la Europa neoliberal, Saramago, este “ateo pesimista”, como se define a sí mismo, proporciona análisis sobre política internacional. Pesimista pero no desesperado, de una ironía glacial, este “cuaderno” es un concentrado de inteligencia, un testimonio esencial de una de las grandes conciencias contemporáneas.

(Texto de Maude Vergnol, rebelión, 7/II/10).

EDITORIAL: Las empresas toman la democracia de EEUU

El 21 de enero de 2010 quedará registrado como un día oscuro en la historia de la democracia de Estados Unidos y su declive. Ese día, la Corte Suprema dictaminó que el gobierno no puede prohibir que las compañías hagan aportaciones económicas en las elecciones.

La decisión afecta profundamente a la política gubernamental, tanto en el plano interno como en el internacional, y anuncia incluso mayores conquistas de las corporaciones sobre el sistema político de Estados Unidos. Para los editores de The New York Times, el fallo “golpea el corazón mismo de la democracia” al haber “facilitado el camino para que las corporaciones empleen sus vastos tesoros para inundar (con dinero) las elecciones e intimidar a los candidatos electos para que obedezcan sus dictados”.

La Corte estuvo dividida, cinco contra cuatro. A los cuatro jueces reaccionarios (engañosamente llamados conservadores), se les sumó el magistrado Anthony M. Kennedy. El magistrado presidente, John G. Roberts Jr., maniobró en la Corte con el fin de hacer aprobar un dictamen de gran alcance que revierte un siglo de restricciones a las contribuciones de las empresas en las campañas federales.

Ahora, los gerentes de las compañías podrán, de hecho, comprar directamente comicios. Es bien sabido que las contribuciones empresariales, en ocasiones envueltas en paquetes complejos, pueden inclinar la balanza en las elecciones y, así, dirigir la política. La Corte acaba de entregar mucho más poder a ese pequeño sector de la población que domina la economía.

La Teoría de inversiones de política, del economista político Thomas Ferguson, ha constituido durante mucho tiempo un exitoso pronóstico de la política gubernamental. La teoría interpreta las elecciones como ocasiones en las que segmentos del sector privado se unen para invertir en el control del Estado. La decisión del 21 de enero refuerza los medios para socavar la democracia funcional.

El trasfondo es revelador. El juez John Paul Stevens admitió que “desde hace tiempo se ha sostenido que las corporaciones están amparadas por la Primera Enmienda (la garantía constitucional de la libertad de expresión, que incluye el derecho a apoyar a candidatos políticos)”.

El fallo de 21 de enero llegó tres días después de otra victoria para la oligarquía: la elección del candidato republicano Scott Brown para reemplazar al finado senador Edward M. Kennedy, el león liberal de Massachusetts.

La elección de Brown fue presentada como una “rebelión populista” contra la elite liberal que maneja el gobierno. Los datos de la votación revelan datos interesantes: una alta votación en los suburbios ricos y baja en las áreas urbanas demócratas contribuyeron a la victoria de Brown. “Un 55% de los votantes republicanos dijo estar muy interesado en la elección, en comparación con un 38% de los demócratas”, según la encuesta de The Wall Street Journal/NBC. De manera que los resultados fueron, en realidad, una revuelta contra las políticas del presidente Obama: para los ricos, no estaba haciendo lo suficiente para enriquecerlos aún más, en tanto que para los sectores pobres, estaba haciendo demasiado en favor de los poderosos.

La ira popular es perfectamente comprensible, dado que los bancos están prosperando gracias a los rescates, mientras que el desempleo se ha elevado al 10%. En el sector de la manufactura, uno de cada seis está sin trabajo: un desempleo similar al de la Gran Depresión. Además, la financiarización creciente de la economía y el desplome en la industria productiva, hacen que las perspectivas de recuperar los empleos que se perdieron sean sombrías.

El programa de atención médica de Obama fue, en efecto, un factor en la elección de Massachusetts. Los titulares están en lo correcto cuando informan que la gente está contra tal programa. Las cifras de la encuesta explican por qué: la iniciativa no llega lo suficientemente lejos. El sondeo de The Wall Street Journal/NBC reveló que la mayoría de los votantes desaprueba el manejo del sistema de salud tanto por los gobiernos republicanos como por Obama.

El fallo del 21 de enero eleva nuevas e importantes barreras para superar la grave crisis del sistema de salud o para afrontar asuntos tan críticos como las inminentes crisis ambiental y energética. La brecha entre la opinión pública y la política pública es cada vez mayor. Y el daño a la democracia estadounidense es tan grande que difícilmente se puede exagerar.

(Texto de Noam Chomsky, rebelión, 7/II/10).

MUNICIPAL: Los renglones torcidos de la justicia

En algún lugar intrincado y sinuoso, entre los recovecos de la legalidad se encuentra el imponente monopolio de la violencia; y en ese entorno incomprensible, deambula la verdad en un oscuro laberinto... El domingo 31 de enero en Ciudad Juárez, un comando armado incursionó en una fiesta de cumpleaños y asesinó a quince jóvenes. La masacre enfatiza el ambiente de violencia e inseguridad en una ciudad que ha trascendido el ámbito nacional por la opacidad y la impericia para resolver los grotescos asesinatos de mujeres. Durante años y en secuencias casi rítmicas, se incrementó el nefasto legajo de las “muertas de Juárez”, se reveló el negro porcentaje de la impunidad, se exhibió la ineficacia de las autoridades y se exacerbó la indignación social ante las explicaciones, intrincadas e inauditas, de los órganos de justicia. También en San Francisco, las autoridades siguen jugando a la ruleta rusa, al pretender sofocar la crispación social a punta de intimidatorios operativos con “fuerzas municipales y estatales” con los que supuestamente “blindan” el municipio. Por ejemplo, la noche del pasado 6 de febrero se detuvo y cateó a más de 300 personas, cinco vehículos fueron incautados y enviados a la pensión, se aplicaron doce infracciones de tránsito, 24 individuos que gozaban de las delicias de una noche desatada y cachonda fueron detenidos por supuestas “faltas administrativas” y hasta dos bicicletas fueron recogidas, como una muestra más de que la prepotencia y la impunidad siguen gozando de cabal salud en el municipio. Los elementos policiacos, acompañados de personal adscrito a la Dirección de Fiscalización y a la de Salud Municipal, se dieron vuelo cateando y manoseando a toda mujer que tuvo la mala suerte de no contar con su “carnet” en los night clubs, como es el caso del Safari o La Selva, lugares que congregan buen número de parroquianos cada fin de semana con la idea de pasar un rato en compañía de licor y bellas damitas, cuyos cuerpecitos apenas cubiertos de vaporosas ropas son la atracción de tales lugares. La carne llama a la carne, dicen. Sin embargo, conforme se profundiza la descomposición del país, los “operativos” muestran su inutilidad: aumenta el índice de todo tipo de robos, de asaltos y de violencia en el municipio. Desesperadas, las autoridades policíacas dan palos de ciego, simulando que “trabajan para proteger a la sociedad”. Ahí tenemos las palabras del inútil y corrupto jefe de Seguridad Pública de San Francisco: “apelo a la buena voluntad de la población para que juntos trabajemos con el fin de frenar los robos”. Así de fácil, sin dar detalles de cómo es que espera que la ciudadanía se una en torno a las autoridades para “juntos enfrentar a la delincuencia”, sin ofrecer los mecanismos que hagan posible que la población comprenda en qué consiste eso de “autoprotegerse para lograr mejores resultados en contra de la delincuencia”. No contento con lo anterior, el jefe policiaco muestra su total ineptitud cuando declara que “se analizará la problemática que existe en el municipio en cuestión de robos, reforzándose la operatividad para cambiar estrategias que ayuden a prevenir la comisión de delitos”. Lo dicho: están dando palos de ciego. No saben qué hacer. Y eso es peligroso, porque la seguridad del municipio está en manos de un verdadero incompetente. Lo que queda claro es que la persecución de los delitos sigue los caminos en perjuicio siempre de los más jodidos; queda patente que la procuración de justicia se realiza en vericuetos insostenibles, que las investigaciones siguen líneas sinuosas y complicadas que no conducen a su esclarecimiento, porque en ese entorno incomprensible, la verdad errante se desvanece en un oscuro laberinto. Así pues, y en un claro contexto de “debilidad institucional” y de carencia de tacto político, es que el pasado 12 de febrero un grupo de colonos de La Estación, molestos por la obstrucción al tránsito por debajo del claro del puente del recién inaugurado distribuidor vial, amenazaron con bloquear la circulación en la mencionada vía si sus peticiones no eran satisfechas. “Estas son chingaderas. Este es su pinche distribuidor de oportunidades. Bola de rateros mentirosos… ¿Quieren balazos cabrones?… Y díganle al barbón ese del Verdín, que de la cara, que no mande gente que nomás se hace bolas”. Decían quienes pusieron en evidencia la fragilidad de la autoridad. ¿Cuál fue el origen del problema? Cerrar el acceso a La Estación por debajo del claro del puente: sin previo aviso, los conductores de vehículos particulares y los autobuses de servicio de rutas se encontraron con que ya no podían entrar a la citada comunidad; lo tenían que hacer por una vía alterna. La gente se sintió burlada y tronó: “Ustedes son funcionarios, les vale madre nuestra seguridad. Ustedes van y cobran cada quincena y es un ingreso seguro. ¿Y nosotros que pagamos impuestos? ¿Nosotros que vivimos o trabajamos aquí, que dependemos de la actividad que hay aquí? Ustedes nunca vinieron a informar. ¿A quién le preguntaron si estaba de acuerdo en hacer esta pendejada de bloquear el acceso? ¿Cuándo informaron de sus planes a fin de que la gente tomara sus precauciones? ¡Nunca!”. Ahí estaban en medio de la confusión y la ofuscación el director de Desarrollo Urbano, Gabriel Rentería, y el de Obras Públicas, Asustín López F. Este último, tembloroso y con la boca seca, seca, ya no sabía cómo salir de la ratonera. Y, para aumentar las angustias de la presente administración municipal, el 3 de marzo el diario a.m. dio a conocer que la empresa de Ferrocarriles le ha dado un plazo de sesenta días al municipio para que “haga algo” a fin de que se evite el tráfico vehicular por debajo del puente. Es decir, la autoridad responsable tiene que encontrar la manera de no enturbiar aun más su relación con los habitantes de La Estación. Así, se escribió una página más de esta “histórica administración municipal” –para utilizar las palabras de los apologistas panistas locales– “que, indudablemente, tendrá consecuencias importantes sobre las generaciones futuras”.

(Texto basado en Laura M. López Murillo, argenpress, 9/II/10; a.m., febrero 8, 12 y 13, 2010; a.m., 3/III/10).

MUNICIPAL: SAPAF: la perla negra

En algún lugar de la prosperidad, cuando se diseñaron las aristas de esta nefasta realidad, el entorno del mercado absorbió todas las manifestaciones de la vida, y desde entonces, la curvatura del horizonte se diluye inexorablemente en la cuadratura de un criterio materializante. Desde el ocaso de la modernidad, el devenir histórico de la especie humana ha sido un largo y sinuoso camino hacia la deshumanización. Hoy por hoy, la oferta y la demanda son las leyes universales que rigen al mundo porque desplazaron y sustituyeron a las leyes que alguna vez explicaron la compleja condición de la especie humana. El índice de precios y cotizaciones destrozó la palanca con que Arquímedes movía al mundo; el filo de la espada de Damocles se disolvió ante la discrecionalidad con que se procura la justicia; la mágica proporción que demostraba la esencia estética de todo lo existente sufrió una vulgar factorización cuando se convirtió a una escala monetaria. Ahora, el único elemento que confiere poder, y todos los privilegios implícitos, es el dinero; el único entorno donde es posible subsistir es el mercado. Todos los derechos que alguna vez se idealizaron, como la igualdad, la fraternidad y la felicidad, se atenúan hasta extinguirse en la frialdad de un encuadre financiero; los atributos que alguna vez fueron tomados como parámetros para la humanización de las personas sucumbieron ante la ostentación como arquetipo del éxito. El poder adquisitivo doblega normas y principios. La evidencia de ese nefasto influjo, está presente en la serie de errores y contradicciones en lo que va de la actual administración municipal. La investigación del desfalco en SAPAF, es un dato más de la barbarie. El esquivo factor que obstaculiza la procuración de la justicia deambula en las altas esferas de la farándula, donde es posible eludir cualquier reglamento y disposición oficial. Hasta ahora no hay una investigación por parte del Ministerio Público. Hasta ahora no hay un responsable directo de las acusaciones que desde la cúspide del poder se lanzan a diestra y siniestra. Así, SAPAF se ha transformado en un ente viscoso, inasible, pestilente. SAPAF, convertido en suculento platillo para la ambición desbordada de los pillos de siempre. SAPAF, manejada como empresa privada y no como un organismo descentralizado al servicio de la población. SAPAF, clavada en todos sus costados por los puñales de la traición y la codicia. SAPAF, irremediablemente convertido en la manzana de la discordia de políticos ávidos de usarlo como trampolín. SAPAF, pastel hermoso decorado con miles y miles de billetes para aquellos que no tienen llenadera. SAPAF, fuente del morbo insaciable de los que viven a expensas del escándalo. Las acusaciones van y vienen, por un lado, el Contralor Municipal, Su Excelencia Señor Don José Salvador Jiménez Longoria, refiriéndose al exdirector José Luis Chagolla, habla de “omisiones, falta de responsabilidad e incumplimiento de las facultades y/o atribuciones que le competen a la dirección del SAPAF; las cuales se arrastran desde antes de 2006, es decir, desde la queridísima administración de José Velázquez”. Ahora resulta que, según las declaraciones del Contralor, el exdirector de SAPAF, José Luis Chagolla, no fue “renunciado”, sino que, éste presentó “una dimisión voluntaria”. Deslenguado, el Contralor se mete en camisa de once varas: 1) da a conocer que el abogado del SAPAF falta al código de ética al prestar sus servicios tanto al organismo como a Chagolla, situación que es punible de acuerdo al Código Penal para nuestro estado; 2) después de lanzar su temeraria acusación, el Contralor decide dirimir todo su estercolero en el terreno mediático; 3) “Nunca esta Contraloría Municipal ha responsabilizado a Chagolla del desfalco en el SAPAF -dijo su Eminentísima-, sino a Paulina Anguiano… a Chagolla se le suspendió de su cargo de manera temporal”; 4) “Chagolla entró a trabajar en SAPAF desde el año 2000, es decir, son nueve años, en los que ocupó distintos cargos… En ese sentido va su proceso administrativo”; 5) “Aunque Chagolla no cometió el fraude, con sus omisiones permitió que la presunta responsable perpetrara el desfalco”. Por su parte, Chagolla se defiende diciendo que todo se trata de “cortinas de humo para evitar la realidad y desviar la atención en aras de una perversidad que va en contra de una verdadera transparencia de la información”. Chagolla reta a Su Excelencia Eminentísima Señor Jiménez Longoria: “Que diga el real motivo por el que se supone iba a intervenir en SAPAF, porque sólo se ha dedicado a lanzar ataques en contra de mi persona, y que no venga con cuentos, pues todavía no hay nadie en prisión por lo del desfalco”. Jesús Eduardo Vázquez Espínola, hoy expresidente del Consejo del SAPAF, explica: “Nuestra función concluía en enero, incluido el director. Nosotros creímos que ya no sesionaríamos en febrero, pero, como el alcalde nos notificó que ellos –el Cabildo– ya estaban trabajando en la integración del nuevo Consejo, tuvimos que esperar para entregarles por completo la responsabilidad”. Y en efecto, el titubeante Jaime Verdín, trató de aclarar que el no tenía metidas sus manotas en el SAPAF, sin embargo, sus propias palabras lo delatan: “Yo desde un principio he mantenido comunicación con el organismo, ha sido de las prioridades que atendí desde que entramos en funciones el 10 de octubre de 2009, no hay ni ingobernabilidad, ni está acéfalo el organismo, porque he estado en contacto y comunicación… Además, de lo que se trataba era de no generar más controversias al interior del SAPAF, porque ya de por sí se venía dando una situación de conflicto desde la campaña, cuando surgieron las críticas públicas (sic) de derribar el edificio del SAPAF…”. Para justificar su torpeza y tibieza en el manejo del cambio en los integrantes del Consejo del SAPAF –sobre todo el que no haya habido ningún miembro del actual Ayuntamiento en el periodo del 10 de octubre de 2009 al 19 de febrero–, Jaime Verdín, con el síndico Rodolfo Aguirre sirviéndole de patiño, se lanzó con esta perla: “El Reglamento del SAPAF tiene lagunas, y por tal (sic) no puede tomarse como falta, el que no haya un integrante del Ayuntamiento actual, dentro del Consejo”. Al mismo tiempo, el intrigoso Contralor Municipal, pieza clave al servicio de Jaime Verdín, continuó con su trama de venganzas y revanchas, martillando los últimos clavos del ataúd de José Luis Chagolla: “Estamos esperando a que asuma funciones el nuevo Consejo para dar inicio a la segunda parte de la auditoría que consiste en la revisión de construcción del edificio del SAPAF, que, el anterior ayuntamiento sólo había dado autorización para ampliar el anterior edificio, no para demolerlo, y si (Chagolla) lo demolió, causó un daño al patrimonio municipal”. Finalmente, el nuevo Consejo quedó instalado el pasado 19 de febrero, con Juan Olivares como presidente –el mismo que fue denostado por Toño Salvador– y Sergio Méndez como secretario. Ambos, cuentan con antecedentes de ser personas honorables. Como nuevo director del SAPAF fue designado Rogelio Lugo, amigo de Verdín y, conocido por su prepotencia e intransigencia hacia sus subalternos.

(Basado en Laura M. López Murillo, argenpress, 2/II/10; a.m., febrero 9, 10, 11, 14 y 20, 2010).

MUNICIPAL: A los amigos: todo

Si yo pudiera, cerraría todos los zoológicos del mundo./ Si yo pudiera, prohibiría la utilización de animales en los espectáculos de circo./ No debo ser el único que piensa así”: José Saramago

Una de los rasgos que distinguen a la especie humana de todos los seres vivos del planeta reside en la predisposición para el dominio; Darwin enfatizó los efectos de las interacciones en la evolución de las especies, identificando la capacidad de una especie para explotar a otras y prosperar en un medio de enemigos. Como si se tratara de una predisposición congénita, la especie humana transforma el medio ambiente; por un instinto incontenible, los humanos dominan a los débiles. Y en esa red intrincada de interacciones, los humanos que se dedican a la política han logrado desarrollar el sentido de la simulación, de la mentira, del histrionismo. Así, después de cuatro meses y medio de iniciada la presente administración, y sólo para cumplir el requisito, se anuncia la conformación del Consejo Municipal de Salud, el cual se constituyó con gente de Presidencia Municipal. Es decir, los incondicionales de hoy y siempre, al servicio del príncipe en turno. Sin esconder su desidia y conchudez, y de acuerdo a su extraña manía por disculparse de todo, Jaime Verdín expuso que en tal Consejo, “pudieron faltar algunos representantes de organismos sociales, pero fue porque aun no tienen definidas sus representaciones…”. Lo anterior significa que hubo falta de interés por parte de los “organismos sociales” convocados. Empero, la razón por la que se conformó tal Consejo es para atraer recursos federales con el fin de, según lo declarado por el alcalde, “hacerle frente a las principales problemáticas de la sociedad en el aspecto de la salud pública”. Lo dicho: la administración municipal, convertida en mero espectáculo. La Presidencia Municipal, no es más la “casa del pueblo”, sino el lugar donde se produce una visión alterna de la realidad. Y a partir de esa visión, los estrategas del príncipe pretenden que el dolor del pueblo se desvanezca entre las bambalinas, y que las voces de protesta se extingan en el laberinto del olvido y el ruido mediático. No importa que los episodios de violación a los derechos humanos por parte de las “fuerzas del orden” culminen en una serie de farsas espectaculares, como esa payasada de que “los índices delictivos han estado bajando consistentemente gracias a los operativos policiacos”. No obstante, mientras abajo hay dolor y sufrimiento, allá arriba, predomina la indolencia y el sarcasmo. Recientemente, los miembros del Ayuntamiento autorizaron, por mayoría, incremento a los sueldos de los funcionarios más allegados al alcalde: a) la directora de Educación Municipal, b) el Contralor Municipal, c) el director de Casa de la Cultura, d) el director del Archivo Histórico y e) su escolta personalísima. Por lo que se ve, el alcalde maneja los dineros públicos de una manera irresponsable, por decir lo menos, porque, Jaime Verdín, como empresario, nunca dio incrementos de más de 25% a sus trabajadores, tan es así, que muchos de sus empleados lo demandaron laboralmente. Está documentado que, Verdín, recurrió al manido recurso de denunciar penalmente por supuesto robo, a todo aquel empleado que tuvo el atrevimiento de demandarlo por la vía laboral, precisamente con la finalidad de asustarlos y empujarlos a desistirse de tal demanda laboral. Ahora, de manera frívola, usa los dineros públicos para favorecer a sus “colaboradores” más serviles y rastreros. No se puede pensar otra cosa, puesto que los incrementos no fueron en la misma proporción, ni tampoco se hizo a todos los funcionarios. El más beneficiado fue Jesús Zamora, director del Archivo Histórico, quien ya tiene años al servicio del clan Verdín y todo lo que ello representa; su nuevo salario mensual pasó a 15 mil pesos, o sea, tuvo un incremento del 67.4%. Así, de un solo golpe. Aquí, cabe analizar el por qué de tal aumento: Jaime Verdín está pensando en el amigo, no en el servidor público; además, es una forma de blindarlo en caso de que alguna administración municipal futura quisiera despedirlo o, para efectos de jubilación. Si ocurriera el primer supuesto, se trataría de un despido injustificado, y Zamora tendría que ser indemnizado con el salario que perciba en ese momento (90 días, que corresponden a la indemnización constitucional), más la prima de antigüedad (12 días por año laborado). Eso sin contar otras prestaciones menores. Entonces, estamos hablando de una cantidad fuerte, y quien quiera despedirlo, lo va a tener que pensar muchas veces. Por otro lado, los maestros Guadalupe Santillán y Carlos Hernández, directores de Educación Municipal y Casa de la Cultura, respectivamente, percibirán poco más de 19 mil pesos mensuales, es decir, un incremento del 51.1%. El Contralor Municipal, tendrá un ingreso de poco más de 26 mil pesos mensuales, o sea, un incremento del 25%. El alcalde, como ya se está haciendo costumbre, trató de salir en defensa de quienes se beneficiaron con jugosos incrementos en sus ingresos: por más que explicó y explicó, la nebulosa de la duda no se despejó. ¿Por qué a unos sí se les benefició y a los otros no? Sencillo: porque son sus colaboradores más serviles y rastreros. ¿Nos debería sorprender la actitud de Verdín, siendo que la corrupción está en la misma filosofía y la misma pedagogía del capitalismo que directa o indirectamente se enseña desde la cuna? En nuestro país, hace mucho tiempo que los corruptos vienen entrenados en las argucias de la dádiva y del dispendio de los dineros públicos para beneficio de unos cuantos, en el golpe bajo y en la rivalidad sucia y despiadada por el poder. Los únicos obstáculos son exclusivamente tres: no tener ni encontrar la oportunidad, carecer del ingenio para burlar el código penal y las leyes permisivas del mercado, y tener una cultura de desprecio del dinero y del poder como valores máximos sociales. No hay más. Y Jaime Verdín ha actuado en consecuencia: ha burlado esos obstáculos: ha tenido buen olfato para encontrar la oportunidad, ha sabido burlar la normatividad para satisfacer sus caprichos y, su ambición por el poder, está más que demostrado. Miembro de una clase política cleptómana, sabe que el camino hacia la corrupción queda expedito para los que se han ejercitado en la lucha por el poder, para los que están cerca del poder, y para los que, sin pertenecer institucionalmente al poder, se dedican a reforzarlo: altos funcionarios de la administración pública, y profesionales de las profesiones llamadas liberales. Todos apuntalan el sistema.

(Basado en Laura M. López Murillo, argenpress, 23/II/10, 2/III/10; Jaime Richart, argenpress, 23/II/10; a.m., febrero 11, 16 y 17, 2010).

ESTATAL: Estancamiento

En Guanajuato, la deserción escolar en planteles de nivel medio superior en el ciclo escolar 2008-2009 fue de 8.8%. En nueve municipios el índice de deserción rebasó el 15%, según datos proporcionados por la Secretaría de Educación de Guanajuato (SEG). Los municipios con los índices de deserción más elevados son Jaral del Progreso, con el 25%; Villagrán con el 20.6% y Santa Catarina con 18.6%. Les siguen Purísima del Rincón y Huanímaro, con un 17.3%, y Guanajuato, con 16.7%. En Victoria, al noreste, la región más marginada de la entidad, el índice de deserción es del 16.4%, del 15.4% en Romita y, finalmente, del 15.2% en Manuel Doblado. Aunque el gobernador en su III Informe presume que ha abierto más escuelas de nivel medio superior y superior, las cifras indican que hay factores que no están permitiendo que el total de los jóvenes que se inscribieron en una preparatoria, logren terminarla. El problema es grave, como lo ha señalado Vernor Muñoz Villalobos, relator especial de la ONU sobre el Derecho a la Educación: “La educación no es un servicio ni un privilegio, sino un derecho humano fundamental que representa la puerta para la consecución del resto de las garantías, por lo que el Estado tiene la obligación de invertir todos los recursos posibles para garantizarla a toda la población… La enseñanza no existe para resolver los problemas de los empleadores –pues de ser así se vería reducida a los mandatos determinados por la economía mundial–, sino que su objetivo es desarrollar las capacidades humanas que tienen que ver con la filosofía, las letras y el trabajo”. Enfático, Muñoz Villalobos señala: “La educación representa que los seres humanos podamos construir capacidades que nos permitan atender nuestras necesidades, por lo que –consideró– quien no tiene acceso al conocimiento, está condenado a la muerte. Y la muerte de una persona por analfabetismo o falta de educación significa el fin del género humano”. Pese a lo anterior, el gobierno del estado se empeña en seguir en la ruta del retroceso en materia de educación: por ejemplo, el polémico libro de Biología de primer grado de secundaria, editado por la SEG, volverá a las aulas escolares “como texto de consulta”, además de que será entregado en bibliotecas y puesto a disposición de los padres de familia, pese a que no cuenta con el aval de la SEP, anunció el titular de la SEG. Se trata del texto que, en su capítulo sobre “Sexualidad y reproducción humana”, cuestiona el uso del condón como método de prevención de embarazos no deseados y contra enfermedades de transmisión sexual, principalmente en adolescentes; hace énfasis en la abstinencia sexual, la virginidad de la mujer y el matrimonio como las únicas opciones seguras para evitar el VIH-sida; además que rechaza la diversidad sexual y cuestiona la masturbación y el erotismo. Alberto Diosdado, titular de la SEG, anunció hace días que, luego de la valoración del texto, y “ante las necesidades educativas del estado, porque amplía los contenidos formativos” y, particularmente, por la demanda de padres de familia “y otros sectores de la sociedad”, se decidió retomar su distribución entre los educandos de Guanajuato. Las autoridades dicen haber actuado en beneficio y por necesidades de la sociedad, pero lo que realmente hicieron, a decir de los expertos, es transmitir un conocimiento sesgado y obviar y socavar la existencia del derecho al placer que cada individuo puede ejercer a través de un conocimiento propio: “El derecho al placer erótico existe y su acceso y ejercicio responsable es una fuente de bienestar emocional, sociocultural y orgánico… Cuando el individuo trabaja con sus ideas, sensaciones corporales y sentimientos, está en condiciones óptimas para trabajar en su propia persona en aras de con-quistar el derecho al placer sexual” (David Barrios, director de Caleidoscopía). Por si lo anterior fuera poco, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo ha revelado datos que ubican a Guanajuato en un nivel poco alentador: en conjunto, la economía estatal se encuentra estancada, no ha logrado generar empleos suficientes en términos reales, y tanto los salarios como las prestaciones que se obtienen por el desempeño laboral, se redujeron paulatinamente a lo largo de la presente administración. Las cifras son contundentes: el número de empleos existentes en el cuarto trimestre de 2005, frente a los empleos disponibles en el mismo trimestre de 2009, indican que hay una diferencia de sólo 96 mil 763 puestos de trabajo a favor. Es decir, el número de personas ocupadas pasó de un millón 887 mil 033 en el cuarto trimestre de 2005, a un millón 983 mil 769 en el cuarto trimestre de 2009. Como puede verse, a pesar de los más de 95 mil empleos creados en los últimos cuatro años, la demanda fue de más de 165 mil, lo que implica un déficit de más de 70 mil puestos de trabajo. Además, el número de trabajadores que perciben menos de un salario mínimo ha crecido, al haber pasado de 207 mil 706 en el cuarto trimestre de 2005 (11% de la PEA), a 300 mil 090 en el mismo trimestre de 2009 (15.12% de la PEA). En contraste, el número de personas que perciben más de 5 salarios mínimos ha decrecido aceleradamente en los últimos 4 años, pues pasó de 165 mil 836 personas en 2005 (8.76% de la PEA), a sólo 129 mil 929 en diciembre de 2009 (6.54% de la PEA). En conclusión, Guanajuato requeriría crecer a un ritmo del doble de intensidad que el que hoy tiene, para que la actual administración logre dejar al estado, al final de su gestión, al menos con una tasa de desocupación similar a la que existía en 2006. Cegados por su fundamentalismo de corte medieval, las autoridades del estado mejor gastan sus energías en cuestiones baladíes. En su enfermizo afán de institucionalizar el miedo, la misoginia y la homofobia, el gobierno de Oliva interpuso una controversia constitucional contra las llamadas bodas gay. El vocero de la Arquidiócesis de León, Raúl Villegas, expresó su alegría al decir que “esa es la vía que habrán de seguir otras entidades federativas para demostrar que ‘el grueso de la población’ no está de acuerdo en una ley promulgada en el Distrito Federal”. El gusto, habría de durarles muy poco: la Suprema Corte de Justicia de Nación (SCJN) la desechó luego de considerarla “notoriamente improcedente” porque ningún gobierno estatal puede emplear esta vía legal para oponerse a leyes o reformas legales aprobadas en otra entidad. Es decir, las reformas aprobadas en el Distrito Federal no causan agravio alguno a ninguna entidad. Pasados los días, y luego de ese trago amargo, Oliva habría de endurecer su política hacia la población: 1) militarización de la seguridad pública, al colocar a un militar experto en estrategias de represión social, en lugar de Baltazar Vilches en la Secretaría de Seguridad Pública; 2) con fines electoreros, Miguel Márquez, delfín de Oliva para la gubernatura en 2012, pasa de la inútil Secretaría de la Gestión Pública a la Secretaría de Desarrollo Social, desde la que se le verá proyectarse como “el único hombre capaz de lograr que el estado llegue a superar el actual rezago social”.

(Fuentes: correo, febrero 10, 14, 18 y 20, 2010; marzo 3 y 4, 2010; La Jornada, 10/II/10; proceso.com, 12/II/10; El Universal, 21/I/10).

NACIONAL: Calderón en su Juarezloo

Como era previsible, la presencia en Ciudad Juárez de Felipe Calderón, y de su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, el pasado 11 de febrero, no hizo sino exacerbar los agravios cometidos contra la población de esa martirizada localidad fronteriza por las organizaciones delictivas, pero también por las autoridades de todos los niveles gubernamentales.

Al abandono y el desinterés oficial de lustros se sumaron, ese día, la injustificada represión de manifestantes en las calles de Ciudad Juárez por elementos de la Policía Federal, sobre la cual pesan ya diversas acusaciones de indolencia y corrupción. Ese día, los aparatosos despliegues policiales sumaron, a la apreciación de ineficiencia, la de una violencia sin propósito ejercida contra la población.

Por añadidura, la disculpa ofrecida por Calderón a los deudos de los estudiantes masacrados el 31 de enero –a quienes el gobernante señaló en una primera reacción como presuntamente vinculados con grupos delictivos– fue tardía e insuficiente: tardía, porque la primera rectificación debió provenir del propio Calderón, y no de boca de Gómez Mont; insuficiente, porque durante años el discurso oficial ha pretendido que la inmensa mayoría de los muertos en esta guerra oscura y confusa emprendida por las autoridades eran individuos vinculados a la criminalidad, una caracterización que choca con el sentir de los juarenses –y de los habitantes de otros puntos afectados por la espiral de violencia–, quienes han enterrado, a estas alturas, a muchas víctimas inocentes de la cruzada calderonista.

Enfrentado a un adelanto del juicio popular e histórico que le corresponde tan sólo por las matanzas en México, Felipe Calderón respondió disparando a mansalva proyectos sabidamente fallidos de burocracia asistencial y demagogia voluntarista, cerrando el operativo fronterizo con una segunda declaración de guerras no pedidas y prefigurando temporadas de mayor mano dura en esta reivindicación vehemente y descompuesta del belicismo de control social que la DEA y la FBI impusieron a México desde octubre de 2006.

Felipe, tratando de salvarse discursivamente, acompañado de manos, gestos, sudor y dureza facial frente a un auditorio seleccionado, pero que ni así se libró de escuchar reproches y acusaciones, mientras más allá de la sede blindada se desbordaba el río social adverso, que sin tapujos ni eufemismos le declaraba ensangrentado y le endilgaba calificativos de responsabilidad funeraria. Felipe, que llegó protegido por más de 5 mil personas, según diarios locales, continuó con su discurso guerrero, con su apología del militarismo, con la defensa de una presunta recuperación de la gobernabilidad perdida aun cuando fuera a costa de sangre, violaciones a los derechos humanos y olvido del hipotético estado de derecho.

Calderón que llega a Ciudad Juárez a prometer diálogo, conciliación y “coordinación con la sociedad” y lo que provoca en las calles es el repudio al sabido cerco de seguridad que en esa ocasión llega al extremo de que se desenfunden armas de fuego ante ciudadanos, sobre todo jóvenes y madres de familia, que protestan en las afueras, en lo marginal, en lo que no se quiere que exista ni sea escuchado. Adentro, en el presunto paraíso aislado, Calderón no se escapa a la espalda que le da una madre de asesinado, ni a los gritos y exigencias de algunos de los asistentes, ni a los discursos duros, secos, pronunciados por representantes sociales que saben el riesgo mortal de decir lo que todos piensan, pero que mencionan la corrupción de policías y militares, el fracaso de los planes federales, el daño causado por la presencia de los contingentes de “salvación”, del horror cotidiano.

Ese mismo día (febrero 11), el Segundo Tribunal Colegiado en materia laboral del Distrito Federal, resolvió que se dan por concluidas las relaciones de trabajo entre Mexicana de Cananea –propiedad de Grupo México– y los más de mil agremiados del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros que laboraban en ese yacimiento, medida que socava la vigencia del pretendido estado de derecho en el país, y que exhibe el nivel de desprotección en que se encuentran los trabajadores ante la connivencia de los intereses empresariales y las autoridades. Además, agota las vías de expresión institucional para ese gremio y cancela las perspectivas de una posible negociación para dar solución al conflicto. Tal fallo, da continuidad a la campaña de hostigamiento judicial, represión, criminalización e injerencias emprendida por la pasada administración federal y continuada por la presente contra la organización sindical.

Pocos días después (febrero 17), Calderón regresa a Ciudad Juárez y se manda construir una bienvenida oficial a la medida de sus necesidades. Excluidos el tema de derechos humanos y las voces de los familiares de los jóvenes y las mujeres asesinados en esa ciudad, el segundo foro que encabezó Calderón terminó sin la presentación de un documento de estrategia definitivo. Triunfador absoluto en el micromundo de las exclusiones, Calderón y su equipo de maniobras montaron una asamblea domesticada en la que representantes de mesas de trabajo con línea federal parecían más interesados en desgranar propuestas en busca de presupuesto que en abordar a profundidad las causas de la crisis que más allá de esa escenografía blindada continuaba su guión macabro.

Día de campo para el gran impugnado de casi una semana atrás y para sus acompañantes priístas, el gobernador del estado y el presidente municipal, plenos ambos de cinismo y demagogia, oradores de la nada, constructores de mundos mejores a partir de pura labia y saliva. Reyes, ambos, del imperio de la complicidad; administradores, no gobernantes, del estado de cosas que organiza en esas tierras el verdadero poder.

No sólo es la sangre, el horror, la deshumanización. También es el golpe sicológico oportuno, el impacto social que provoca pánico colectivo, la inserción profunda de la convicción de que lo único viable es buscar la salvación individual, el escondrijo, el apartamiento. Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros como laboratorios de comprobación de tesis de control social externo mediante el miedo y de presión política superior al desgobierno institucional. Ciudades fronterizas como campos de batallas no solamente entre grupos de narcotraficantes sino, más allá, entre una administración mexicana incapaz, rebasada, refugiada en el armamentismo, y la voracidad histórica del vecino que ha estado diseñando la institucionalidad colonizada.

Mientras el responsable burocrático del país se entretenía en Cancún “llamando a crear una OEA sin Washington”, Estados Unidos llamaba a los presidentes municipales fronterizos a recibir millones de dólares sin Los Pinos. En la Washington excluida de Cancún, el presidente municipal de Ciudad Juárez, el muy rechiflado José Reyes Ferriz, dijo ante funcionarios de la Casa Blanca que él quiere 16 millones de dólares y, a nombre de la Conferencia Nacional de Seguridad Pública Municipal, que también preside, informó que otros 38 jefes de administraciones que hacen frontera con Estados Unidos harán peticiones similares al subsecretario gringo de Estado, Arturo Valenzuela. Por lo pronto, David Johnson, secretario de Estado para Asuntos de Narcóticos Internacionales, dijo que Washington tiene especial interés en encarar el caso Ciudad Juárez.

El norte mexicano hierve y no sólo Ciudad Juárez, también lugares como Reynosa y Torreón. Padres de familia asustados cotidianamente por las versiones de balaceras y enfrentamientos. Comerciantes, profesionistas y clase media en migración hacia lugares más seguros (si los hubiera), hartos de la impunidad, el cinismo, la extorsión y las amenazas diarias a la vida y la propiedad. Felipe, “fundido farol anfitrión de Latinoamérica e inepta oscuridad de su casa”.

(Basado en Editorial de La Jornada, febrero 12 y 13, 2010; Julio Hernández López, La Jornada, febrero 12, 18 y 24, 2010).

INTERNACIONAL: Afganistán: crímenes de guerra

El 13 de febrero pasado, tras una ofensiva por tierra y aire de las fuerzas de ocupación contra Marjah, un presunto enclave talibán en el sur de Afganistán, los mandos militares occidentales se jactaron de “estar muy satisfechos” por haber dado muerte en esa acción –en la que perdieron la vida un estadunidense y un británico–, a una veintena de combatientes de la resistencia de ese país centroasiático y por haber encontrado una resistencia mínima. El general inglés Gordon Messenger detalló que los talibanes parecían “desorientados, desorganizados” e incapaces “de oponer una reacción coherente”. Un día más tarde, el mando ocupante hubo de admitir que 12 de las bajas mortales eran civiles, asesinados por dos misiles que “se desviaron” de su objetivo e impactaron en una vivienda de Helmand. Horas antes, la ONU había pedido a ambos bandos que evitaran las muertes de civiles.

Posiblemente la confusión explique por qué las tropas invasoras, que actuaron con el apoyo de efectivos locales del régimen títere que encabeza Hamid Karzai, hayan encontrado una resistencia débil y una reacción desorganizada: porque el objetivo principal de su ataque estaba conformado por personas no combatientes, indefensas y desarmadas. Mientras Karzai reiteraba sus tenues e inútiles peticiones a las fuerzas extranjeras de que no maten civiles, Messenger se disculpó por lo que llamó “un hecho desafortunado” y estimó que la ofensiva occidental “está en su etapa fácil; la difícil será calmar a la opinión pública”.

El cinismo y la inmoralidad de la aventura de Washington –acompañada por Londres y otros socios menores– en el martirizado Afganistán quedan, pues, a la vista: para los gobiernos occidentales, masacrar a la población local no sólo es lícito sino fácil, y las consecuencias de la atrocidad no representan más que un problema de imagen.

Desde cualquier punto de vista, las masacres de civiles en Afganistán constituyen crímenes de guerra; si no ameritan esa calificación en ningún tribunal internacional ello se debe a que el peso político y diplomático de Washington y de sus aliados europeos es capaz de paralizar y neutralizar todo mecanismo de justicia que pueda desembocar en resultados adversos para su causa.

Ocho días después, la noche del 21 de febrero se repetiría la misma historia: aviones de la OTAN atacaron un convoy de tres minibuses en los que viajaban 42 personas, todas civiles, en la provincia montañosa de Uruzgan. Este incidente siguió al ocurrido el jueves 18 de febrero cuando, según la OTAN, una patrulla en la provincia norteña de Kunduz fue atacada con armas de fuego. “La unidad solicitó apoyo aéreo, el cual dejó caer metralla para apoyar a las tropas en contacto”, informó la organización. Más tarde se descubrió, según el parte, que “varios policías afganos resultaron muertos y heridos en esta operación”.

(Editorial de La Jornada, febrero 15 y 23, 2010).

INTERNACIONAL: Camilo Torres Restrepo

El pasado 15 de febrero se cumplió un nuevo aniversario de la muerte en combate en las filas del ELN del sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo, un destacado intelectual y profesor universitario, quien luego de liderar un amplio movimiento de protesta popular consideró que los caminos de la legalidad estaban cerrados en la asfixiante atmósfera de la dictadura civil del llamado Frente Nacional y en consecuencia ingresó, como muchos otros activistas sociales en ese país, a las filas de una insurgencia popular, un fenómeno que acompaña la historia de Colombia a lo largo de casi todo el siglo anterior y se prolonga hasta el presente, sin perspectivas de solución.

Camilo Torres es sin duda un producto necesario de las condiciones sociales y políticas de su país pero es al mismo tiempo expresión de la profunda crisis de la Iglesia católica, sometida también en Latinoamérica a los embates de la modernidad y desorientada ante la exitosa competencia de las iglesias protestantes.

Colombia era (y sigue siendo) un país de enormes desigualdades sociales y económicas, con un sistema político primitivo y violento que asegura los privilegios de una casta pretenciosa e ignorante, profundamente cínica pero muy cuidadosa de las formas (hay elecciones tramposas cada cuatro años) y de una sumisión a los Estados Unidos que raya en la servidumbre. No resulta extraño entonces que a la violencia oficial la respuesta de los afectados haya sido con tanta frecuencia la lucha irregular, el levantamiento armado y la insurrección.

La Iglesia católica, por su parte, pierde su influencia y buena parte de su poder político como resultado del agudo proceso de urbanización de las últimas décadas que la deja sin su feligresía campesina tradicional y carente de un discurso adecuado a las nuevas realidades que impone la modernidad. Hay que destacar el compromiso político de la Iglesia, colocada siempre al lado de las minorías dominantes, convertida ella misma en un poder puramente terrenal y en legitimadora de las peores formas de opresión que soportan las mayorías pobres. Para todos, pero en particular para quienes se sienten fieles a las raíces mismas del cristianismo juega un destacado papel el mensaje renovador de Juan XXIII, una reforma frustrada que ahonda aún más el divorcio entre iglesia y feligresía. La llamada opción por los pobres afecta a todo el catolicismo del continente (y de otras latitudes) con ejemplos de una entrega y dedicación a las causas populares que les lleva hasta el sacrificio de sus propias vidas. Son incontables los laicos de los grupos de base, las monjas y curas asesinados y sobresalen figuras destacadas como Camilo Torres en Colombia, Monseñor Romero, el padre Ellacuría y sus compañeros jesuitas en El Salvador, Gaspar García Laviana en Nicaragua en las filas del FSLN, Domingo Laín en el ELN de Colombia y muchos otros. Todos ellos quedan como ejemplo y testimonio.

Para los católicos progresistas sigue vigente el mensaje ético de Camilo Torres, seguramente con mucha mayor fuerza que antes. La opción por los pobres de la Teología de la Liberación les impone un compromiso firme en la lucha social y política contra la explotación inhumana de los obreros, la persecución despiadada de las comunidades indígenas y negras, el empobrecimiento agudo de las capas medias, el desplazamiento violento de más de cuatro millones de campesinos y la emigración obligada de otros cuatro millones, expulsados de su país por el modelo económico y sometidos hoy en el mundo rico a la discriminación humillante y la explotación infame como mano de obra barata.

(Texto de Juan Diego García, argenpress, 15/II/10).

OPINIÓN: Los enfermos de miedo y de esperanza

En los últimos años, muchas personas acuden a los consultorios médicos o psiquiátricos por estados continuos de ansiedad que perturban sus días y sus noches; hablan de situaciones persecutorias en sus empleos, de incertidumbres e inseguridad en sus relaciones de pareja, de vicisitudes de adaptación por migraciones impuestas o voluntarias (“trastornos de ansiedad”, dice el catálogo). Otras piden atención por crisis de angustia, repetidas, que los sorprenden y alteran el transcurrir de sus tareas, sus salidas a la calle (y al mundo), obligándolas a resguardarse, cuando la tienen, en la seguridad de sus relaciones cercanas y familiares (“ataque de pánico”, dice esta vez el catálogo). Otras llegan a la consulta agobiadas con su vida, con un dolor que no se reduce a algún conflicto identificado: su astenia durante el día, que hace penosa cada actividad, se prolonga en noches de insomnio (“depresiones reactivas”, dice en este caso el catálogo; “nueva amenaza epidemiológica”, dice la OMS, ante la magnitud de su incidencia). Otras padecen una suerte de extrañamiento del ámbito en que se desarrolla su vida; tienen dificultades para hilvanar su pensamiento, su mundo afectivo y mental es disperso y les es difícil entender y narrar su padecimiento (“trastornos de personalidad”, “borderline”).

A esta lista incompleta, se agregan las víctimas de violencia familiar –entre 20 y 30 por ciento de las consultas en servicios de salud y salud mental–, los que consumen drogas –nueva población expuesta a un encierro semejante al sufrido en los manicomios–, los que necesitan del alcohol para soportar una vida a la cual ya no dominan –el mayor problema, de lejos, en las adicciones actuales–. Como un amigo suele decir: cuando alguien necesita un pañuelo para su llanto, siempre hay un fabricante de pañuelos que se alegra de ese sufrimiento. En este caso, la industria de psicofármacos –en la parte legal del consumo– y la de los narcotraficantes –en la ilegal– son altamente beneficiados por estos nuevos dolores del alma. Si escuchamos bien a estas personas, descubrimos siempre una ausencia de proyecto, una amenaza al futuro, un riesgo en el presente, una incertidumbre sobre el devenir de sus relaciones de empleo, de pareja, de residencia, de su economía. Vale entonces ocuparnos de las dos pasiones ligadas al futuro, el miedo y la esperanza, para entender su presencia actual en la vida de todos o, mejor dicho, de casi todos.

Nos son conocidas las pasiones que ligan al hombre con su pasado: el resentimiento, la nostalgia, el rencor, que explican en quienes lo padecen sus dificultades con el presente. Son pasiones diferentes de las que provienen del presente, cuya inmediata certeza nos produce tristeza, dolor, alegría, odio, amor o placer. Suelen ser menos reconocidas las pasiones que nos dominan con relación al futuro: el miedo y la esperanza. El miedo es esa angustia provocada por algo incierto o amenazante, algo extraño que puede alterar nuestro presente, ya que parece anunciar un mal inevitable. Al miedo subyace siempre la amenaza de la aniquilación y de la muerte. En oposición, la esperanza consiste en esa alegría o placer de imaginar, sobre lo incierto del futuro, el anhelo de algo mejor que el presente; tiene siempre un sentido de promesa y, respecto de la vida y su finitud, un sentido de salvación. Ambos, miedo y esperanza, son resistentes a la voluntad o a los argumentos de la razón, y por eso suelen ser incontrolables para el hombre. Esto mismo hace que sean pasiones contagiosas: pasan fácilmente de un individuo a otro y constituyen el afecto principal que liga a los grupos y a las masas. Se oponen a la calma del sabio, basada en la reflexión, en la serenidad de la razón individual.

El miedo y la esperanza dominan el cuerpo, la mente y la imaginación de los individuos, dejándolos a merced de la incertidumbre y así predisponiéndolos a la renuncia y a la pasividad en su presente. Spinoza, en su Tratado teológico político, alertaba sobre la necesidad de combatir al miedo –en cuanto pasión hostil a la razón– y a la esperanza –que representa una fuga del mundo presente–, en tanto medios para obtener la resignación y la obediencia. En la Ética señala que se debe resistir la promesa religiosa de un más allá de la muerte, cuyo fin es sólo justificar la resignación y la obediencia en el presente. La libertad del hombre, su capacidad activa de elegir y decidir sobre su realidad, depende de su resistencia al miedo y de su rechazo a la promesa de la esperanza. En el segundo Fausto, Goethe dice: “Entre los mayores enemigos de los hombres, dos, Miedo y Esperanza, en cadenas de consorcio civil yo los segrego”. En una perspectiva opuesta, Hobbes postula que el gobierno y la razón de Estado necesitan del miedo de las masas para evitar la recaída en el infierno social de la violencia y del estado de naturaleza (el “hombre lobo del hombre”, su conocida fórmula); tiene claro que los hombres aspiran a su libertad de todo poder y especialmente de la razón de Estado.

El miedo es un instrumento de la política. En el extremo del pánico, el miedo se muestra como el gran desorganizador del grupo o la masa; frente a él cada individuo asume por sí mismo su supervivencia. Está claro que el futuro de la sociedad y, más aún, el futuro de cada individuo, es la esencia de la política: en la política, como constructora del futuro, se juegan siempre las amenazas o las promesas. De Maquiavelo en adelante, ningún político se abstiene del uso político del miedo y la esperanza. Ejemplos actuales: el uso de la amenaza del futuro sobre el cual se propone la aceptación del presente –flexibilización laboral o riesgo de desocupación–, o la esperanza de salvación para quien acepte resignar las necesidades del presente –bajar los salarios porque hay crisis, callar la protesta para asegurar la paz–.

En Estados Unidos, uno de cada 136 habitantes está detenido en cárceles o institutos penitenciarios: cuatro millones en total. El miedo es global y responde a diversos motivos. Quince millones de mexicanos viven escondidos en Estados Unidos, pese al muro construido para impedir su ingreso, de 1 200 kilómetros de largo, con 1 800 torres de observación provistas de policías armados. La ONU cuenta 200 millones de refugiados en el mundo, escapando de guerras y pobrezas extremas. Cerca de nosotros, hay un mundo de barrios cerrados, villas miseria, nuevos guetos. Hay excluidos de la sociedad, custodiados como criminales, pero están también los que voluntariamente buscan estar custodiados en barrios cerrados, en “edificios con seguridad”, clusters, etc.

Pero también podemos sumar a los que viven encerrados en sus empleos por horarios que no dominan. A todos, el miedo los convierte en presos: por amenaza del desempleo, por la violencia, por el hambre, por la emigración, por la ilusión de la seguridad. El mundo actual está compuesto por productores, consumidores y excluidos. Como los criminales presos, quienes estamos presos en este mundo global amenazante nunca aceptamos este presente como definitivo; la mayor parte mantiene su anhelo de libertad, de poder elegir y decidir, pero muchos, por diversas debilidades y desventajas sociales, son víctimas personales del pánico y la angustia crónica.

Este mundo del miedo no es natural ni espontáneo. La globalización económica impuso aislarnos del territorio –migraciones masivas–, de la vida en común –competencia y desconfianza–, de la historia compartida; y, especialmente por las políticas mediáticas, procura evitar que imaginemos un futuro o un proyecto en común. Este encierro masivo hace que la vida urbana se acerque a la de la cárcel o el manicomio: conflictos y lucha entre vecinos o antiguos compañeros, pobres atacando a otros pobres, desempleados luchando contra empleados, especialmente si son inmigrantes, aun en la pareja amorosa desconfianza y cuidado de no comprometer bienes y futuro.

Si prestamos atención, veremos cómo los medios a través de mensajes presentados como noticias nos dicen que la vida es insegura, insisten en lo incierto de la economía, en los riesgos de epidemias, crisis energética, catástrofes naturales, amenazas del futuro cuyo contenido ficcional se oculta. Lo eficaz es generar el miedo y lograr su capacidad de mantenernos aislados.

Debemos reconocer que el miedo está instalado en nuestras sociedades. Los políticos lo utilizarán luego, según la ética de cada uno. La esperanza, su correlato opuesto, avanza al mismo ritmo. Recrudecen en el mundo los fundamentalismos religiosos, de todas las religiones, pero en esta versión moderna con una violencia inesperada. El judaísmo, en su historia, no contaba la violencia y la dominación de otros pueblos, y hoy hay tres generaciones nacidas en campos de palestinos consecuencia de la expansión del Estado de Israel. El islamismo, religión de la paz, hoy llega expresarse en autoinmolaciones y terrorismo. El cristianismo, especialmente en sus variantes evangélicas, sostiene las nuevas guerras de la dominación económica, como es el caso del Partido Republicano en Estados Unidos en la era Bush.

Vale recordar a Merleau-Ponty, que, en la posguerra, escribió: “Una sociedad no es el templo de los valores-ídolos que figuran al frente de sus monumentos o en sus textos constitucionales; una sociedad vale lo que valen en ella las relaciones del hombre con el hombre. Para conocer y juzgar una sociedad es preciso llegar hasta su sustancia profunda, el lazo humano del cual está hecha y que depende sin duda de las relaciones jurídicas, pero también de las formas del trabajo, de la manera de amar, de vivir y de morir”.

La dimensión del miedo y la esperanza, en nuestro tiempo, está en el centro de muchos de los sufrimientos mentales que atendemos. Hubo tiempos en que dominó la nostalgia, como en el siglo XIX lo expresó el romanticismo. Freud, no del todo ajeno a ese movimiento, nos enseñó a reconocer las pasiones que sujetan al hombre a su pasado y dificultan su presente; sólo tangencialmente aludió al miedo y criticó la esperanza como ilusión religiosa. A nosotros nos toca hoy comprender las pasiones ligadas al futuro: éstas, como el miedo o el pánico, afectan y condicionan el presente de muchos, especialmente de aquellos que, refugiados en el individualismo, no logran comprender las razones de sus malestares. Un nuevo recrudecer del objetivismo, esta vez por vía del consumo y el mercado, lleva a que el otro, cualquier otro, pueda devenir y ser tratado como un objeto más; el individualismo ayuda a que cada uno sólo valga por su uso. Todo esto, con la dimensión de estar sustraído a la con-ciencia, ¿no es motivo suficiente para explicar mucho de la angustia actual como padecimiento dominante?

(Texto de Emiliano Galende, página 12, 18/II/10).