domingo, 21 de febrero de 2010

PORTADA

EDITORIAL: Feliz 2010

Feliz Año Nuevo a los artesanos de utopías, cuyas manos callosas desentierran girasoles de los pantanos de la ambigüedad; a las mujeres buscadoras de afectos recónditos, divas milagrosas del bien-amar gratuito; a los niños sobrevivientes en los corazones de todas las edades; y a los guardianes de silencios meditativos.

Feliz Año Nuevo a los magos de la delicadeza y a los que tejen lazos de cintas con las líneas del tiempo; a los auscultadores del rumor de ángeles y a los portadores de altivez luminosa montados en caballos de fuego.

Feliz Año Nuevo a los peregrinos de caminos desprovistos de oscuridad; a los buscadores de conchas en las playas solariegas de la saciedad ética; a los desatadores de nosotros en los pliegues del espíritu; a los heraldos de buenas nuevas y a los espantadores del infortunio.

Feliz Año Nuevo a quien se asoma a la ventana del alma para contemplar su propio amanecer; a los navegantes cuyas velas se mueven gracias al soplo del Espíritu; a los sembradores de horizontes translúcidos; a las bordadoras de ternura en el suelo pedregoso de nuestras desventuras.

Feliz Año Nuevo a los acampados en el vasto territorio de la insensatez, rehenes de egos inflados; a los acróbatas de extravagantes conjeturas, esclavos de sus altisonantes ilusiones; a los autores de la incongruencia cívica, inveterados jugadores del escarnio.

Feliz Año Nuevo a los corazones seducidos por el toque del amor divino; a los voluntarios de la generosidad, indicadores de caminos en las vías laberínticas de nuestros desaciertos; a los profetas inflexibles a la embriaguez de la rutina, intrépidos cultivadores de la esperanza.

Feliz Año Nuevo a los confiteros de dulces anuncios entre tantas desilusiones; a los artistas de la sobriedad, ajenos a las luces llamativas de la hipocresía; a los orfebres de la belleza preñada de densidad subjetiva; a los maestros de la sabiduría impelidos por la brisa suave impregnada de sabor a miel.

Feliz Año Nuevo a los filósofos desalfabetizados de erudición, atentos a los vuelos de la inteligencia para trascender la razón; a los adeptos a la mística vacía de imágenes y palabras; a los gitanos de Dios cuyos pasos recorren las sendas mistéricas de la amorosidad inefable.

Feliz Año Nuevo a quien se niega a proferir el discurso ácido de la designificación del otro; a los habitantes de aldeas líricas, en cuyo amanecer suenan cantos compasivos; a los eremitas del desconsuelo, alimentados por el Verbo que se hace carne; a los hábiles alpinistas de la imaginación, en cuyas artes la vida se transmuta en alegorías.

Feliz Año Nuevo a los cazadores de confidencias, atentos a los detalles de la gentileza; a los orfebres de la elegancia, cuyas palabras exhalan fragancias perfumadas; a los centinelas del asombro, agraciados por el don de identificar la vida como milagro; a los artífices de la fantasía, transustanciadores de nuestras emociones más telúricas.

Feliz Año Nuevo a quien calla los despropósitos ajenos, incapaz de transformar la propia lengua en piedra de tropiezo; a los navegantes de devaneos románticos, embriagados de poesía; y a los arquitectos del futuro, dedicados al proyecto de la ceremonia nupcial de la libertad con la justicia.

Feliz Año Nuevo a los artistas de la insensatez capaces de imprimir a la vida carácter lúdico; a los aplicados caballeros de la filosofía de la risa, de los cuales emana el júbilo de vivir; y a los acongojados encendedores de luminarias, discípulos indignados de Diógenes.

Feliz Año Nuevo a quien trasiega a despecho de los pusilánimes, entregado a la osadía de reinventar la existencia después de cada fracaso; y al guardia del farol en pleno mar revuelto, cuyo haz de luz abre vías doradas en la superficie de las aguas; y a las mujeres de corazones acunados por la preferencia de Cupido.

Feliz Año Nuevo a los ojos vigilantes al ocaso ambiental, en los que las lágrimas serán resecadas por el hollín de chimeneas lucrativas; a los desenjauladores de pájaros, intrépidos pilotos de vuelos alucinados; y a los serviciales de la gratitud, militantes del altruismo compasivo.

Feliz Año Nuevo a quien tuvo un año infeliz, herido por dolores y lágrimas, empantanado por desesperanzas y sendas oscuras: ojalá que ahora pueda rescatar lo mejor de sí, religarse al Trascendente y hacer del amor la razón de su renacer a la vida.

(Texto de Frei Betto, rebelión, 5/I/10).

EDITORIAL: Final de década

En algún lugar cíclico, donde el tiempo se desplaza en saltos excéntricos, la historia se compendia en rangos decimales y la memoria se fragmenta en periodos y épocas; por eso, en este comienzo de 2010, último año de la primera década del siglo XXI, se agudiza el afán retrospectivo y es inevitable recapitular... La memoria colectiva se configura con los eventos que repercuten en la vida de los individuos, porque alteran el estilo de vida o el orden de las ideas, porque provocan reacciones y actitudes generalizadas, porque conmueven o indignan, porque inciden en la visión del mundo. Y en el compendio de la historia y en el registro de la memoria colectiva, influye la concepción decimal del tiempo. La vida sobre el planeta se estudia por siglos y milenios, las crónicas pormenorizadas se ajustan al rango de las décadas. Y justamente ahora, en este inicio de año, abundan los recuentos y las retrospectivas; pero detrás de las cifras y de los nombres, en la línea impronunciada de una nota informativa, yace el elemento que desencadena la reflexión. La década de los dos miles trascenderá a la posteridad como un periodo de profundización de una crisis que produjo millones de desempleados, que incrementó alarmantemente el índice de la desesperanza, con sus muertos y decapitados, con sus mujeres violentadas y la juventud abandonada a su suerte. Contrastes grotescos, el regreso de los fundamentalismos religiosos y una soledad expansiva son algunos de los rasgos que han caracterizado a esta década. En una de las paradojas de la posmodernidad, las redes globales de comunicación han propiciado el aislamiento y entorpecido el contacto entre los individuos; la realidad se digitaliza y la vida se desvirtúa ante un monitor. Al leer el mensaje subyacente en las cifras, se identifican los excesos y los contrastes que alcanzaron niveles infamantes: la combinación de la crisis económica y la alimentaria ha elevado la cifra de víctimas del hambre en el mundo a niveles históricos: mil millones de personas sufren hambre crónica; pero en las antípodas del desamparo, otros mil millones de individuos con sobrepeso conforman la epidemia de la globesidad, que ha reducido las expectativas de vida. Y al margen de los extremos, en la tangente del hambre y la obesidad, en un entorno indiferente y materializante, la anorexia, la bulimia, la vigorexia y la ebriorexia destrozan la salud y la integridad de millones de personas obsesionadas con un concepto inhumano de belleza. En pleno siglo XXI se actualizó el instinto legendario del troglodita: la necesidad de dominio, sobre el entorno, sobre los recursos y los congéneres, desencadenó las guerras del fundamentalismo. Irak, Afganistán, Paquistán y el conflicto Palestina-Israel polarizaron al planeta, confrontaron dogmas y despedazaron la vida de millones de personas. Ocho años de ocupación estadunidense en Irak exacerbaron las diferencias hemisféricas y resucitaron las convicciones nacionalistas en las regiones invadidas. Y en un entorno cambiante, se desmoronan sistemas de vida y emergen nuevos modelos e identidades; la migración por motivos de trabajo, la generalización de los divorcios, condiciones laborales demandantes, las inclinaciones afectivas alternativas, propician el surgimiento de hogares diferentes. Y ahora, como siempre, la historia se escribe con avances y retrocesos, el devenir se configura con luces y sombras, y en el porvenir aguardan ideales y obsesiones. La única constante en todas las décadas, los siglos y los milenios, ha sido la imperiosa necesidad de vencer el miserable miedo a vivir. Por eso, la humanidad se reinventa de cuando en cuando, ejerciendo uno de sus atributos inalienables: la asombrosa facultad para olvidar y la prodigiosa determinación para empezar de nuevo… A todo aquel que lea estas líneas por costumbre, por lealtad o mera casualidad, motivado por la curiosidad o la afinidad: le agradecemos su invaluable intervención en este diálogo ubicuo y asincrónico, porque su mirada le confiere sentido a estas líneas y le concede un significado a nuestra existencia.

(Texto de Laura M. López Murillo, argenpress, 29/XII/09).

EDITORIAL: Brasil como contraste

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, estableció el pasado 23 de diciembre un aumento de 10% a los salarios mínimos, lo que significará, un incremento real –ya descontada la inflación anual– de 5.5% en el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores. Desde 2003, cuando Lula inició su primer periodo en la presidencia, el indicador salarial brasileño ha acumulado un incremento de 53.4% en términos reales, y ello no sólo contribuye a explicar la enorme popularidad de que goza el mandatario de origen obrero sino que, mucho más importante, permite entender la solidez de la economía del mayor país de América Latina. En efecto, el aumento del poder adquisitivo del salario ha dotado a Brasil de un mercado interno consolidado que permite el crecimiento sostenido de los ramos agrícolas, industriales y de servicios y que ha hecho posible que la crisis económica mundial haya sido, en esa nación austral, mucho menos lesiva que en otros países. De hecho, con todo y los quebrantos financieros globales registrados en el año 2009, la economía de Brasil registrará números positivos, y cerrará el periodo con un crecimiento de más de 2% del producto interno bruto (PIB).

En todos estos terrenos –salarios, mercados internos, crisis económica y variaciones del PIB– es insoslayable la comparación entre Brasil y nuestro país. De 2003 a la fecha, en México los salarios mínimos se han incrementado de manera nominal 20.4%, pero si se les compara con la inflación de ese periodo –la segunda mitad del sexenio de Vicente Fox y la primera de la administración calderonista– han perdido, en términos reales, cerca de 10% de su capacidad adquisitiva, en lo que no es sino el tramo más reciente de una sistemática y deliberada devaluación del trabajo, estipulada por el programa neoliberal vigente desde 1988 –o desde 1982, según otros criterios– hasta nuestros días.

Ese designio de castigar los salarios para facilitar la concentración de riqueza en unas cuantas manos no sólo ha resultado catastrófico para los trabajadores, sino también para la economía en su conjunto, toda vez que se ha impedido, de esa forma, el crecimiento de un mercado interno capaz de sustentar las actividades productivas. A la postre, la obsesión neoliberal y antinacional de los gobernantes –atraer inversiones extranjeras, elevar las exportaciones a costa del bienestar de la población, someter al país al arbitrio de toda suerte de agentes externos– ha impreso en el quehacer económico un rumbo de colapso. Ello puede apreciarse en la total indefensión de México ante los embates de la recesión mundial y sus consecuencias, mucho más catastróficas y duraderas aquí que en el resto de las naciones del continente.

El gobierno de Lula no podría ser calificado como socialista ni como radical. Por el contrario, desde diversos ámbitos de izquierda se ha criticado al mandatario brasileño por haber abandonado los postulados ideológicos de su origen sindicalista, por haber dado la espalda, tras su llegada al poder, a movimientos sociales de base que lo respaldaron en su carrera política, y hasta por haber hecho suyas algunas premisas de la ortodoxia neoliberal. Lo que nadie, ni desde la izquierda ni desde la derecha, ha negado a Lula, es una gran visión de Estado. Como corolario de estas reflexiones puede apuntarse que no es preciso sostener posturas progresistas en lo social y en lo económico para comprender lo importante que resulta el mantenimiento y la mejoría de los niveles salariales; bastaría, para compartir ese criterio y esa praxis gubernamental, con anteponer el interés del país al de un pequeño grupo de potentados nacionales y extranjeros.

(Editorial, La Jornada, 24/XII/09).

EDITORIAL: Las voces de Guantánamo

La poesía siempre es un milagro, pero hay de milagros a milagros, como demuestra el libro Poemas de Guantánamo: hablan los detenidos (Marc Falkoff, editor). Que hayan visto la luz pública es lo de menos; el verdadero portento es que siquiera existan poemas escritos por los presos islámicos en la base militar estadunidense de Guantánamo, el centro de reclusión y tortura más cruel y refinado que haya conocido el mundo. No se trata de un campo de exterminio, y de ahí su novedosa perversidad: la idea es que las víctimas sobrevivan en las peores condiciones, que sufran y “paguen”, lo mismo si confiesan o no, si son culpables o no. Y en medio de la depravación y la degradación más calculadas y profundas, ¿qué hacen estos hombres? Escriben versos.

Resulta que un buen número de ellos ya eran poetas reconocidos, o alcanzaron maestrías y doctorados en literatura y diversas disciplinas. Otros, “amateurs”, escribieron sus primeros versos en el campo de concentración. Con guijarros en las paredes y el suelo, sobre manchas secas de pasta de dientes, con las uñas en vasos desechables de unicel que pasaban de celda en celda hasta terminar pepenados por los carceleros al final del día con la demás basura. Desde el último escalón de la condición humana cantan o se lamentan para sí mismos y lo comparten con sus compañeros de desgracia.

Creado después de la invasión de Afganistán y la declaración de “guerra contra el terror” de George W. Bush, en el neogulag (irónicamente establecido en territorio hurtado a Cuba) durante más de un año se impidió a los más de 500 reclusos usar lápiz y/o papel.

Después de 2003 se suavizó la prohibición, pero los militares confiscan versos y cartas de manera sistemática, para guardarlos en las bóvedas del Pentágono en Washington. Con frecuencia son arrebatados a los abogados voluntarios que visitan a los presos. Si ahora se conocen es porque, tras engorrosos trámites legales, unos cuantos fueron “desclasificados”.

Los mandos militares han declarado que estos poemas representan “un riesgo especialmente elevado” para la seguridad nacional del imperio, “por su contenido y formato”. ¿No supera esta consideración cualquier elogio de la crítica literaria? Ni siquiera Stalin persiguiendo a Ossip Mandelstam o Pinochet a Víctor Jara, fueron más implacables y obsesivos. Estos “peligrosos” dispositivos verbales hablan de dolor, tristeza, desesperación, amor a los hijos o los padres ausentes, indignación íntima, la sombra de la muerte o la determinación de lucha. Algunos, claro, son de contenido religioso.

Hay piezas definitivamente hermosas. Otras poseen un poderoso valor testimonial. Todas son poderosamente humanas. Escritos en árabe (y en ciertos casos en inglés, pues entre los detenidos hay ciudadanos británicos y ex estudiantes de universidades estadunidenses), no pocos siguen las tradiciones poéticas árabes: son casidas, cánticos. Es menester subrayar que participan de una cultura mucho más literaria que la nuestra. Ante la prohibición sistemática de la representación visual, los pueblos árabes otorgan inmensa importancia a la palabra.

“Sí, por supuesto./ Ellos hablan, ellos discuten, ellos asesinan./ Ellos luchan por la paz”, ironiza Shaker Abdurrahim Aamer sobre sus captores.

Mohamed El Gharani, originario de Chad, fue encarcelado en Guantánamo a los 14 años. Varios prisioneros salieron después de 2005, como Shaik Abdurrajim Muslim Dost, declarado inocente, pero al llegar a su natal Pakistán en 2006 fue recapturado por las fuerzas armadas y nunca más se supo de él.

Flagg Miller, antropólogo cultural y lingüista, especialista en letras arábigas de la universidad de Wisconsin, se sorprende al identificar una “profunda huella de la nostalgia romántica” en estos poemas, lo que considera un rasgo atípico en las literaturas islámicas tradicionales, a las cuales se adscriben culturalmente los prisioneros.

El escritor chileno Ariel Dorfman (aquel del clásico análisis Para leer al pato Donald), recuerda en el epílogo del volumen a las víctimas de la dictadura y la tortura pinochetistas que se salvaron gracias a la poesía que conservaban en la memoria. Lamenta que estos nuevos poetas sean víctimas extremas del país que se ostenta como paladín universal de la libertad y la democracia. Y nos revela el secreto del milagro: “Lo que encuentro como verdadera fuente de los poemas de Guantánamo es la simple, casi primitiva aritmética de inspirar-y-expirar”. La inspiración más elemental, pues. Dirigida a los demás presos, o a veces a sus familias lejanas, “esta poesía convoca a respirar los mismos versos a aquellos que respiran el mismo aire”. Así sea el aire irrespirable de las ergástulas washingtonianas en el lugar más infame del mar Caribe.

(Texto de Hermann Bellinghausen, rebelión, 28/XII/09).

EDITORIAL: Un pendiente

A veces parece imposible.

La rabia está ahí. Tantas rabias. Rabia ante la destrucción del mundo por el capitalismo, la destrucción de nuestras vidas y las vidas de nuestros amados. Rabia ante el desperdicio de tanto potencial, de tanta creatividad, tanta vida por el desempleo y también por el empleo. Rabia ante la pobreza y el hambre en un mundo de riqueza. Rabia ante la masacre de la vida no humana y la aniquilación suicida de una convivencia ecosocial posible. Rabia cuando vemos el mundo que estamos creando y lo contrastamos con el que podríamos crear.

La dignidad está ahí. Tantas dignidades. Tanta gente nadando contra la corriente, tanta gente que lucha de infinidad de formas diferentes por no seguir la lógica del capital, tanta gente tratando de vivir con dignidad en, contra y más allá de un mundo basado en la negación de la dignidad. Las comunidades en Chiapas que están construyendo otra manera de educar a sus hijas y hijos; los maestros de Puebla que se han levantado para construir una educación digna en sus escuelas; los estudiantes del mundo entero que luchan contra la privatización de las universidades y se niegan a aceptar que estudiar es simplemente entrenarse para una vida de trabajo capitalista; los programadores que aprovechan sus habilidades para desarrollar un software para el uso en común; tanta y tanta gente que trata de vivir sus vidas de una manera que respeta la dignidad de los otros y se niega a usarlos como medios para alcanzar un fin.

Las rabias están ahí, las dignidades están ahí, las dignas rabias están ahí, por todos lados. Pero a veces nos sentimos atorados. Sabemos que no estamos solos, pero nos sentimos solos. Tantas rabias alrededor de nosotros, pero no sabemos cómo tocarlas. No somos minoría, pero nos sentimos minoría. Tantas frustraciones al borde de explotar, pero siguen contenidas. Tantas voces al punto de gritar, pero no sale el sonido, el grito simplemente resuena dentro de nuestras cabezas, una y otra vez. Como dos amantes que van caminando en la calle. Saben que se aman, pero unas barreras se levantan entre ellos, no saben cómo tocar el amor del otro.

No existe ninguna receta para decirnos cómo romper las barreras. No es cuestión de instituciones. Los amantes se casan y las barreras se quedan iguales. Creamos un partido o una asociación para juntar las rabias, pero en lugar de prenderlas, las apaciguamos. Tal vez ayude el preguntar-escuchar. Escuchar las rabias que nos rodean, escuchar las frustraciones, los amores que no encuentran voz. Aprender a escuchar lo inaudible, a ver lo invisible. Aprender a escuchar y respetar las rabias y las frustraciones incluso cuando vienen de lugares donde no las esperamos encontrar, aún cuando la gente no se viste de la misma manera que nosotros, ni usa el mismo lenguaje.

Dice John Berger en el último número de Desinformémonos que la resistencia está en saber escuchar a la tierra. Sí, o tal vez algo más pequeño. Tal vez estamos escuchando al botón de una flor que está en la espera de una primavera que puede ser que nunca llegue. Ponemos el oído junto al botón y escuchamos. ¿Qué es lo que oímos? Tal vez nada, porque no conocemos el lenguaje de los botones, y ellos a lo mejor no hablan el idioma de la izquierda. Pero si escuchamos bien y con mucho cuidado, tal vez podamos distinguir los sonidos de los amores y frustraciones que el botón contiene (y que lo desbordan). Las rabias. Los anhelos. Las memorias de sueños que todavía no se han realizado. Los muertos muriéndose para vivir las vidas que nunca pudieron vivir. La energía de un mundo que no existe y nunca ha existido, un mundo que todavía no existe y existe todavía no. La energía de un botón que quiere abrir sus pétalos.

Escuchando aprendemos un nuevo lenguaje, tal vez, y esto ayuda a disolver las barreras. Necesitamos una sacudida, algo que cambie el mundo alrededor de nosotros. Vamos caminando con nuestro amante amada en la calle, juntos y separados, y de repente un niño cae de su bicicleta, e inmediatamente los dos reaccionamos, muy juntos. Tan sencillo. El presidente hace una declaración más estúpida que las usuales y de repente las rabias y las frustraciones van bajando a las calles en una gran ola de alegría rabiosa. Probablemente no podemos predecir este evento que nos sacuda, y puede ser que no venga de donde queramos que venga, ni que hable exactamente el lenguaje que queremos que hable, pero de repente surge una exuberancia, un desbordamiento de rabias y amores que disuelve todas las barreras y convierte nuestra frustración en una celebración, una explosión de pétalos abriéndose por todos lados.

¿Podemos crear estos eventos que sacuden? Tal vez, pero sólo en parte. El levantamiento del 1 de enero de 1994 fue un evento que hizo subir la rabia y la esperanza dentro de millones de personas y las hizo salir a las calles y las llevó a nuevas formas de pensar y de relacionarse. Pero es siempre una apuesta. Se puede planear el evento, pero lo importante finalmente no es el evento mismo sino su resonancia, y la resonancia es cuestión de sensibilidades que van más allá de cualquier planeación. Los zapatistas pudieron planear la toma de San Cristóbal y de las otras ciudades, pero no podían saber qué tan fuertes iban a ser las olas de resonancia en todo el mundo. Aquí cuenta sobre todo el preguntar-escuchar, el proceso de adquirir sensibilidades, sentir resonancias, tocar dignidades.

Y ahora viene 2010. ¿Es posible que 2010 se vuelva un evento que destruya las barreras? Sin duda alguna, las rabias y las frustraciones se están intensificando ante el dolor que resulta de la crisis capitalista y la violencia cada vez mayor del gobierno mexicano. Sin duda va a haber celebración, la celebración en México de la Independencia y de la Revolución. Pero ¿qué tipo de celebración? ¿Puede ser que sea algo más que la glorificación de la estupidez institucional? ¿Puede convertirse en una explosión de alegría rabiosa? ¿Cómo hacer de ella un relámpago de memoria, una redención de los sueños de aquellos que lucharon? Ellas y ellos no querían dar sus vidas por una bandera y un himno nacional, ni para construir una frontera contra los guatemaltecos, nicaragüenses y hondureños. No murieron para crear la obscenidad del Estado Prianista. Lucharon para crear un mundo en el cual la dignidad se abriría como una flor. Vivieron para hacer realidad el potencial del botón. Un pendiente.

(Texto de John Holloway, rebelión, 28/XII/09).

EDITORIAL: Década perdida


Delirante, el calderonato hace hasta lo impensable por hundir en la miseria al mayor número posible de mexicanos (6 millones adicionales sólo en su primer bienio de estancia en Los Pinos), y con el panismo clerical se aferra a no dejar ir el galardón como el peor gobierno, junto con el de Fox, en 80 años, incluido el de Miguel de la Madrid. Es la segunda década perdida para el país (la del arranque del siglo XXI), mucho más profunda que la primera (la de los 80, con una tasa anual promedio de crecimiento de 1.9%, en plena crisis de la deuda externa y el arribo del neoliberalismo). El panismo llega a su décimo año consecutivo en la residencia oficial, y más allá de rosarios, crucifijos y buenas conciencias nada ha procurado en favor de los mexicanos. El peor resultado, producto de los peores gobiernos, entre los peores. A punto de montarse en el Ipiranga, Porfirio Díaz dejó tras de sí una década, la primera del siglo XX, con una tasa anual promedio de crecimiento económico de 3.31%. Cómo estará la cosa, que la dupla Fox-Calderón apenas si libra 1% anualizado.

El cambio (Fox) con continuidad (Calderón), presumido por el panismo, ha sido un estrepitoso fracaso en lo político, lo económico y lo social. Por abajo del infausto resultado blanquiazul, sólo se registran los resultados históricos en la segunda y tercera décadas del siglo XX, con el país convulsionado por el movimiento revolucionario, la guerra cristera –de la que se ufana ser heredero el actual inquilino de Los Pinos– y la hecatombe económica de 1929: en el periodo 1911-1920 la tasa anual promedio de crecimiento económico a duras penas alcanzó 0.21%, mientras en 1921-1930 el indicador se redujo a 0.20%, lo que resume 20 años de convulsión política, económica y social, de reacomodos, de guerra y crisis externa (Calderón dixit), carentes de bonanza petrolera, histórica inversión extranjera, boyante planta productiva, exportaciones sin límite, finanzas públicas sanas y demás bellezas presumidas por los neoliberales.

La dupla Fox-Calderón, el panismo institucionalizado, prometió todo e incumplió todo, y decididamente va por más. En el periodo 2001-2009 el resultado económico es desastroso: el crecimiento anual promedio va de 1.03 a 1.13% (depende de si la economía mexicana se hunde 7 u 8% en 2009), algo no registrado en 80 años. Ahora que si el balance se limita al primer trienio calderonista en Los Pinos, entonces el desplome va de 0.83 a 1.17 (ambas, cifras negativas).

En el repaso histórico, y superada la convulsión 1911-1930 (con su 0.2% de avance), la tasa anual promedio de crecimiento económico mexicano se registró así: 1931-1940, 3.36%; 1941-1950, 5.98%; 1951-1960, 6.14%; 1961-1970, 6.48%, y 1971-1980, 6.71%. A partir de ese año todo ha sido escalera para abajo, con un creciente costo social.

Bienvenidos pues, a este 2010, el año de la recuperación de la crisis externa. Sigue la feria de precios en bienes y servicios del sector público. Agreguen el incremento en tarifas eléctricas al ya de por sí voluminoso inventario. Como van las cosas y para vivir mejor, el gobierno calderonista insiste en que los mexicanos se alumbren con velas y guisen con leña, recurran al trueque, recolecten frutos de la madre natura y cacen con piedras, porque el arco y las flechas también subieron de precio.

(Texto de Carlos Fernández-Vega, La Jornada, 4/I/10).

MUNICIPAL: Dialéctica ancestral

En algún lugar del pasado, cuando los ideales despertaban las conciencias, se inflamaban las convicciones y el espíritu se enaltecía; de un tiempo para acá, cuando se agudiza la tensión entre los extremos, se confrontan las visiones aparentemente opuestas de los mismos exponentes de la realidad… Dicen los que saben que para comprender la historia es necesario leerla bajo la luz de la condición humana, porque los grandes logros y los yerros colosales son la materialización de las ideologías, y que por eso, la dominación es el único factor constante a lo largo de los siglos. ¿Qué tiene que ver la ideología con el devenir histórico? ¿Qué papel juega la ideología en la cotidianeidad de la población? La ideología dominante en cada época, coyuntura o circunstancia en el tiempo, es la que ha matizado la actitud de cada sociedad en su forma de pensar, en sus costumbres, en su manera de interpretar la realidad. Se dice que cada generación debe repensar la historia, porque los hombres envejecidos la entregan corrompida, acomodando los valores históricos al régimen de sus intereses creados; es decir, les corresponde a los jóvenes transfundirle su sangre nueva, sacudiendo el yugo de los malsanos atavismos. Por ejemplo, si San Francisco contara con dirigentes –políticos, empresariales, sociales, magisteriales, sindicales, etc.– de avanzada y progresistas, la población se vería influenciada y beneficiada por el contraste entre las distintas corrientes de pensamiento, lo cual le permitiría evaluar las distintas propuestas que ayudaran a superar los vicios que detienen el desarrollo social. Habría un beneficioso debate público y un productivo juego de ideas. Sin embargo, la realidad es todo lo contrario: desde el poder político-económico, se ha insistido en filtrar hacia la sociedad un rancio conservadurismo que ha derivado en un estancamiento de las voluntades, en una parálisis de las conciencias, en una desmotivación hacia la solidaridad con las luchas de otros, y lo que es peor: en una intolerancia hacia los que piensan distinto. Así, no es de sorprender que el alcalde Jaime Verdín, montado en la misma lógica de los que le precedieron, simplemente recicle lo ya andado por otros, sin nada –hasta ahora– que le de un sello distinto en su modo de “hacer política”, en su forma de conducirse como “el ciudadano presidente municipal”. En su mensaje de fin de año a la población, Verdín nos regala una delicia de lo mejor de la ideología en boga: la autoestima como peldaño para la superación personal, meta suprema para alcanzar la felicidad. Dijo Verdín a través del diario a.m. (diciembre 31): “El año 2010, desde la trinchera que a cada cual le competa estar, bajo el rol que desempeñe, debe vivirse ante todo con la salud personal plena, estando bien consigo mismo para que se pueda extrapolar a todo punto de coincidencia (sic) y convivencia en sociedad”. Entusiasmado, el alcalde siguió con un rosario de buenos deseos, que, no dejan de causar gracia, porque habla como si desde su posición no tuviera compromiso alguno, olvidando que él es el responsable de conducir los destinos de este municipio: en sus manos está el dar a conocer la cuantía del saqueo a las arcas municipales en la administración anterior, en sus manos está el denunciar el mal uso de los recursos públicos, en sus manos está el castigar a los malos elementos de Seguridad Pública vinculados al narco, en sus manos está en pedir la renuncia a los funcionarios públicos ineficientes, en sus manos está en desmilitarizar las calles y caminos del municipio, en sus manos está el predicar con el ejemplo, es decir, le pide a la población vivir en armonía, cuando él, tiene graves y serios conflictos con el panismo de la localidad. No hay que olvidar que Verdín fue impuesto como candidato en las elecciones pasadas, provocando un fuerte repudio del llamado “panismo histórico”. Por eso es que las instalaciones de la Presidencia Municipal se han convertido en un nido de alacranes, las reuniones del Cabildo son ásperas y pesadas, y el personal de las distintas direcciones vive en un estado de confusión e incertidumbre. En ese contexto, y como si hablara desde un plano desvinculado de este mundo, Jaime Verdín le pidió a la comunidad que, “lejos de fijarse en preferencias políticas, en ideologías, en grupos o en modos de vida, lo principal es ver al ser humano que cada uno es (sic), ver a la persona, no sus acciones o sus proezas, atender al ser (humano) que algo puede hacer cada día para construir (un) mejor mañana personal, familiar y de sociedad”. Una de dos: o el alcalde se encontraba bajo los efectos de alguna hierba opiácea o, de plano nos quiere ver la cara. Sus palabras no reflejan una auténtica sinceridad: “El 2010 debe verse con la meta de (contar con) salud personal… teniéndola, lograremos que venga por consiguiente la alegría, el gozo, la mejora económica y el progreso”: ¿se le pide salud personal a quienes sufren las consecuencias de una crisis que Calderón ha profundizado? ¿Se le pide construir un mejor mañana personal y familiar a quien vive en la incertidumbre de perder su precario empleo? ¿Se les pide vivir con alegría y gozo a quienes padecen las consecuencias de la carestía y el estancamiento del país? ¿En qué país vive el alcalde? Y como si le enviara un mensaje a sus propios correligionarios, dijo: “Es tiempo de ser humildes, actuar con responsabilidad… entre seres humanos no hay diferencias, y el deseo es igual para todos, teniendo fe que en el 2010 se logre la mayor tolerancia y convivencia entre quienes tienen ideologías distintas, (así) como que prive el diálogo sobre la soberbia”. ¡Ah, la palabra soberbia en labios de quien ha actuado al margen de las necesidades de los excluidos, de quien ha defendido el proyecto que ha mantenido hundido a nuestro país! ¿No actúa con soberbia Jaime Verdín cuando protege a Toño Salvador, vividor empedernido del presupuesto público, en cuya administración hubo un sobre gasto de casi 8 millones de pesos, un desfalco en SAPAF y peculado y concusión de parte de varios funcionarios públicos? ¿En verdad se le seguirá un proceso al extesorero municipal Jorge L. González Téllez por su “reincidencia” en el sobregiro en los gastos de todas las dependencias en la pasada administración municipal? ¿Y qué acciones va a tomar el que pregona “humildad y responsabilidad” sobre la mala calidad en los trabajos realizados en el piso de la Zona Peatonal? ¡Vergüenza debía tener el alcalde al ponerse a hablar de armonía, fraternidad y demás cursilerías cuando en su actitud refleja desidia, indolencia e irresponsabilidad al no actuar decididamente en contra de las corruptelas de su antecesor! Tiene razón José Ingenieros cuando escribe que: “El ignorante vive tranquilo en un mundo supersticioso, poblándolo de absurdos temores y de vanas esperanzas; es crédulo como el salvaje o el niño. Si alguna vez duda, prefiere seguir mintiendo lo que ya no cree; si descubre que es cómplice de mentiras colectivas, calla sumiso y acomoda a ellas su entendimiento”. Por ello, cuando se recapitula el pasado se redimensiona los acontecimientos, se desmitifica a políticos inconsistentes y propicia el análisis comparativo. Hoy por hoy, es posible identificar a la aristocracia porfirista entre las élites actuales. Con el advenimiento del 2010, el devenir histórico adquiere importancia y significación. La celebración del bicentenario de la guerra independentista y el centenario de la gesta revolucionaria han provocado la recuperación de la memoria colectiva y el despabilamiento del discernimiento. Pero si las retrospectivas son inevitables, las comparaciones son imprescindibles: las castas inferiores novohispanas, los desposeídos y desfavorecidos en el caos decimonónico, el lumpen modernista, los jodidos del posmodernismo, todos ellos, sobreviven en los mismos márgenes de la miseria y la desventura. La independencia no mejoró las condiciones de vida de los mestizos ni desvaneció la crueldad de la estratificación social en función del origen y la raza; los sacrosantos postulados de la Revolución mexicana cristalizaron en mitos nacionalistas pero no se diseminaron en el territorio nacional. Aún ahora subsiste el centralismo que intentaron derrocar los criollos, la autonomía sigue siendo una quimera monumental. Los ideales democráticos de la Revolución se rompen en una partidocracia que ahora propone la reelección como una forma subrepticia de un neototalitarismo. El consenso social, la soberanía popular, la opinión pública como garantes de la democracia no inciden en la toma de las decisiones: el reciente aumento en la gasolina, con la inexorable secuela inflacionaria, es una evidencia del criterio despótico de un régimen que no reconoce límites ni contrapesos. A doscientos años del grito de Dolores y a cien años del levantamiento revolucionario, los desposeídos subsisten en la jodidez; el olvido institucional se agudiza en regímenes carentes de sensibilidad social y el poder de las masas se manifiesta únicamente en los devaneos del mercado, porque ahora, el contexto histórico admite y perpetúa la tensión entre las visiones siempre opuestas de los mismos exponentes de la realidad… ¿Cabe, ante este panorama, pensar en la posibilidad de una armoniosa convivencia social como lo pretende Jaime Verdín? ¡Imposible, porque en estos días la lucha de clases se ha tornado cruenta y descarnada! Y, otra vez, José Ingenieros nos da luces: “Los hombres rebajados por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intenciones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el (chapulín); tienen la certidumbre íntima, aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles. Por eso es insolvente su moral: implica siempre una simulación”. Es por eso que la burguesía de este municipio se muestra desconfiada e inconforme con el actuar de Verdín. Los ricos de esta localidad, especialmente a los que vemos en sus mansiones lujosas y en sus autos de lujo sufren ansia crónica por partida doble: obsesión de poseer más y más, y tiemblan vitaliciamente por la posibilidad de perder lo que tienen. Por tanto, reclaman a la autoridad más seguridad para sus fortunas. Ahí se agota su desparpajo para enriquecerse a costa, siempre, de los demás. Los ricos son el testimonio viviente y el monumento de piedra a pie de calle de la usurpación, del expolio, del engaño y hasta del crimen si hacemos caso a aquellos que dicen que detrás de toda fortuna hay por lo menos uno. Los límites de la riqueza y de la pobreza son claros: nadie debe ser tan rico como para comprar a otro, ni tan pobre como para tener que venderse. Y cuando decimos venderse, no nos referimos al cuerpo, sino a su conciencia: lo único que nos hace dignos de ser humanos. ¿Lo entenderá el alcalde?

ESTATAL: Sin competitividad

La Inversión Extranjera Directa (IED) en Guanajuato cayó a su segundo nivel más bajo registrado en los últimos diez años. Con excepción de la inversión de cien millones de dólares que Pepsico hizo en Celaya en febrero de 2009, prácticamente no hubo empresas extranjeras que anunciaran grandes inversiones en el estado. Aunque hay que mencionar que en 2009 se inauguraron las plantas de algunas empresas como la italiana Guala Dispensing, la brasileña Samot y la japonesa Hino; sin embargo, esas inversiones corresponden al año 2008. Guanajuato ocupa el onceavo lugar a nivel nacional entre los estados con menor IED. Si de algo sirve, la atracción de inversiones en nuestro estado fue mejor que en los siguientes estados: Nayarit, Tlaxcala, Aguascalientes, Colima, Yucatán, Morelos y San Luis Potosí, estados que, en lugar de ganar, perdieron inversiones. Lo anterior, no le quita el sueño al gobernador del estado, pues, gracias a los migrantes, las remesas superaron con mucho a la IED durante 2009. De los dos mil 100 millones de pesos que se estima llegaron a Guanajuato por concepto de remesas, 45.4% corresponde al producto del trabajo de los hijos e hijas de los migrantes. Datos oficiales permiten saber que en promedio, cada hogar guanajuatense que depende de las remesas recibió 2 mil 104 pesos mensuales; es decir, una cantidad que apenas permite la sobrevivencia de esas familias, pues un gran porcentaje de ese dinero se utiliza para alimentación y salud, por lo que, los niveles de pobreza se mantienen en una peligrosa curva ascendente. Por otro lado, y vinculado con los altos niveles de pobreza y marginación en el estado, recién se dio a conocer que Guanajuato ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en la comisión de delitos federales. De acuerdo a información dada a conocer por la PGR, Guanajuato se ubica sólo por debajo del Distrito Federal, Jalisco y Baja California. Es decir, en Guanajuato, se perpetraron 9 mil 322 ilícitos federales, de los cuales, 79.13% estuvo vinculado con delitos contra la salud. Es más, estados como Zacatecas, Veracruz y Aguascalientes, donde miembros del grupo delictivo Los Zetas están presentes, son considerados como de “bajo perfil” delictivo. Lo anterior no tiene que ver con los homicidios llamados de “alto impacto”, sino a delitos como posesión, producción, transporte, tráfico, comercio y suministro de drogas; así como tráfico, uso y portación de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército, trata de blancas, delitos fiscales, etc. En cambio, Guanajuato ocupa el octavo lugar en el país en cuanto a homicidios de alto impacto con 177 ejecuciones, por debajo de estados como Chihuahua (con 3 mil 250), Sinaloa (con 930), Durango (con 734), Guerrero (672), Baja California (444), Michoacán (356) y Sonora (222) y por arriba del Estado de México y Coahuila. Según el diario correo, la distribución en la geografía guanajuatense de tales homicidios fue la siguiente: 36 en León, 24 en Celaya, 17 en Apaseo el Grande, 13 en Salamanca, 12 en San Francisco del Rincón; 10 en Pénjamo, 9 en Valle de Santiago, 7 en Irapuato y Acámbaro, 6 en Salvatierra y Silao, 5 en Jerécuaro, Cortazar y San Miguel de Allende, 4 en Villagrán, Cuerámaro, Moroleón, Jaral del Progreso y Yuriria, 3 en Uriangato, 2 en Coroneo, Tarandacuao, San Diego de la Unión, San Luis de la Paz, Romita, Manuel Doblado y Purísima del Rincón, finalmente, 1 en Abasolo, Comonfort, Huanímaro, Dolores Hidalgo y Juventino Rosas. ¿Feliz año 2010?

(Fuentes: a.m., 28/XII/09; correo, 5/I/10).

NACIONAL: La barbarie civilizada

Frente a la masificación de la barbarie y el uso mediático del horror como espectáculo, conviene rescatar el carácter central del montaje de Estado en torno a la ejecución sumaria de Arturo Beltrán Leyva y la manipulación y profanación del cuerpo del presunto delincuente, exhibido como trofeo de guerra en la posterior difusión visual propagandística del régimen. No hubo en ello ningún paso en falso.

El obispo de Saltillo, monseñor Raúl Vera, definió el operativo del comando de elite de la infantería de marina que intervino en la acción en una zona residencial de Cuernavaca, Morelos, como una “ejecución extrajudicial”, un asesinato. Desde Copenhague, en la legalización triunfalista del hecho, Felipe Calderón lo presentó como un logro muy importante para el pueblo y el gobierno de México. El sicoanalista Alberto Sladogna se refirió al tratamiento de la muerte de Beltrán Leyva como una acción de la barbarie civilizada regida por el criterio de eficacia, como en la Alemania nazi.

Conviene dejar apuntado que en julio-agosto de 2007, 45 comandos de la Armada mexicana participaron en ejercicios bélicos de alta intensidad en la Escuela de Fuerzas Especiales de Fort Bragg, Carolina del Norte, donde tiene su sede el Centro de Operaciones Sicológicas del Pentágono; el curso fue identificado con el código NMX2007-NT001W.

Como antecedente cabe recordar también que a comienzos de los años 60, en Fort Bragg, de la mano de los ideólogos de la escuela francesa Roger Trinquier y Paul-Alain Léger, Estados Unidos adoptó las técnicas de la guerra moderna (la guerra sucia antisubversiva aplicada por el ejército galo en Argel), que luego pusieron en práctica tropas aerotransportadas del Pentágono (boinas verdes) en la Operación Fénix, en Vietnam. Después, desde la Escuela de las Américas y otros centros de adoctrinamiento castrense, Washington fomentaría los escuadrones de la muerte y los grupos paramilitares e introduciría la doctrina contrarrevolucionaria en las fuerzas armadas latinoamericanas.

El modelo hemisférico más acabado sería la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), de Argentina, cuyo GT 3.3.2 –código dado al grupo de tarea de los marinos argentinos– se especializaría en el secuestro, la tortura y la eliminación física de los enemigos de la patria.

Incluir el terror político en una dialéctica entre la razón y la locura atañe a la humanidad entera. Dice Marcelo N. Viñar que las fronteras entre sinrazón y simbolización no son individuales ni victimológicas, sino societarias. Así como la tortura moderna no es una enfermedad del torturado, sino un mal endémico de la civilización, que crece y se expande con el progreso, como cualquier tecnología perfectible y robotizable, como cualquier industria, la teatralización del triunfo sobre Beltrán Leyva –la víctima como espectáculo mediante la divulgación de fotos con el cadáver semidesnudo, los pantalones abajo y decorado con billetes ensangrentados, amuletos y joyas– no es un barbarismo retardatario y salvaje (la semiótica bárbara o la devoción al culto paramesiánico, diría Monsiváis), sino una necesidad del poder en la sociedad mexicana actual, su reverso abyecto, pero necesario.

Desde la experiencia de la Gestapo y los campos concentracionarios nazis, la guerra sucia contra la independencia de Argelia y las escuelas de contrainsurgencia del Comando Sur del Pentágono, Washington ha producido empresas de exterminio y expertos militares de una tecnicidad temible. Así, más allá del crimen anónimo y de la escenografía y los falsos deslindes oficiales –las instituciones operaron de manera fantasmática, intangible: no se sabe quién ordenó el montaje mortuorio ni quién tomó y distribuyó las fotos de Beltrán Leyva–, los infantes de marina que intervinieron en Cuernavaca dieron un trato eficiente al delincuente y su cadáver.

En el caso de marras, haiga sido como haiga sido, la barbarie civilizada dice Alberto Sladogna– pasó del cuerpo de la víctima al cadáver. El cuerpo provoca la erótica del duelo, mientras el cadáver es un monto biológico, una carroña. Una carroña corrompida que sirvió de alimento a los carroñeros: “En su guerra sucia, los medios de comunicación se alimentan y nos alimentan con carroña”. Ergo: los delincuentes no son humanos, son carroñas y deben ser eliminados. En la construcción del enemigo subyace el criterio de eficacia: lo que antes era calificado de bárbaro ahora es civilizado: un logro del pueblo y del gobierno de México (Calderón dixit), donde queda difuminada la frontera entre la actividad de Santiago Meza López, El Pozolero (disolver cadáveres con ácido), y la maquinaria de guerra puesta en marcha para convertir el cadáver que fuera de Beltrán Leyva en “un narcomensaje civilizado”.

En un mundo de impostura y simulación, donde el terror es un espectáculo cotidiano y trivializado –lo que remite a la banalidad del mal de la que nos hablaba Hanna Arendt–, hay que remarcar que el terror de Estado y la violencia reguladora son concebidos y ejecutados por hombres para destruir a otros hombres, y se instalan en condiciones sociopolíticas o históricas determinadas. Se trata de procesos históricos concretos que construyen el progreso o el horror. Hoy, en México, la barbarie civilizada opera por medio de personas y aparatos concretos, en pleno descampado y a la vista de toda la sociedad. La puesta en escena fue amplificada por medios amarillistas que operaron, en la coyuntura, como vehículos de propaganda de la estrategia integral de seguridad del régimen calderonista en su cruzada contra los malos. A la sazón, una guerra parcial y limitada, no sólo por la selección de los cárteles de la economía criminal a exterminar, sino por la exclusión en materia investigadora y persecutoria, de narcobanqueros, narcoempresarios, narcopolíticos, narcojueces… Ah, y lo peor: la nueva estrategia recién comienza.

(Texto de Carlos Fazio, La Jornada, 28/XII/09).

NACIONAL: Rivera Carrera y la cruzada antisecular

En la homilía que pronunció el pasado 27 de diciembre en la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, dijo que la institución familiar ha sido agredida por la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio entre el hombre y la mujer, y agregó que la reciente legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo –aprobada una semana antes por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF)– implica ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad.

La postura no es nueva. El mismo día en que el organismo legislativo capitalino aprobó las reformas legales al Código Civil para permitir los casamientos entre personas del mismo sexo, el arzobispado metropolitano calificó tal medida de perversa, arbitraria, soberbia y aberrante, y opinó que llevará a la ruina a la sociedad. Tampoco se trata de una posición exclusiva de la jerarquía eclesiástica católica: similares expresiones de rechazo han manifestado otros cultos cristianos, así como algunos membretes seculares ultramontanos.

Esas y otras reacciones adversas, y hasta sulfúricas, contra la medida de la ALDF, tienen en común un basamento de arquetipos limitados, antiguos y falsos sobre la familia, el individuo y la sociedad, así como nociones reaccionarias, antidemocráticas e incluso totalitarias acerca de la relación entre la moral religiosa y el Derecho, e ignoran, deliberadamente o no, que la primera rige el comportamiento de un conjunto limitado de individuos, definido, entre otros factores, por esa misma moral, en tanto la legislación nacional debe ser incluyente y respetar la diversidad y la libertad políticas, culturales, religiosas y sexuales de la población.

Más allá de esas consideraciones, es alarmante que pronunciamientos ideológicos como el formulado ese día por Rivera Carrera hayan logrado cuajar en una suerte de santa alianza entre los partidos que comparten en los hechos el poder nacional, el PRI y el PAN, para intentar una verdadera restauración prejuarista que se expresa en la penalización constitucional del aborto en casi una veintena de estados, con la consiguiente liquidación de derechos sexuales y reproductivos. Por lo que hace al Distrito Federal, esa alianza pretende lanzar una ofensiva judicial para invalidar la reforma que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.

No es sorprendente que Acción Nacional se haya empeñado, en los nueve años en los que ha detentado la Presidencia, en inducir una regresión histórica en materia de secularidad. Tampoco asombra que el Partido Verde Ecologista de México, dispuesto a abrazar cualquier causa con tal de ganar votos –y prerrogativas procedentes del erario–, se haya sumado a la cruzada antisecular. Pero que el Revolucionario Institucional participe en tal empeño constituye una traición a sus postulados básicos y una afrentosa expresión de hipocresía electorera. Cuando cabría esperar una mínima congruencia del partido que se ostenta como heredero del nacionalismo revolucionario y de los principios republicanos plasmados en las constituciones de 1857 y 1917, esa agrupación, cuyo Comité Ejecutivo Nacional encabeza una mujer, se afilia a la campaña de criminalización de la libertad sexual y reproductiva –que golpea principalmente a las mujeres– y de exclusión de las minorías. En vez de propiciar entre los votantes una evolución de las mentalidades, el PRI busca pescar votos en las aguas más oscurantistas y prejuiciadas, en las cuales se confunden electorados y feligresías, y participa activamente en contrarreformas legales que implican socavar el principio de separación entre Iglesia y Estado.

A la larga, los empeños por impedir –vía judicial– que la sociedad mexicana evolucione y transite a la modernidad, están condenados al fracaso (por más que Rivera Carrera vocifere que actúa siguiendo la ley de dios, por encima de la ley de los hombres, La Jornada, 11/I/10). Pero, en lo inmediato, las legislaciones regresivas en materia de derechos reproductivos y de género, así como las campañas contra la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en la capital de la República, conllevan la validación de un sufrimiento injustificable para muchos miles de mujeres y de una discriminación repulsiva e inhumana para homosexuales y lesbianas. Los feligreses y los electores tienen ante sí una disyuntiva insoslayable.

(Editorial, La Jornada, 28/XII/09).

INTERNACIONAL: El derecho de la Humanidad a existir

El cambio climático está causando ya considerable daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias.

Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible. James Hansen, del Instituto Goddard de la NASA, asegura que un nivel de 350 partes del dióxido de carbono por millón es todavía tolerable; hoy sobrepasa sin embargo la cifra de 390 y se incrementa a ritmo de 2 partes por millón cada año, rebasando los niveles de hace 600 mil años. Las últimas dos décadas han sido, cada una de ellas, las más calurosas desde que se tienen noticias del registro. El mencionado gas aumentó 80 partes por millón en los últimos 150 años.

El hielo del Mar Ártico, la enorme capa de dos kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen colosal que cubre la Antártida, la capa que resta del Kilimanjaro, los hielos que cubren el Himalaya y la enorme masa helada de Siberia se están derritiendo visiblemente. Científicos notables temen saltos cuantitativos en estos fenómenos naturales que originan el cambio.

La humanidad puso grandes esperanzas en la Cumbre de Copenhague, después del Protocolo de Kyoto suscrito en 1997, que entró en vigor el año 2005. El estruendoso fracaso de la Cumbre dio lugar a bochornosos episodios que requieren el debido esclarecimiento.

Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial emite el 25% del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto como al resto del mundo. Durante las reuniones previas a la Cumbre, se hizo evidente que los dirigentes de esa nación y los de los países más ricos maniobraban para hacer caer el peso de los sacrificios sobre los países emergentes y pobres.

Gran número de líderes y miles de representantes de los movimientos sociales e instituciones científicas decididos a luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia, acudieron a Copenhague invitados por los organizadores de la Cumbre. Omito referirme a detalles sobre la brutalidad de la fuerza pública danesa, que arremetió contra miles de manifestantes e invitados de los movimientos sociales y científicos que acudieron a la capital de Dinamarca para concentrarme en los aspectos políticos de la Cumbre.

En Copenhague reinó un verdadero caos y sucedieron cosas increíbles. A los movimientos sociales e instituciones científicas no les permitieron asistir a los debates. Hubo Jefes de Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus opiniones sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos se adueñaron de la conferencia con la complicidad del gobierno danés. Los organismos de Naciones Unidas fueron relegados.

Barack Obama, que llegó el último día de la Cumbre para permanecer allí sólo 12 horas, se reunió con dos grupos de invitados escogidos “a dedo” por él y sus colaboradores. Junto a uno de ellos se reunió en la sala del plenario con el resto de las más altas delegaciones. Hizo uso de la palabra y se marchó de inmediato por la puerta trasera. En ese plenario, excepto el pequeño grupo seleccionado por él, se les prohibió a los demás representantes de los estados hacer uso de la palabra. En esa reunión, a los Presidentes de Bolivia y de la República Bolivariana de Venezuela se les permitió hablar, porque al Presidente de la Cumbre no le quedó otra alternativa que concederles el uso de la palabra, ante el reclamo enérgico de los presentes.

En otra sala contigua, Obama reunió a los líderes de los países más ricos, varios de los Estados emergentes más importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos o tres de los países más importantes, ignoró a la Asamblea General de Naciones Unidas, ofreció conferencias de prensa, y se marchó como Julio César en una de sus campañas victoriosas en Asia Menor, que lo llevó a exclamar: Llegué, vi y vencí.

El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, había afirmado el 19 de octubre: “Si no llegamos a un acuerdo en el curso de los próximos meses, no debemos tener duda alguna de que, una vez que el crecimiento no controlado de las emisiones haya provocado daños, ningún acuerdo global retrospectivo en algún momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces será irremisiblemente demasiado tarde.”

El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en la conferencia de prensa ofrecida el 21 de diciembre, afirmó una verdad que es imposible negar; emplearé algunos de sus párrafos textuales: “Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de la Conferencia de las Partes, no se tomó ninguna decisión con relación a compromisos vinculantes o no vinculantes, o de naturaleza de Derecho Internacional, en modo alguno; simplemente, en Copenhague no hubo acuerdo… La Cumbre fue un fracaso y un engaño a la opinión pública mundial… quedó al desnudo la falta de voluntad política…”.

El Canciller cubano añadió otros datos de interés sobre las posibles consecuencias de acuerdo a las últimas investigaciones de la ciencia: “…desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha las emisiones de los países desarrollados se elevaron 12.8%… y de ese volumen el 55% corresponde a Estados Unidos. Un estadunidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno. Treinta países, incluidos los de la Unión Europea, consumen el 80% del combustible que se produce”.

El hecho muy real es que los países desarrollados que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus emisiones.

En una conferencia de prensa posterior, antes de abandonar la capital danesa, Obama afirma: “Hemos producido un sustancioso acuerdo sin precedente aquí en Copenhague. Por primera vez en la historia, las mayores economías hemos venido juntas a aceptar responsabilidades”.

En su clara e irrebatible exposición, el Canciller cubano afirma: “¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades’? Quiere decir que están descargando un importante peso de la carga que significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China, Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo”.

(Texto de Fidel Castro, rebelión, 28/XII/09).

ANÁLISIS: El ataque al Estado laico


1. El ataque viene de fuera y de lejos. Del Vaticano. De un Papa alarmado por la disminución mundial de sus fieles y por la relajación de la fidelidad de los católicos a la palabra papal. Católicos, pero a un tiempo ciudadanos de democracias, la mayoría de los católicos actuales parecen escuchar al “Santo Padre”, pero no obedecerlo sin mediar su libre albedrío.

2. Otro podría haber sido el camino elegido por el Papa Benedicto XVI para volver relevante a la Iglesia en sociedades democráticas. Una cruzada contra la pobreza o una cruzada contra la enfermedad, por imaginar dos causas pertinentes.

Esta es la desgracia para la década que termina en el 2010: Aniquilado el Diablo del comunismo, el Papa ha elegido como nuevo Satán la ascendente moral democrática, y eso con la única intención de restaurar, sin enmienda, la marchita moral autoritaria del catolicismo.

3. Ninguna desviación de una moral delgada como un filo de navaja: control de la vida desde la concepción hasta la muerte: cero libertad, por ende cero diversidad, por tanto abominación de la invención: adiós al libre albedrío, terror al cuerpo humano y al placer y espanto de las mujeres autónomas y de los “diferentes”: el triste rosario de negaciones de la vieja moral autoritaria.

4. El Satán a combatir: la nueva moral hecha de libertades civiles: haz lo que quieras y te haga feliz, con tal de que no dañes a tu prójimo: ama a quien amas; elige el número y espaciamiento de tus hijos; edúcalos en las creencias en las que crees; y muere como mejor te parezca morir. Y todo con la protección y auxilio del Estado.

Los valores: la elección individual, la diversidad, el placer, la felicidad.

5. Lanzada en Latinoamérica en el año de 2007, la cruzada vaticana indica a los obispos cooptar arriba para imponer abajo. Cooptar la voluntad de las clases dirigentes para imponer como ley civil a los ciudadanos la desprestigiada moral restrictiva.

Indica igualmente tres vertientes de acción: anular las libertades civiles vigentes en sus países, blindar la prohibición de las aún no legisladas y aumentar los poderes del clero.

6. Así, el sueño de hoy de los obispos sería una sociedad donde sean ilegales y castigados: la diversidad sexual, la anticoncepción, el aborto, los matrimonios gays, el divorcio y la eutanasia. Y donde la Iglesia tenga: injerencia en la educación pública y en el Ejército, medios de comunicación masiva propios y el derecho a recibir un impuesto recabado por el Estado.

7. La cruzada vaticana ha tenido éxito en Latinoamérica únicamente en países donde la joven moral democrática todavía es muy insegura; en Perú y República Dominicana, países de por sí rezagados en cuanto a derechos civiles; en Nicaragua y en México, países de clases políticas corrompidas por el oportunismo y el analfabetismo moral.

8. En México la cruzada arraigó primero en la presidencia del PAN, desde donde los panistas liberales fueron arrasados debido a su distracción y/o su indolencia moral. Luego arraigó, y tal vez para el asombro de los mismos obispos, en la presidencia del PRI, nunca tan mendaz y desesperada por el poder como hoy. Y en los dos partidos la táctica subsecuente ha sido idéntica.

Los presidentes de cada partido convencieron a sus gobernadores y/o caciques locales para realizar el trabajo sucio de presionar a la mayoría de sus diputados para aprobar la criminalización del aborto en sus estados.

9. Es falso que la criminalización de las libertades civiles refleje el conservadurismo de la ciudadanía, como insisten para su disculpa los presidentes del PRI y del PAN, y afirman algunos de nuestros intelectuales “liberales”, por falta de curiosidad sobre sus prójimos.

En el caso reciente de la criminalización del aborto en 18 estados, sencillamente nadie consultó a la ciudadanía. Las reformas se realizaron de espaldas a los ciudadanos, y a menudo guardando el secreto de las fechas de su votación y aun de su contenido.

Por lo demás, consultas de la sociedad civil indican lo contrario: los mexican@s no somos conservadores.

10. Estas son algunas de las cifras de la encuesta realizada entre católic@s mexican@s en 2003. Reproduzco apenas algunos resultados pero invito al lector a consultarla íntegra en la dirección de internet www.catolicasporelderechoadecidir.org: Una persona puede usar métodos anticonceptivos y ser un buen católico: 84%. En la escuela debe informarse sobre todos los métodos de anticoncepción: 89%. En nuestro país debe permitirse la interrupción de un embarazo en los siguientes casos: cuando la vida de la mujer está en peligro (82%); cuando la salud de la mujer está en riesgo (77%); cuando la mujer tiene sida (69%); cuando el feto presenta defectos congénitos graves, físicos o mentales (66%); cuando el embarazo es resultado de una violación (65%).

11. Lo que veremos en México en próximas fechas probablemente será a las dos morales, la vieja moral autoritaria y la nueva moral democrática, medir sus fuerzas. Ya se prepara desde el interior del PRI el movimiento de Ciudadanos en Defensa del Estado Laico (edolaico@-gmail.com). Ya se preparan desde varios flancos controversias constitucionales para revocar las reformas antiaborto en 18 estados. Ya opera el Fondo María para auxiliar a mujeres que deseen venir al DF a abortar en hospitales públicos (maria.balance@gmail.com). Ya se aprobó en la Asamblea de la Ciudad de México la despenalización del aborto, la libertad para recurrir a la eutanasia y, hace apenas unos días, el matrimonio de personas del mismo sexo.

Por el lado de la reacción, ya prepara el PAN la controversia constitucional para vetar el matrimonio de personas del mismo sexo. Ya ha colocado en la Suprema Corte de Justicia un nuevo juez catolizante. Ya se prepara el veto al aborto en otros seis estados. Ya es estridente el silencio de un presidente panista que prometió cuando candidato no interferir con las libertades individuales y respetar el Estado laico.

12. Una confesión personal, para cerrar este texto. Daría cualquier cosa por escribir sobre el futuro de mi país y no sobre la pesadilla de un pasado decimonónico que se nos ha venido encima. Corrijo: que nos han lanzado encima desde fuera a l@s mexican@s.

Pero esta es la miserable arena que hay que pelear antes de volver la mirada hacia delante.

(Texto de Sabina Berman, proceso.com, 31/XII/09).

ANÁLISIS: Recordar

Las hojas de los calendarios son despiadadas. Cada año caen más rápido. El tiempo se escurre con inusitada velocidad. Otro diciembre. Y otro enero. Y otro año: ¿otro año más u otro año menos? En diciembre se regresa, se recuerda. En enero se siembra. Es parte de la rutina y de la vida. Qué somos si no valoramos los recuerdos. Qué somos si no bordamos en ellos. Se corre el riesgo de distorsionar el presente si el pasado no regresa y dialoga. Se corre el peligro de que el tiempo se transforme en polvo.

El recuerdo es el mapa y la geografía de la vida de las personas. En sus grandes espacios, y en sus intrincados rincones, el recuerdo se convierte en geografía y la geografía en la casa de esas vivencias. El misterio de la geografía de la vida de una persona es infinito. Cada arruga es un pedazo de mapa; cada guiño, un trozo de tierra. La geografía siempre aguarda. Como la gleba, como los surcos sin agua de la tierra sedienta. La arquitectura de los individuos, sus avatares y sus cosechas, convierten el misterio en realidad y en recuerdo.

Muchos agujeros humanos existen por el peso del olvido. Quizás por eso, por el miedo que conlleva perder el pasado, se escribe. Se escribe para impedir que la vida sea una mera pantomima. Regresar a los barrios de la infancia mitiga la dureza de la vida. Los poetas aseguran, con razón, que la aurora en la montaña se sucede, día tras día, sin que a nadie preocupe si alguien la mira. Lo mismo sucede en el desierto: el tiempo transcurre en forma anónima. Nadie lo mide. Pasa. Se marcha. Historias similares se escriben en los callejones de la niñez: ahí están. Aguardan los pasos que los anden.

Los muertos viven gracias a los recuerdos que dejan. Los vivos viven cuando recuerdan. Detener el olvido implica regresar. Se regresa para leer con otras lupas. Se regresa porque uno cambia: las casas de la vida y de la persona se modifican sin cesar. Se retorna porque la tierra requiere nuevas palas y los recuerdos otras palabras. Palas que muevan historias, palabras que empujen en otras direcciones.

Azorin escribió: “Vivir es ver volver”. El recuerdo es parte del mapa de la vida de las personas. El recuerdo no es antídoto contra el olvido, es una forma de reparación del olvido. Quizás por eso tantas personas escriben, pintan o dejan recuerdos.

Henning Mankell, en Moriré, pero mi memoria sobrevivirá, explica el valor y la trascendencia de los recuerdos. En ese conmovedor libro, el creador del inspector Wallander se vierte y reflexiona sobre el devastador impacto del sida en África. En él nos habla de los pequeños libros de recuerdos, escritos por enfermos de sida que buscan dejar testimonios de sus vidas para que sus hijos puedan recordarlos. Muchos de estos enfermos eran –son– jóvenes. Los libros de recuerdos intentan detener el dolor del olvido: una foto, unas palabras, una mariposa pegada entre las páginas del cuaderno son motivos para contener el peso de la desmemoria.

Los recuerdos son viejos caminos. Regresar, aunque duela, es sano. Intervengo a Azorin: Regresar es volver. Recorrer el pasado permite mirar y mirarse. Esa es una de las razones por las cuales se escriben diarios. Diarios personales, libros de recuerdos, anécdotas esculpidas en la piel, lágrimas vertidas en el regazo del amor, historias que retornan y que se comparten cuando la vida personal se abre y contagia las vidas de otros. Páginas para atarse a la vida. Palabras para imaginar palabras no escritas.

Los recuerdos avivan caminos viejos. Sus veredas van y vienen. Se sube hoy, se baja mañana. Se mira de regreso para mirar hacia adelante. Los recuerdos son metáforas. En ocasiones requieren palabras escritas, en ocasiones palabras sin letras. Sus líneas las traza el tiempo de la vida y los tiempos de la persona. La melancolía, cuna de recuerdos, reviste el pavimento de las veredas que llevan hacia el norte sin olvidar el sur. Como los ríos que nacen y mueren en el mar. El olvido mata cuando se asfixia el recuerdo.

El olvido cierra la vida. El olvido clausura los caminos por los cuales transitan los recuerdos: es una bruma densa, impenetrable, espesa. Se recuerda para no morir del todo, para contar. Olvidar los recuerdos es olvidar la vida. Se recuerda para trascender, no sólo la existencia propia, sino la de los otros. La de las personas que se fueron. La memoria toca. Acomoda y desacomoda la geografía de la casa.

(Texto de Arnoldo Kraus, La Jornada, 6/I/10).