domingo, 3 de enero de 2010

MUNICIPAL: A merced del hampa


A casi dos meses de iniciada la desvencijada ad¬mi¬nis¬tra¬ción de Jai¬me Ver¬dín, ha¬bi¬tan¬tes de co¬lo-nias ale¬ja¬das de la zona centro de la ciudad se quejan por “el abandono en que las au¬to¬ri¬da¬des municipales los tienen”. Es el ca¬so del frac¬cio¬na¬mien¬to Vi¬llas Ha¬cien¬da de Santia¬go, en que por enésima vez un grupo de colonos se acercaron no a las autoridades, pues de plano no les hacen caso, sino a El Heraldo de León –convertido en oficialía de partes y en oficina receptora de quejas–, para exponer que por medio de ese diario se haga llegar a las autoridades un llamado de auxilio, debido a que ya viven una situación insoportable en cuanto a robos a casas habitación. Ante la indiferencia de la autoridad responsable, los vecinos de ese fraccionamiento claman por que se ponga un alto a la presencia de vándalos que se reúnen en los límites con el municipio de Purísima y que por las noches “bajan” a las calles –sobre todo a las que carecen de alumbrado público– a robar desde tapones de llantas de auto hasta espejos y bicicletas. Y para que Verdín tenga una probadita acerca de lo que estos colonos piensan de su administración, dicen que en cuan¬to el anterior director de Seguridad Pública asu¬mió el car¬go, se reu¬nió con los ve¬ci¬nos no só-lo de esa co¬lo¬nia, si¬no de to¬das aque¬llas que sue¬len ser peligrosas, pa¬ra es¬cu¬char ne¬ce¬si¬da¬des e in¬te¬grar un comité de se¬gu¬ri¬dad que, según ellos, dio re¬sul¬ta¬do. Que ese director “era bien chido”; pe¬ro aho¬ra to¬do es dis¬tin¬to. ¡Ah, cuánto te extrañan querido amigo Toño Salvador! Si hasta parece que tales colonos fueron enviados con dedicatoria para Jaime Verdín. Poco más de quince días después, el al¬cal¬de con¬fir¬ma que “se da por enterado” y reconoce que “co¬mo au¬to¬ri-dad tie¬ne la obli¬ga¬ción de dar seguimien¬to a las pe¬ti¬cio¬nes y pre¬ve¬nir los de¬li¬tos”. Nótese la pifia: da por consentida la forma con que los colonos manifestaron su inconformidad, es decir, no por los cauces “institucionales”, sino, mediante un vulgar “periodicazo”: “es¬ta¬re¬mos de cer¬ca con los habitantes pa¬ra cam¬biar la si¬tua¬ción”, dijo. Sin embargo, esas minucias no le quitan el sueño al licenciado Verdín, quien está más preocupado en establecer alianzas con aquellos que le puedan redituar una ganancia a futuro, que en resolver asuntos “sin importancia”: en reunión con Eduardo Arroyo, presidente de la Asociación de Empresarios del Rincón (AER), hace algunas semanas, la cual fue calificada de “excelente y muy productiva”, ambos llegaron al acuerdo de que “personal de Presidencia Municipal, con función de secretarias o atención a la ciudadanía, formen parte de la capacitación que está por abrir la agrupación en general a las empresas, negocios o municipios que estén interesados en formar a su personal de manera más profesional”. Es decir, como la AER es un organismo entre fantasmagórico y de ornato, entonces, de lo que se trata es –según el alcalde– “que la AER pueda tener más presencia y vida, que es importante que la organización se mantenga vigente, para el trámite y gestiones que deba hacer el sector privado ante las diferentes instancias”. En efecto, desde la perspectiva de Verdín –que se propone resucitar a ese organismo–, “el gobierno no genera empleos” (aunque sí le da empleo a los amigos y recomendados), “pero tiene la posibilidad de apoyar a que las empresas sigan en pie” (condonando el pago de predial por ejemplo, o subsidiando el consumo de agua, etc.). Por ello, “para darle vida a la AER”, es que el alcalde “tratará de estar presente en sus reuniones”. Claro, a los amos no se les puede negar favores como ese; en cambio, que los habitantes de las colonias jodidas sufran el rigor del abandono y el menosprecio. Pero, no bien habían transcurrido 24 horas de esa reunión tan “vaporosa y productiva”, que San Francisco se amaneció con una balacera por los rumbos de la colonia Villas del Moral (convertida en zona peligrosa para los cuerpos policiacos), entre dos bandas del crimen organizado: militares y ministeriales federales. Para variar, el secretario de Seguridad Pública del estado, Baltazar Vilches, informó que el enfrentamiento “es parte de la normalidad”, calificando el hecho como “aislado”. No se reponía del susto el licenciado Jaime Verdín, cuando, necesitado de reflectores para recuperar el ánimo, anuncia que aunque la autoridad municipal no pueda sancionar a la empresa Química Central de México, sí va a seguir insistiendo para que la Federación le aplique su correspondiente auditoría, porque “ya estoy hasta la madre –dijo– de que esos méndigos nos sigan viendo la cara con su montañota de cromo que tienen en el patio”. ¡Uf, es un alivio saber que contamos con autoridades decididas a que se respete la Ley, y que aquellos que la violen, ¡faltaba más!, que se atengan a las consecuencias: serán castigados con todo el peso de la ídem! Pronto, muy pronto, las promesas de saliva y los discursos mareadores se vendrían abajo: la cruel realidad se hizo presente al saberse de un caso de brutalidad policiaca en contra de un menor de 14 años de edad. Resulta que el pasado 18 de noviembre, poco después del mediodía, dos jóvenes “estudiantes” de la Secundaria Vicente Frausto Alcaraz peleaban en el estacionamiento de la citada escuela, cuando, para su mala suerte, pasa una unidad de Seguridad Pública, se detiene, sus ocupantes observan cómo se “desmechan” los dos mozalbetes y, decididos a poner fin a la gresca, piden permiso a un “profe” para ingresar a las instalaciones escolares. Concedido que fue éste, detienen a uno de los chamacos, lo esposan y lo trepan a la patrulla. Ya estando en los separos policiacos, le toman fotos, lo maltratan, le rayan la máuser y de pilón le dicen que no sale hasta que hable con la “sicóloga”. ¿Hubo castigo para los oficiales que se excedieron en sus funciones? No. ¿Hubo un llamado de atención al gorila director de Seguridad Pública? Tampoco. ¿Hubo una disculpa por parte del licenciado Verdín hacia los padres del joven agredido? Menos. Horas antes de ese mismo 18 de noviembre, varios sacrificados y abnegados funcionarios y miembros del Muy Honorable y Respetable Ayuntamiento viajaban a Ixtapa para atender el IV Foro de Normatividad en Obras Pública que organizó el gobierno estatal, en coordinación con la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC). ¿Cuáles funcionarios tuvieron a bien desafanarse de sus delicadas funciones para irse a pasar unos días a Ixtapa (viaje todo pagado y todo incluido a cuenta del erario)?: el alcalde, el síndico, Su Excelencia el Muy Venerable Señor Contralor Municipal, el director de Obras Públicas y el regidor comisionado a Obras Públicas, el priísta Gerardo López M. -¿no que no les iba a hacer el juego?-. Todos ellos, al unísono y cogidos de la mano, dirigidos por el licenciado Verdín, soltaron esta chulada: “No se trata bajo ninguna visión (sic) de un viaje de placer, ni mucho menos de paseo, se trata de ir a conocer desde el aspecto técnico, como en lo jurídico, los procedimientos que deben seguirse a la hora de realizar obra pública”. ¡Ah, nada como aventar verborrea para justificar el dispendio! No bien se había ido el alcalde con su séquito hasta Ixtapa, cuando el director de Seguridad Pública, Héctor Rosiles, en plan grande, da a conocer que, con el fin de realizar de mejor manera su función de custodio del nuevo orden sanguinolento que se ha impuesto al país, “se vio en la necesidad” de sobrevolar la mancha urbana una vez que tomó posesión del cargo: “la intención fue ‘reconocer’ cuáles son los puntos conflictivos de la ciudad, en especial de la zona centro, que es donde se concentra la mayor actividad comercial y bancaria… de lo que se trata es de aparentar que con la presencia policiaca en esas zonas, sea posible maquillar las cifras sobre inseguridad”, reconoció Rosiles ante el acoso del entrevistador. Por la noche de ese memorable 18 de noviembre, Cristóbal Altamirano Piñón, quien también se hacía llamar Miguel Altamirano o Cristian Piñón, apodado “La Güera” o “La Rubia”, es detenido en San Francisco junto con Humberto Álvarez “El Conguitas”, supuesto escolta del primero. Según declaración del segundo, “La Güera” era el mero-mero del grupo delictivo la Familia Michoacana en el estado de Guanajuato. Veinticuatro horas más tarde, después de que “La Güera” fuera consignado por los delitos de homicidio y secuestro, y al momento de que era ingresado al penal en León, ocurrió una serie de ataques con granadas en las instalaciones de la PGR en Celaya y la base de la Policía Municipal de Villagrán. A raíz de ese ataque, la Procuraduría de Justicia declaró una alerta general en todo el estado. El procurador Carlos Zamarripa aceptó que hay temor de más atentados: “Hay un estado de alerta general y permanente en todas las oficinas públicas, sobre todo en las encargadas de brindar seguridad, pero con un operativo de carácter preventivo. Sobre todo en aquellas ciudades en donde se van a llevar a cabo eventos públicos”. Y, para documentar lo bien que nuestras autoridades resguardan el orden, un hom¬bre que via¬ja¬ba en mo¬to¬ci¬cle¬ta fue ase¬si¬na¬do a machetazos la noche del 21 de noviembre en la co¬mu¬ni¬dad Ba¬rrio de Gua¬da¬lu¬pe del Mez¬qui¬ti¬llo, sin saberse el motivo o los autores del homicidio. Dos días más tarde y durante dos días consecutivos, aparecieron mantas con mensajes alusivos al narcotráfico en distintas ciudades del estado: las primeras se encontraron en puentes de León y Celaya la madrugada del 23 de noviembre, las segundas se encontraron en un puente a la salida de San Miguel de Allende la mañana del 24 de noviembre. También, por la mañana del día 26 de noviembre, quienes usualmente transitan frente al domicilio del alcalde de San Francisco, pudieron ser testigos de que su casa se encontraba fuertemente custodiada por elementos tanto de la policía preventiva como de la ministerial. Se filtró la información que fue debido a que Jaime Verdín ha recibido varias amenazas por parte de grupos delictivos. Al siguiente día por la noche (noviembre 27), a la hora en que las autoridades locales festejaban el inicio de las fiestas de diciembre, fue asesinado de ocho balazos el joven Juan F. Hurtado de 31años, individuo que ya contaba con antecedentes penales. Se presume que el ahora fallecido se dedicaba al narcomenudeo. Por lo que se ve, la sangre lleva su curso. (Fuentes: El Heraldo de León, noviembre 7, 19, 22, 23 y 25, 2009; a.m., octubre 29 y 30, noviembre 19 y 21, 2009; correo, noviembre 22, 25 y 29, 2009).

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