lunes, 16 de noviembre de 2009
Mal comienzo
Veinticuatro horas después de tomar posesión del cargo de alcalde, Jaime Verdín recibió la primera señal de lo que será su sangriento trienio: durante los primeros minutos del domingo once de octubre, un joven de 20 años murió baleado mientras salía de un local de mariscos, localizado en el bulevar María de la Luz Bravo, a unas dos cuadras al sur de las instalaciones de la Universidad de León. Verdín, sintiendo que el piso se hundía a sus pies, nervioso y con sus tics altamente revolucionados, intentó primero tranquilizarse a sí mismo, y luego dar un mensaje que pudiera transmitir calma a la población: “hay definitivamente una comunicación cercana y estrecha (entre) las instancias de Seguridad (sic, suponemos que estatales y federales) con la propia Dirección de Seguridad Pública local… Aunque definitivamente sí será necesario estar en la comunicación permanente con las instancias adecuadas, las autoridades (sic) de vigilancia especializadas, que puedan respaldar en acciones y procedimientos a (la) Policía Municipal, (que atiendan) sin alterar a la población en los asuntos de delincuencia”. Luego, se hizo evidente el enredo y la falta de oficio político: “A este momento no ha habido algún llamado, o acuerdo de reunión para definir estrategias o acciones compartidas entre (el gobierno del estado) y el municipio, pero por obviedad, tras el cambio de gobierno municipal, existe el interés para que en próximas fechas se vayan haciendo (rectificaciones) o nuevas definiciones en formas de trabajo”. Es decir, acepta que no hay, repetimos, no hay, un plan o una estrategia en materia de seguridad pública que mitigue el grave problema de inseguridad que padece San Francisco, tal y como lo reconoció el propio director de Seguridad Pública,
Héctor Rosiles, quien se justificó con la siguiente perla (octubre 12): “estamos haciendo un diagnóstico de la corporación para saber con qué contamos y qué es lo que podemos hacer”; y agregó: “me estoy integrando al equipo de trabajo de la corporación, para que con más esfuerzo podamos alcanzar las metas ya establecidas, y plasmaremos nuevas metas”. La falta de planeación en cuanto a seguridad pública quedó de manifiesto ante el secretario de Seguridad Pública en el estado, Baltazar Vilches, quien vino a tratar de poner orden en la casa, tras su reunión con Jaime Verdín el pasado 22 de octubre.
Levantón y liberación. Casi siete días después de su toma de protesta, Verdín enfrentaría otro hecho delictivo: el agiotista W. Padilla –empresario, lo llamaron los medios impresos de comunicación locales– fue levantado la tarde del viernes 16 de octubre, aparentemente frente a su esposa y su menor hijo, después de que una persona, supuestamente interesada en rentar una casa propiedad de la víctima en la Colonia Cuauhtémoc, fuera citada para darle a conocer la vivienda en mención. Setenta y dos horas después, y tras un enfrentamiento a balazos con agentes de la Policía Ministerial en una casa de seguridad en la comunidad de Rancho Seco, en Silao, en donde tenían secuestrado al citado “empresario”, éste fue liberado. En el tiroteo, el supuesto jefe de la banda murió de varios balazos dentro de la casa de seguridad.
Lavado de manos. Oportunista y demagogo, como ya se viene perfilando en su actuación pública –que hoy más que nunca está expuesto ante la mirada de todos–, Jaime Verdín volvió a soltar la lengua y, asumiéndose como el héroe del rescate, dijo: “el gobierno municipal se congratula de que el empresario que estuvo secuestrado, esté de nueva cuenta con su familia; sin embargo, ‘no es para conformarnos ante el resultado’”. Según Verdín, que, como ya dijimos, pareciera que sufre de un estado de confusión que no le permite tener una visión clara de la realidad, “el rescate del empresario marca dos condiciones que no se pueden pasar por alto: una es que no se olviden de estos delicados hechos, (porque) al hablar de olvido hay que referirse al común y total de la gente, porque luego lo vemos como hechos que ‘de pronto pasan’, cuando lo necesario es que se mantenga en la mente para evitar que se sigan sucediendo enfrentamientos delictivos”; es decir, y tratando de adivinar el significado de lo anteriormente vertido, lo que el alcalde quiere es que la población de San Francisco conserve en la mente, a modo de morbosa fijación, los sucesos delictivos (balaceras, ejecutados, secuestrados, decapitados, encajuelados, etc.) para que no vuelvan a suceder. ¿Mera ocurrencia? ¿O de veras cree el alcalde que la técnica del miedo funcione? Encarrerado, agregó: “Esto es una lección a todos aquellos que viven dentro de la delincuencia, porque han de reconocer que ellos solos se exponen, porque las autoridades están en la posición de defender a la población”. ¡Uy, uy, uy! Los delincuentes deben estar temblando de miedo ante los tamaños del primer panista del municipio. En seguida, soltó otra recomendación: “Debe haber una cultura de cambio, la nueva faceta que le dé respiro y oxigenación a la convivencia social, sobre todo la nueva cultura debería ser más del interés y trabajo de las familias que sin ser necesariamente ricos, tengan una solvencia económica que les permite vivir sin preocupaciones día a día, como para quienes viven en una condición económica alta”. O sea que, desde la óptica de Verdín, la sana convivencia social depende de que la población tenga solvencia económica. ¿Y por qué no explica cómo se logra llegar a niveles en donde la población tenga una buena solvencia económica, si él, como diputado federal, sólo se dedicó a vivir del erario como vulgar parásito, avalando como borrego las medidas del gobierno espurio, que es continuidad del de Fox, del de Zedillo y de Salinas? ¿Cómo le explica a la gente que vive con una o dos comidas al día que “tenga más interés y viva en un ambiente de armonía” porque esa es parte de la nueva cultura que le “va a permitir vivir sin preocupaciones día a día”? Pero no terminó ahí la perorata del alcalde, sino que se dio tiempo para hacer recomendaciones que, francamente, ni al caso: “deberían comenzar a invertir en su propia seguridad con capacitaciones y cursos de autocuidado, o por lo menos comenzar con lo básico de no acudir por la noche solos, hacerse acompañar por alguien más al banco, no ser ostentosos, y cada uno de los detalles que hay que cuidar en la persona, en la familia”. ¡Uf! Y apenas lleva tres semanas como presidente municipal. (Fuente: a.m., octubre 12, 13, 18, 20, 21 y 23 de 2009).
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