VENTANAS: Matemática de la rabia
Y
un día de estos vamos a sumar los asesinatos de la gente que muere 15 años
antes de lo que les tocaba porque durante su vida no tuvo trabajo fijo ni
seguridad social ni vivienda digna; y vamos a sumar los asesinatos de la gente
que se quita de en medio por su propia mano porque los bancos les dicen que son
económicamente inviables y los servicios sociales se han desmantelado para
poder seguir enriqueciendo a los banqueros insaciables; y vamos a sumar las
muertes en vida de la gente a las que les han quitado las esperanzas porque no
les han dejado estudiar ni hacer planes para su futuro; y vamos a sumar los
asesinatos de los niños que no han podido desarrollarse porque no había en casa
suficiente comida como para cuidar su sueño y alimentar sus juegos; y vamos a
sumar los asesinatos de la gente que ha muerto en trabajos basura, sin
seguridad laboral, urgidos por patronos avariciosos o gerentes enloquecidos; y
vamos a sumar los asesinatos de las mujeres que han perdido la vida porque el
sistema no les dejó otro espacio que ser sumisas, prostitutas o débiles y no
encontraron ojos en los que apoyarse cuando se estaban cayendo; y vamos a sumar
los asesinatos de la gente que no resistió respirar el aire sucio de nuestras
ciudades, beber el agua contaminada de tantos lugares, comer la escasa y
podrida comida que les dejaron los mercaderes; y vamos a sumar los asesinatos
de gentes caídas por balas, misiles, bombas y gases vendidas por traficantes de
armas y proveedores de guerras.
Entonces,
con tantas muertes en la conciencia, se nos va a llenar la boca de odio, y los
pulmones de tierra y las manos de justicia, y nos vamos a enfadar aún más
cuando nos digan que somos nosotros los que estamos sembrando la lucha de
clases. Y entonces no van a encontrar bosques tan profundos ni mares tan hondos
ni montañas tan altas como para que puedan esconderse y escapar de tanta rabia
como nos han hecho acumular y tanta humanidad como nos han robado.
(Texto
de Juan Carlos Monedero, rebelión,
15/I/12).
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