domingo, 1 de enero de 2012

INTERNACIONAL: Celac: avance histórico





La cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), realizada en Caracas los días 2 y 3 de diciembre con la participación de jefes de Estado y altos representantes de 33 países de la región, concluyó con la aprobación unánime de la declaración y el plan de acción correspondientes, y con coincidencias importantes, expresadas en sendos comunicados, en torno a temas como el bloqueo estadunidense a Cuba y la soberanía de Argentina sobre las islas Malvinas.
Pero acaso el saldo más importante de la cumbre que se desarrolló en la capital venezolana sea la propia conformación de un nuevo organismo regional sin Estados Unidos y Canadá. El hecho reviste trascendencia histórica, pues dota a las naciones situadas al sur del río Bravo de un mecanismo equitativo de cooperación, integración, resolución de conflictos y atención de problemas comunes, tareas que la Organización de Estados Americanos (OEA) no ha podido cumplir por una razón fundamental: su supeditación a los designios del Departamento de Estado de Estados Unidos y la asimetría inherente a un foro en el que coexisten el poder hegemónico estadunidense con naciones latinoamericanas que, a lo largo de su historia, han sido víctimas de toda suerte de agresiones, presiones, chantajes e injerencias políticas, económicas, militares y diplomáticas de la superpotencia.
Además de ser muestra fehaciente de la proyección neocolonial de Washington en la región –o quizás precisamente por ello–, en los últimos años la OEA ha mostrado su inoperancia para contribuir al desarrollo económico, el fortalecimiento de la soberanía y la democratización de nuestros países. Un ejemplo relativamente reciente de ello es la incapacidad de esa organización para contrarrestar el golpe de Estado que tuvo lugar en Honduras a mediados del año antepasado, que se saldó en la elección de un nuevo régimen cuestionado en su legitimidad.
El surgimiento de la Celac no es el resultado de un espíritu momentáneo, sino de un proceso de largo aliento por lograr un espacio de deliberación regional que esté mucho más cercano al principio de equidad y de democracia entre las naciones del subcontinente.
(Editorial de La Jornada, 4/XII/11).

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