Con un déficit comercial con China que creció seis mil veces en los 20 años recientes, México comenzó el 12 de diciembre una nueva etapa comercial con esa nación al dejar de cobrar impuestos adicionales de entre 45 y 250 por ciento a la importación de 209 de sus productos, principalmente ropa y zapatos, pero también juguetes, bicicletas, licuadoras, velas, lápices, encendedores, herramientas, materiales e instrumentos de acero.
El compromiso fue asumido hace cuatro años cuando, para proteger la industria nacional y darle tiempo de que se preparara para hacer frente a la competencia del país asiático. Ambos países acordaron reducir progresivamente las tasas de esos aranceles adicionales a partir de 2008, hasta quedar completamente eliminadas el pasado 11 de diciembre sin posibilidades de ser prorrogadas, según el decreto correspondiente. El plazo se venció sin que el sector industrial lograra fortalecerse ni consiguiera que el gobierno federal intentara prorrogar o replantear el acuerdo.
La Cámara Nacional de la Industria del Calzado (Canaical) prevé que tan sólo en 2012 cerrarán 700 empresas del sector en Guanajuato como consecuencia inmediata de la eliminación de las medidas de transición, mientras que la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex) no ha dejado de advertir que la pérdida de empleos será inminente, pues refirió que por los productos chinos y de otras naciones asiáticas este sector perdió 43% de los puestos de trabajo en la década pasada, al pasar de 700 mil a 310 mil.
De cualquier manera, con o sin medidas de transición o aranceles elevados, el déficit comercial de México con China no ha dejado de crecer desde que el país arrancó su proceso de apertura comercial. Para Enrique Dussel, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía de la UNAM, la eliminación de las medidas de transición tendrá un impacto ínfimo en la industria nacional, ya que sólo involucran 8% de las 3 mil fracciones arancelarias que impone México. El especialista criticó que tanto gobierno como sector privado no hayan hecho la tarea desde que China ingresó hace 10 años a la OMC y sostuvo que algunos sectores industriales exageran el impacto con chantajes y sombrerazos.
Las ramas industriales afectadas sólo han obtenido del gobierno federal la promesa de que serán protegidas contra prácticas de comercio desleal del país asiático, siempre y cuando los empresarios logren documentarlas para poder recurrir a la OMC y no ocurra lo mismo que en el caso de la mezclilla china, en el que la Secretaría de Economía determinó en octubre pasado no imponer cuotas compensatorias como demandaban las industrias textil y del vestido porque, según la dependencia, sólo demostraron que había discriminación de precios, pero no daños a la industria nacional ni desplazamiento de sus productos en el mercado nacional.
Los 209 productos chinos que a partir del 12 de diciembre son importados libres de las medidas de transición son fabricados en México por 14 ramas industriales, pero no todas se oponen al cambio ni resultarán afectadas, pero hay sectores sensibles para la economía nacional y de ciertas regiones que deben ser protegidos (calzado, textil y vestido), coinciden autoridades y dirigentes de organismos cúpula del sector privado.
El máximo arancel que actualmente impone México a las naciones que entran en la categoría de nación más favorecida es de 35%, pero el promedio para los productos chinos puede ubicarse en 20%, y dependerá del tipo de mercancía que se trate y su material de elaboración, así como la fabricación que haya a nivel nacional.
Al gobierno mexicano no le tiembla la mano para imponer cuotas compensatorias cuando es necesario, según el secretario de Economía, pues México es el séptimo país que más medidas de este tipo ha impuesto contra productos de China, pero insistió en que los empresarios deben fundamentar muy bien sus acusaciones para solicitar un panel de controversia ante la OMC.
Para el especialista Enrique Dussel, recurrir a tales mecanismos no resuelve el problema y criticó que el gobierno federal haya priorizado recurrir a la OMC en lugar de buscar mejorar la relación comercial con el país asiático de manera directa.
(Nota de Susana González G., La Jornada, 11/XII/11).
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