domingo, 1 de enero de 2012

EDITORIAL: 35 deliciosos millones

Ya pueden estar contentos Jaime Verdín y su camarilla –quienes serán recordados como una administración gris y opaca, pero a la vez como los grandes endeudadores de San Francisco– después de que de manera unánime, diputados locales aprobaron al municipio de San Francisco, el poder contratar un préstamo por 35 millones de pesos; recursos que se usarán para iniciar las tan anunciadas obras de infraestructura “de alto y mediano impacto en beneficio de la población”, con las que “darán una mejor imagen a la ciudad”. De esa cantidad, casi 70% se utilizará para la segunda etapa del polémico Complejo Administrativo Municipal –la llamada obra emblema de esta decepcionante administración–, el cual, hay que volver a decirlo, cuenta con la opinión negativa de importantes sectores del municipio y de profesionistas expertos en el tema. El resto, es decir, poco más del 30%, será repartido para pavimentar y rehabilitar algunas calles, así como la criticable semaforización en la Glorieta el Tejedor –lo que dará a la ciudad una imagen urbana “metropolitana”, según sus promotores–, el mejoramiento de imagen de la plaza cívica Benito Juárez, y, finalmente, para la ampliación en el puente del bulevar Panamá hacia la colonia La Mezquitera. Verdín, sin recato alguno, dispondrá de cuantiosos recursos para la generación de clientelas, la operación político-electoral de 2012 y la promoción de su imagen. Lo anterior, sin contar que por mayoría de la casta parasitaria en el Ayuntamiento, se aprobó solicitar al ISSEG un préstamo por 8 millones de pesos para pago de aguinaldos, prima vacacional y adeudos varios. Es decir, siguen clavando la uña al ya menguado estado contable del municipio, en perjuicio de la población.
Será el Banco del Bajío la institución financiera que transfiera los codiciados recursos a las arcas municipales y así, empezar a repartirlos entre los distintos interesados en llevarse una tajada del pastel: adjudicatarios de obras, directores y burócratas de primer nivel, y proyectistas. A muchos se les hará justicia: podrán engordar sus cuentas bancarias sin perjuicio de nada, porque entre todos se cubrirán las espaldas. Para todos pues, habrá un puñado de billetes: desde el alcalde y su titiritero, pasando por Obras Públicas y demás direcciones relacionadas con el manejo de recursos, hasta proveedores y prestadores de servicios; más los que se cuelen.
Fue en el mes de septiembre, cuando, por mayoría de votos quedó autorizada la solicitud del préstamo por 35 millones de pesos para proyectos de inversión pública en San Francisco. Proyectos que de acuerdo a regidores priistas y algunos panistas “no tienen sentido, impacto social, son superfluos y no cambiarán la vida a familias que urgen de servicios básicos en sus colonias o comunidades rurales”.
Por lo demás, será una deuda injusta y producto del capricho de Verdín y sus compinches, porque es insostenible, es decir, su pago se hará en detrimento de las necesidades humanas básicas de la mayoría de la población: no está enfocada a evitar el aumento de la pobreza y el desempleo, ni a detener el deterioro del medio ambiente y, al mismo tiempo, compromete futuras perspectivas de desarrollo humano. Por eso decimos que a dicha deuda le subyace una intención perversa: satisfacer el ego del alcalde y aparentar una bonanza que no existe, con miras al ya próximo proceso electoral.
Finalmente, los responsables de semejante atraco brincarán de un puesto público a otro sin mayores consecuencias. ¿Quién va a pedirle cuentas a Verdín? ¿Su secretario particular, el de Ayunta-miento, los regidores, el Contralor, la Tesorera (que es su alcahueta), el Congreso local, quién?
Nadie, porque todos, como buenos cómplices, saldrán cínicamente con la frente en alto y de “nada de qué avergonzarse”.

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