El
presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció once días antes, su no
participación en la Cumbre de las Américas a celebrarse en Cartagena de Indias
(Colombia), los días 14 y 15 de abril. Una carta ejemplar, digna de un gobernante
coherente con sus ideas, explicando el sinsentido de asistir a un cónclave “de
las Américas” cuyos invitados y cuyo temario los impone la Casa Blanca. Hay que
recordar que estas “cumbres” se inauguraron, a solicitud de Bill Clinton, en
Miami en 1994, con el propósito de ir preparando el clima para la posterior
adopción del ALCA. La segunda tuvo lugar en Santiago de Chile, animada por las
mismas intenciones. Y así siguieron las demás, hasta que el proyecto fue
derrotado en la “cumbre” de Mar del Plata, en Noviembre del 2005. Allí Chávez,
inspirándose en Fidel, y con fuerza para lograr el acompañamiento de Néstor
Kirchner y de Luiz Inacio “Lula” da Silva, le dio el tiro de gracia al mayor
proyecto del imperialismo desde la Doctrina Monroe hasta nuestros días. Esa
“cumbre” hoy es un alma en pena, un espectro que recorre la región sin otro
objeto que el de perpetuar su sometimiento a la superpotencia y que nada tiene
que ofrecer a nuestros pueblos. Un encuentro en el que se excluye a Cuba,
apartada de sus naciones hermanas porque a la Casa Blanca le resulta indigerible su fidelidad
al proyecto revolucionario.
Además, como bien lo dice Correa en esta carta, ¿qué sentido tiene asistir a un
encuentro en el cual se van a soslayar “temas tan fundamentales como el
inhumano bloqueo a Cuba, así como la aberrante colonización de las Islas
Malvinas, los cuales han merecido el
rechazo casi unánime de las naciones del mundo”?
Carta
de Correa a Santos
Rafael
Correa
Señor
Doctor
Juan
Manuel Santos
Presidente
Constitucional de la República de Colombia
Estimado
Presidente y amigo:
Valoro
y agradezco profundamente su gentil y reiterada invitación a la VI “Cumbre de
las Américas”, a celebrarse en la hermosa Cartagena de Indias los días 14 y 15
de abril. Lamentablemente, pese a que en la V Cumbre de las Américas, celebrada
en Trinidad y Tobago del 17 al 19 de abril de 2009, se rechazó la
incomprensible exclusión de la República de Cuba de las cumbres americanas, una
vez más, este país hermano no ha sido invitado.
Por
definición, no puede denominarse “Cumbre de las Américas” a una reunión de la
cual un país americano es intencional e injustificadamente relegado. Se ha
hablado de “falta de consenso”, pero todos sabemos que se trata del veto de
países hegemónicos, situación intolerable en nuestra América del Siglo XXI.
De
igual manera, es inaceptable que en estas cumbres se soslayen temas tan
fundamentales como el inhumano bloqueo a Cuba, así como la aberrante
colonización de las Islas Malvinas, los cuales han merecido el rechazo casi
unánime de las naciones del mundo.
Jamás
buscaríamos ocasionar el más mínimo problema ni a su gobierno ni a nuestra
querida Colombia. Se trata, como decía Bolívar, de sentir verdaderamente que la
Patria es América, y en algún momento comenzar a denunciar y enfrentar con
fuerza estas, repito, intolerables y hasta aberrantes situaciones. Por ello,
después de haber reflexionado detenidamente, he decidido que, mientras sea
Presidente de la República del Ecuador, no volveré a asistir a ninguna Cumbre
de las “Américas”, hasta que se tomen las decisiones que la Patria Grande nos
exige.
Nuestros
pueblos bien pueden cansarse de que sus mandatarios estén en tantas cumbres,
mientras todavía existen demasiados abismos por superar, como la pobreza e
inequidad que todavía mantienen a América Latina como la región más desigual
del mundo; la ineficaz estrategia de lucha contra el problema mundial de las
drogas; la profunda transformación del Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, hoy celador de intereses ajenos a sus principios fundacionales; la
vigencia de una verdadera libertad de expresión que no se encuentre reducida a
los intereses de los negocios dedicados a la comunicación social; o, la
completa supremacía del capital sobre los seres humanos, como lo demuestra la
crisis hipotecaria en España, que afecta a centenares de miles de ciudadanos,
entre ellos muchos migrantes latinoamericanos.
Esperamos
que nuestra ausencia sea una cordial invitación a debatir lo esencial y a
actuar en consecuencia, ratificando el aprecio y respeto que sentimos por todos
nuestros colegas, Jefas y Jefes de Estado del Continente, queridos amigos con
quienes compartimos sueños de mejores días para nuestros pueblos.
Deseamos,
por el bien de la región y del mundo, que la Cumbre de Cartagena sea exitosa.
El deseo de acompañarles es enorme, sólo superado por la firmeza de nuestras
convicciones.
¡Hasta
la victoria siempre!
Rafael
Correa Delgado
Presidente
Constitucional de la República del Ecuador
Quito,
abril 2 de 2012.
(Por:
Atilio Boron, 3/IV/12).
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