El
pasado 18 de marzo, el diario a.m.
dio la gran noticia: “Nominan a Jaime Verdín como mejor alcalde”. La nominación
fue realizada por la Asociación Mexicana de Consultores Políticos (Amecop) y
Marketing México, ambas relacionadas con ese monumento a la corrupción
denominado “Centro Fox”. Marketing México tiene su domicilio en Irapuato y
ofrece los siguientes servicios o cursos: a) Termina tu ejercicio de Gobierno
con buena Imagen Pública; b) Influye en la mente de los ciudadanos (este
comprende los temas: “Una campaña exitosa”, cómo organizar una campaña para
ganar; “Entrenamiento de medios de comunicación”; “La imagen pública del
candidato en campaña”; “Asesoría integral del gerencia-miento de tu campaña”);
c) Obtén el respaldo ciudadano; d) Haz que apoyen tus programas y proyectos y
e) Asesoría integral para tener buena imagen pública al terminar tu gobierno.
Por lo que, si Jaime Verdín y su camarilla estuvieron en el Centro Fox
atendiendo tales cursos además de pagar con dinero público a tales consultoras
por su atinada “asesoría” en estos casi dos años y medio de “gobierno”, a fin
de lograr que la población de este sufrido San Francisco lo perciba como “un
excelente alcalde”, pues es dable colegir que lo menos que podían hacer tales
agencias de consultoría era inventarle un premio. Porque da la casualidad que,
según Marketing México, después de aplicar una “investigación con criterios
objetivos de los especialistas asociados”, se llegó a la conclusión de que
Verdín es el “mero, mero” en Guanajuato: una estrellita en la frente del
alcalde.
¿Cuáles
fueron los criterios para nominar a Jaime Verdín al premio “Tlatoani”, como
mejor gobernante municipal? Los criterios sugeridos por ellos mismos, es decir,
“la exposición ante medios de comunicación, basado en sus apariciones en medios
digitales e impresos, y su impacto y penetración social, que es como se mide su
presencia política en la comunidad”. Si nos vamos a la literalidad de lo
expuesto por estos farsantes mercadotécnicos, entre más se exponga un
gobernante en periódicos, revistas, radio, televisión, panfletos, eventos
sociales, volantes, pendones, espectaculares, etc., mayormente será aceptado
por la población. Aquí no importa si la obra pública es escasa, tampoco las
balaceras, ejecuciones y acuchillados, ni que la inseguridad se encuentre en
niveles peligrosos, mucho menos si el consumo de enervantes y sustancias
excitantes se ha elevado, nada tiene que ver tampoco que nuestro nivel cultural
sea bajo, que nuestra educación vial sea mala y que el dispendio de recursos
sea el pan de cada día, conjugado con la proliferación en esta administración
de tienditas y negocios disfrazados como comercios, en los que se vende y
distribuye todo tipo de drogas. ¿Qué importa que haya deficiencia en la
recolección de basura (como sucedió en días pasados en Santa Rita y
Fraccionamiento San Miguel –el premiado y estrellado alcalde, como siempre,
sólo da pretextos, pues dijo que “independientemente de que se tienen unidades
en reparación, sucede que sólo trabajó una tercera parte o una cuarta parte del
personal, debido a que se tienen problemas con la cobertura de uno de los tres
turnos de servicio que hay” (a.m.,
11/IV/12)–), asaltos, robos, baches en calles y banquetas, calles sin alumbrar,
semáforos sin funcionar, policías corruptos y corruptores, funcionarios
parásitos, abusos en los cobros de SAPAF, niños en edad escolar trabajando en
talleres y picas de calzado –que, según la Encuesta Nacional de
Ocupación y Empleo, en México, el
10.6% de los menores trabaja–, contaminación de vehículos chatarra mientras el
director de Ecología sigue pasmado y errático, gente prepotente en
Fiscalización en contra de comerciantes ambulantes, maltratos de parte de
directores déspotas hacia sus subalternos (ahí está el jefe de Casa de la
Cultura, Carlos Hernández, quien no se anda con rodeos cuando de humillar a
alguien se trata), un mal servicio de limpia, que el Plan Municipal de
Desarrollo sea un documento ornamental, que Copladem funcione con base en
cuotas de favoritismo y parcialidad, que el Consejo de Honor y Justicia sea
otra pieza de adorno en esta administración, que los contratistas tengan que
“mocharse” con el diezmo para seguir teniendo asignación de la poca obra
pública que hay, etc.? Aquí lo que importa es que el señor alcalde sea visto
por la mayor cantidad de gente posible, lo que cuenta es que se gaste dinero, y
mucho, en el rubro de “exposición mediática”.
Llama
la atención que de los 46 alcaldes en Guanajuato, no se haya mencionado,
siquiera por despiste, qué otros estaban compitiendo contra Verdín para ganar
el premio “Tlatoani”. Porque sucede que el director de Marketing México, de
acuerdo a la información tomada de su página electrónica, es consultor del
Centro Fox, y se ha desempeñado como asesor en numerosas campañas políticas del
PRI, PAN y PRD a gobernador del Estado; presidentes municipales y diputados al
Congreso; Asesor Político de la Secretaría de Gobernación; Asesor del
Gobernador del Estado de Guanajuato y de la Coordinación General de
Comunicación Social; Asesor en materia de Comunicación de la Rectoría y
Coordinador de Eventos Especiales de la Universidad de Guanajuato; Asesor del
Canal 4 de televisión; Director Comercial de los Puertos de Veracruz, Guaymas y
Chiapas. Entonces, si Marketing México presume una vasta experiencia, ¿por qué
se mostró tan novato a la hora de tomar la difícil decisión de favorecer a
Verdín entre tantos otros para darle el codiciado premio? La respuesta es
fácil: porque todo ha sido una ocurrencia más: tú me pagas por darte
“asesoría”, yo te doy tu premio para que se levante tu autoestima y termines tu
administración con una sonrisota.
Finalmente,
el alcalde recibió, el pasado 30 de marzo, como una bendición del “Santo
Padre”, la gran noticia: “por ser el mejor alcalde del estado, se hace acreedor
al premio Tlatoani 2012, por su excelente labor al frente de esta
administración” (a.m., 1/IV/12).
Dicen que Verdín pegó un brinco, que estaba eufórico y feliz: días antes había
estado con el arzobispo Martín Rábago a entregarle el regalo “del pueblo de San
Francisco” para Benedicto XVI, había asistido tanto a la misa en la Expo
Bicentenario como a la despedida del Papa. El Señor, que todo lo ve y todo lo
sabe, le concedió el milagrito.
Y
para que se vea de qué lado masca la iguana, el diario a.m. se montó al festivo tren del premiado alcalde, cuando en su
columna dominical “La Olla” (15 de abril), justifica tal premio en los
siguientes términos: “El reconocimiento para esta Administración pareciera no
ser producto de la casualidad. Ahí está el Premio Mejor Atención y Servicio a nivel
estatal; el premio Agenda desde lo Local Nacional, el único municipio de la
Jurisdicción Sanitaria VIII certificado como Municipio Saludable; y el quinto
municipio de los más de 2 mil 400 en el País; sumado a Guadalajara, Monterrey,
León y Puerto Vallarta, dicho sea de paso ciudades con muchos más recursos, que
está certificado como municipio con agua potable de calidad. Englobando;
reconocimientos de gran calado, que nunca se habían obtenido y que en gran
parte son evaluados por instituciones no gubernamentales, como universidades de
prestigio, asociaciones civiles, agrupaciones empresariales, consultores y
analistas políticos”. ¿Los reconocimientos “de gran calado” han sido evaluados
por instituciones no gubernamentales, universidades de prestigio, asociaciones
civiles, agrupaciones empresariales, consultores y analistas políticos? El
diario miente y manipula la información, tales premios son otorgados por
organismos ligados a la elite empresarial que se ha beneficiado de las
políticas neoliberales aplicadas no solamente por esta administración, sino,
desde principios de los ochenta; no olvidemos que hay organizaciones no
gubernamentales que son auspiciadas por los gobiernos estatal y federal y por
los sindicatos empresariales, que luego son presentadas a la opinión pública
como organismos de la “sociedad civil organizada”; lo mismo sucede con las
asociaciones civiles, consultores y analistas políticos “independientes”, es
decir, son fachada tanto del gobierno estatal proempresarial, como de las
cámaras formadas para defender los intereses de la clase capitalista.
Como
queriéndose lavar las manos, dice a.m.:
“Si bien, el premio al Mejor Alcalde de Guanajuato, no exime a la
Administración de errores u omisiones, el resultado ahí está evidente ante los
ojos de todos y le pese a quien le pese. Aunque sabemos que ni ésta ni ninguna
otra Administración es perfecta, la gente premia o castiga a los políticos en
las elecciones y ahí ya veremos”. ¿Le pese a quien le pese? Es decir, ¿saben
que se trata de una farsa, pero que, sin embargo, serán los votantes los que
tengan la última la palabra al premiar o castigar a los políticos en la
elección del primero de julio? Pero, ¿qué clase de periodismo es el que
practican en a.m. que no va al fondo
de las cosas y todo lo deja en la superficie, como queriendo no ofender a nadie
ni con el zumbido de una mosca, con un estilo cantinflesco, taimado y medroso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario