jueves, 24 de mayo de 2012

EDITORIAL: Ni la burla perdonan




El pasado 18 de marzo, el diario a.m. dio la gran noticia: “Nominan a Jaime Verdín como mejor alcalde”. La nominación fue realizada por la Asociación Mexicana de Consultores Políticos (Amecop) y Marketing México, ambas relacionadas con ese monumento a la corrupción denominado “Centro Fox”. Marketing México tiene su domicilio en Irapuato y ofrece los siguientes servicios o cursos: a) Termina tu ejercicio de Gobierno con buena Imagen Pública; b) Influye en la mente de los ciudadanos (este comprende los temas: “Una campaña exitosa”, cómo organizar una campaña para ganar; “Entrenamiento de medios de comunicación”; “La imagen pública del candidato en campaña”; “Asesoría integral del gerencia-miento de tu campaña”); c) Obtén el respaldo ciudadano; d) Haz que apoyen tus programas y proyectos y e) Asesoría integral para tener buena imagen pública al terminar tu gobierno. Por lo que, si Jaime Verdín y su camarilla estuvieron en el Centro Fox atendiendo tales cursos además de pagar con dinero público a tales consultoras por su atinada “asesoría” en estos casi dos años y medio de “gobierno”, a fin de lograr que la población de este sufrido San Francisco lo perciba como “un excelente alcalde”, pues es dable colegir que lo menos que podían hacer tales agencias de consultoría era inventarle un premio. Porque da la casualidad que, según Marketing México, después de aplicar una “investigación con criterios objetivos de los especialistas asociados”, se llegó a la conclusión de que Verdín es el “mero, mero” en Guanajuato: una estrellita en la frente del alcalde.
¿Cuáles fueron los criterios para nominar a Jaime Verdín al premio “Tlatoani”, como mejor gobernante municipal? Los criterios sugeridos por ellos mismos, es decir, “la exposición ante medios de comunicación, basado en sus apariciones en medios digitales e impresos, y su impacto y penetración social, que es como se mide su presencia política en la comunidad”. Si nos vamos a la literalidad de lo expuesto por estos farsantes mercadotécnicos, entre más se exponga un gobernante en periódicos, revistas, radio, televisión, panfletos, eventos sociales, volantes, pendones, espectaculares, etc., mayormente será aceptado por la población. Aquí no importa si la obra pública es escasa, tampoco las balaceras, ejecuciones y acuchillados, ni que la inseguridad se encuentre en niveles peligrosos, mucho menos si el consumo de enervantes y sustancias excitantes se ha elevado, nada tiene que ver tampoco que nuestro nivel cultural sea bajo, que nuestra educación vial sea mala y que el dispendio de recursos sea el pan de cada día, conjugado con la proliferación en esta administración de tienditas y negocios disfrazados como comercios, en los que se vende y distribuye todo tipo de drogas. ¿Qué importa que haya deficiencia en la recolección de basura (como sucedió en días pasados en Santa Rita y Fraccionamiento San Miguel –el premiado y estrellado alcalde, como siempre, sólo da pretextos, pues dijo que “independientemente de que se tienen unidades en reparación, sucede que sólo trabajó una tercera parte o una cuarta parte del personal, debido a que se tienen problemas con la cobertura de uno de los tres turnos de servicio que hay” (a.m., 11/IV/12)–), asaltos, robos, baches en calles y banquetas, calles sin alumbrar, semáforos sin funcionar, policías corruptos y corruptores, funcionarios parásitos, abusos en los cobros de SAPAF, niños en edad escolar trabajando en talleres y picas de calzado –que, según la Encuesta  Nacional de  Ocupación y Empleo, en  México, el 10.6% de los menores trabaja–, contaminación de vehículos chatarra mientras el director de Ecología sigue pasmado y errático, gente prepotente en Fiscalización en contra de comerciantes ambulantes, maltratos de parte de directores déspotas hacia sus subalternos (ahí está el jefe de Casa de la Cultura, Carlos Hernández, quien no se anda con rodeos cuando de humillar a alguien se trata), un mal servicio de limpia, que el Plan Municipal de Desarrollo sea un documento ornamental, que Copladem funcione con base en cuotas de favoritismo y parcialidad, que el Consejo de Honor y Justicia sea otra pieza de adorno en esta administración, que los contratistas tengan que “mocharse” con el diezmo para seguir teniendo asignación de la poca obra pública que hay, etc.? Aquí lo que importa es que el señor alcalde sea visto por la mayor cantidad de gente posible, lo que cuenta es que se gaste dinero, y mucho, en el rubro de “exposición mediática”.
Llama la atención que de los 46 alcaldes en Guanajuato, no se haya mencionado, siquiera por despiste, qué otros estaban compitiendo contra Verdín para ganar el premio “Tlatoani”. Porque sucede que el director de Marketing México, de acuerdo a la información tomada de su página electrónica, es consultor del Centro Fox, y se ha desempeñado como asesor en numerosas campañas políticas del PRI, PAN y PRD a gobernador del Estado; presidentes municipales y diputados al Congreso; Asesor Político de la Secretaría de Gobernación; Asesor del Gobernador del Estado de Guanajuato y de la Coordinación General de Comunicación Social; Asesor en materia de Comunicación de la Rectoría y Coordinador de Eventos Especiales de la Universidad de Guanajuato; Asesor del Canal 4 de televisión; Director Comercial de los Puertos de Veracruz, Guaymas y Chiapas. Entonces, si Marketing México presume una vasta experiencia, ¿por qué se mostró tan novato a la hora de tomar la difícil decisión de favorecer a Verdín entre tantos otros para darle el codiciado premio? La respuesta es fácil: porque todo ha sido una ocurrencia más: tú me pagas por darte “asesoría”, yo te doy tu premio para que se levante tu autoestima y termines tu administración con una sonrisota.
Finalmente, el alcalde recibió, el pasado 30 de marzo, como una bendición del “Santo Padre”, la gran noticia: “por ser el mejor alcalde del estado, se hace acreedor al premio Tlatoani 2012, por su excelente labor al frente de esta administración” (a.m., 1/IV/12). Dicen que Verdín pegó un brinco, que estaba eufórico y feliz: días antes había estado con el arzobispo Martín Rábago a entregarle el regalo “del pueblo de San Francisco” para Benedicto XVI, había asistido tanto a la misa en la Expo Bicentenario como a la despedida del Papa. El Señor, que todo lo ve y todo lo sabe, le concedió el milagrito.
Y para que se vea de qué lado masca la iguana, el diario a.m. se montó al festivo tren del premiado alcalde, cuando en su columna dominical “La Olla” (15 de abril), justifica tal premio en los siguientes términos: “El reconocimiento para esta Administración pareciera no ser producto de la casualidad. Ahí está el Premio Mejor Atención y Servicio a nivel estatal; el premio Agenda desde lo Local Nacional, el único municipio de la Jurisdicción Sanitaria VIII certificado como Municipio Saludable; y el quinto municipio de los más de 2 mil 400 en el País; sumado a Guadalajara, Monterrey, León y Puerto Vallarta, dicho sea de paso ciudades con muchos más recursos, que está certificado como municipio con agua potable de calidad. Englobando; reconocimientos de gran calado, que nunca se habían obtenido y que en gran parte son evaluados por instituciones no gubernamentales, como universidades de prestigio, asociaciones civiles, agrupaciones empresariales, consultores y analistas políticos”. ¿Los reconocimientos “de gran calado” han sido evaluados por instituciones no gubernamentales, universidades de prestigio, asociaciones civiles, agrupaciones empresariales, consultores y analistas políticos? El diario miente y manipula la información, tales premios son otorgados por organismos ligados a la elite empresarial que se ha beneficiado de las políticas neoliberales aplicadas no solamente por esta administración, sino, desde principios de los ochenta; no olvidemos que hay organizaciones no gubernamentales que son auspiciadas por los gobiernos estatal y federal y por los sindicatos empresariales, que luego son presentadas a la opinión pública como organismos de la “sociedad civil organizada”; lo mismo sucede con las asociaciones civiles, consultores y analistas políticos “independientes”, es decir, son fachada tanto del gobierno estatal proempresarial, como de las cámaras formadas para defender los intereses de la clase capitalista.
Como queriéndose lavar las manos, dice a.m.: “Si bien, el premio al Mejor Alcalde de Guanajuato, no exime a la Administración de errores u omisiones, el resultado ahí está evidente ante los ojos de todos y le pese a quien le pese. Aunque sabemos que ni ésta ni ninguna otra Administración es perfecta, la gente premia o castiga a los políticos en las elecciones y ahí ya veremos”. ¿Le pese a quien le pese? Es decir, ¿saben que se trata de una farsa, pero que, sin embargo, serán los votantes los que tengan la última la palabra al premiar o castigar a los políticos en la elección del primero de julio? Pero, ¿qué clase de periodismo es el que practican en a.m. que no va al fondo de las cosas y todo lo deja en la superficie, como queriendo no ofender a nadie ni con el zumbido de una mosca, con un estilo cantinflesco, taimado y medroso?


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