Rusia y China han
vetado la propuesta de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre
Siria basándose en la existencia de grupos armados implicados en acciones
terroristas, incluido el asesinato de civiles. Estos grupos armados han estado
actuando desde que estalló el “movimiento de protesta” en Daraa, al sur de
Siria, en marzo de 2011.
La declaración
del enviado ruso ante la ONU, Viktor Churkin, permanece dentro de los
parámetros de la diplomacia internacional. No menciona quién está detrás de
estos grupos armados ni el hecho de que la OTAN está apoyando una insurrección
armada.
Irónicamente, la
decisión de veto de Rusa es coherente con el informe de la Misión de
Observadores de la Liga Árabe en Siria, que confirma la existencia de una
“Entidad armada”.
Sin embargo,
de forma
inesperada ni Washington ni la
Liga Árabe, que fue la primera
en encargar la Misión de Observa-dores en Siria, han aceptado el informe
presentado por la Misión.
¿Por qué? Porque
la Misión (que estaba formada por observadores independientes de países de la
Liga Árabe) ofrece una valoración equilibrada y objetiva de lo que está
ocurriendo sobre el terreno en Siria. No sirve a los intereses de Washington y
a los gobiernos de los Estados árabes.
Señala la
existencia de una “Entidad armada”; reconoce que “grupos de oposición armados”
están envueltos en actos criminales y terroristas: “En algunas zonas, esta
Entidad armada reaccionó atacando a las fuerzas de seguridad y a ciudadanos
sirios, lo que provocó que el gobierno respondiera con más violencia. Al final,
ciudadanos inocentes pagaron con sus vidas y con mutilaciones”.
En Homs, Idlib y
Hama, la Misión de Observadores fue testigo de actos de violencia cometidos
contra las fuerzas del gobierno y contra civiles que provocaron varios muertos
y heridos. Ejemplos de estos actos incluyen el bombardeo de un autobús de
civiles, lo que ocasionó la muerte a ocho personas e hirió a otras, incluyendo
mujeres y niños, y el bombardeo de un tren que transportaba diesel. En otro
incidente en Homs estalló un autobús de policía y murieron dos oficiales.
También se bombardeó un oleoducto y varios puentes pequeños.
Aunque la Misión
no identifica a las potencias extranjeras que están detrás de “la Entidad
armada”, su informe disipa las mentiras e invenciones de los medios de
comunicación dominantes utilizadas por Washington para presionar en favor del
“cambio de régimen” en Siria.
La Misión de la
Liga Árabe también insinúa que altos funcionarios de Estados de la Liga Árabe
han ejercido presión política para que apoyara sin reservas la postura de
política de Washington. Además, también se presionó a la Misión para que
confirmara las mentiras e invenciones de los medios de comunicación dominantes,
que habían sido utilizados para demonizar al gobierno de Bashar al Assad:
“Algunos
observadores faltaron a sus deberes y rompieron su juramento. Se pusieron en
contacto con altos cargos de sus países y les ofrecieron un relato exagerado de
los acontecimientos. A consecuencia de ello, estos altos cargos hicieron un
retrato funesto e infundado de la situación”.
Grupos armados dentro de Siria. Hay
amplias pruebas de que Turquía, Israel y Arabia Saudí están apoyando de forma
encubierta a los grupos armados, entre los que se incluyen tanto salafistas y
milicias afiliadas a al-Qaeda como los Hermanos Musulmanes.
La insurgencia en
Siria tiene características similares a la de Libia. Según el ex agente de la
CIA, Philip Giraldi:“La OTAN ya está comprometida clandestinamente en el
conflicto sirio y Turquía actúa a la cabeza como representante de Estados
Unidos. El ministro de Ankara, Ahmet Davitoglu, ha admitido abiertamente que su
país está preparado para invadir (Siria) en cuanto los aliados occidentales
lleguen al acuerdo de hacerlo. La intervención se basaría en principios humanitarios, para defender a la
población civil basándose en
la doctrina de la “responsabilidad de proteger” que se esgrimió para
justificar (la intervención en) Libia.
Aviones de guerra
de la OTAN sin distintivos están llegando a bases militares turcas cerca de
Iskenderum, en la frontera siria, y están entregando armas de los arsenales del
difunto Muammar Gadafi; lo mismo que (están llegando) voluntarios del Consejo
Nacional de Transición libio expertos en hacer frente a voluntarios locales con
soldados adiestrados, una habilidad que adquirieron enfrentándose al ejército
de Gadafi.
El papel del embajador estadounidense Robert
Stephen Ford. El embajador estadounidense Robert Stephen Ford, que
llegó a Damasco en enero de 2011, desempeñó un papel fundamental en crear el
marco para una insurrección armada en Siria. Como “número dos” en la embajada
estadounidense en Bagdad (2004-2005) bajo el mando del embajador John D.
Negroponte, Ford desempeñó un papel clave en implementar la “Opción El Salvador Iraq” del Pentágono,
que consistía en apoyar a escuadrones de la muerte y a fuerzas paramilitares
iraquíes inspiradas en la experiencia en América Central a principios de la
década de 1980.
Varios informes
apuntan al desarrollo de una insurgencia armada en toda regla y bien
organizada, adiestrada y equipada por la OTAN y el Alto Mando turco.
Según fuentes de
la inteligencia israelí:
Una intervención
de Estados Unidos-OTAN, que inevitablemente implicaría a Israel, ya está en el
tablero del Pentágono. Según fuentes militares y de inteligencia, la OTAN,
Turquía y Arabia Saudí han estado discutiendo la forma que adoptaría esta
intervención (en Siria)”.
(Texto de Michel Chossudovsky, la haine, 9/II/12).
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