domingo, 11 de marzo de 2012

NACIONAL: ¿El regreso del PRI?




Pretender que la clase obrera borre sus límites ideológicos y se "identifique" con los gobiernos "progresistas" de la burguesía, equivale a desnaturalizar a la clase obrera misma, haciéndola abandonar sus fines históricos de clase.
José Revueltas

La victoria revolucionaria no es de ningún modo el fruto maduro de la “madurez” del proletariado. La victoria es una tarea estratégica.
León Trotsky

El desgaste panista. El fortalecimiento del PRI, como el contendiente con posibilidades de conseguir la victoria en julio próximo, se nutre ante todo de lo que se ha llamado “el factor Calderón”. Más de 50 mil muertos en “la guerra contra la delincuencia”, decenas de miles de soldados en las calles y campos del país aterrorizando a la población; una poderosa policía federal con otros 100 mil efectivos intimidando a la ciudadanía: la barbarie de las múltiples ejecuciones, descabezamientos, colgados, secuestros y demás prácticas violentas que ensangrientan la vida cotidiana, es el lúgubre panorama nacional a la hora del panismo. En los anales del presidencialismo mexicano son pocos los ejemplos de un presidente tan impopular y repudiado como Calderón. Hay que remontarse a 1968 a la figura cruel y odiada de Díaz Ordaz para encontrar un personaje parecido.
El desgaste panista representado por el “factor Calderón” explica las dificultades del partido gobernante en Los Pinos para definir su candidatura presidencial. A pesar del apoyo que Calderón descaradamente otorgó a su ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, la aplastante victoria de Josefina Vázquez Mota, en las elecciones internas del 5 de febrero, son un índice evidente de que incluso sectores muy amplios del PAN se encuentran descontentos con la política de Calderón. Además hay que tener en cuenta la poca participación de la militancia en la elección de su candidata; ya que sólo votaron cerca de 500 mil, de un padrón de casi dos millones de panistas. 
La estrategia de Calderón y sus aliados. Calderón, arrinconado electoralmente, recurrirá cada vez más a los enormes recursos que dispone como el jefe del ejecutivo federal para hacerlos pesar en la carrera hacia julio de 2012. La candidata panista Vázquez Mota  contará con todo el poderío de la política derechista y sin escrúpulos que han sido típicas del sexenio calderonista. Las advertencias presidenciales, en realidad verdaderas amenazas, a la cada vez mayor presencia de imperio del narco en la política, con el fin de deslegitimar a las elecciones; la “guerra sucia” contra los opositores se redoblará. Uno tras otro se han fabricado casos para balconear los compromisos corruptos así como las transas y fraudes de los políticos priistas. No ha sido difícil para Calderón y los panistas  encontrar ex gobernadores, diputados y ex diputados y todo tipo de ejemplos de la descomposición priista: la denuncia de los inverosímiles manejos de la deuda pública de Moreira durante su gobierno de Coahuila que lo obligó a renunciar a la presidencia del PRI, la impugnación de tres ex gobernadores de Tamaulipas como colaboradores del narco, la publicación de los impresentable líos domésticos del paradigma de la corrupción mexiquense, el padrino de Peña Nieto, el ex gobernador Arturo Montiel y en la medida que se acerquen los tiempos de la cita electoral estas denuncias y denigraciones se harán más ostensibles. Esta línea podría tener un punto culminante incluso con la posible aprehensión del Chapo Guzmán, para presentarlo como una pieza mayor de su guerra contra la delincuencia. El apoyo del mando del ejército y la armada así como de la alta jerarquía de la iglesia católica, todos estos son otros factores poderosos que serán puestos en la balanza indudablemente por Calderón en la búsqueda de lograr imponer a su sucesora en Los Pinos. La lucha entre los partidos principales será sin piedad y sin escrúpulos. 
El rol de Washington es cada vez más previsible como un factor crucial. El triunfo de cualquiera de los candidatos de los tres partidos no le perjudicará en sus intereses esenciales. Por ejemplo, el caso de AMLO es sintomático de la “izquierda” sistémica: no hay en sus abundantes y largos discursos y textos la mínima mención o denuncia del papel nefasto y central que desempeña el imperialismo estadounidense en nuestro país. Pero a pesar de la táctica respetuosa de AMLO y con mayor razón de la dirigencia conciliadora de los Chuchos del PRD con respecto a Washington, es obvio que éste considera al PRI y ante todo al PAN y al actual presidente como sus socios preferidos con cuyos gobiernos ha venido instrumentando una política cada vez más favorable a sus objetivos estratégicos. Desde que la línea antiterrorista de George W. Bush se estrenó a raíz de los atentados del 11 de septiembre del 2001, la diplomacia y los objetivos militares imperialistas han incrementado sus posiciones en México.
La alianza en el aspecto militar con los socios del TLCAN, se ha profundizado con los gobiernos panistas: se amplió el objetivo del Plan Puebla Panamá, cuyo objetivo es integrar al sur de México con América Central y Colombia y en el 2008 se ha iniciado un proceso de integración de las fuerzas militares de esta región al Comando Norte del Pentágono. La guerra de Calderón contra la delincuencia se inscribe en los designios de Washington: mayor intervención de las fuerzas policiacas del FBI y de la DEA en el país; crecientes recursos armamentistas concedidos o vendidos al ejército y a la armada nacionales, etc.
Por lo demás, la política privatizadora de los recursos naturales y energéticos, del petróleo y la electricidad, ha seguido viento en popa durante el sexenio de Calderón, siendo favorecidos ciertamente los grandes monopolios estadounidenses y españoles.
Muchas voces se están levantando contra Calderón y su gobierno. No sólo el abstencionismo tenderá a crecer, también la destrucción de boletas electorales (boletas en blanco, tachadas, etc.) será muy visible en julio. Más de 23 mil firmas se han dirigido a la Corte Penal Internacional de La Haya para denunciar al presidente como un criminal de guerra, un genocida. Es un paso propagandístico que le ha dolido mucho al déspota de Los Pinos. Más importante es la campaña contra la militarización que se ha levantado en todo el país y que tiene como su principal exponente al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza Javier Sicilia. Los asesinatos de dos importantes dirigentes de este movimiento Nepomuceno Moreno en Sonora y Trinidad de la Cruz en Michoacán, los atentados contra conspicuos defensores y defensoras de los derechos humanos, como Norma Andrade en Cd. Juárez, Chihuahua, son sangrientos hechos que prueban que la denuncia y la manifestación pública masiva que estos líderes representaban molestan y dañan al gobierno, al mismo tiempo que necesariamente obligan al mismo movimiento a radicalizarse y a comprender que con las castas política y militar en el poder no sirven los abrazos y los buenos modales, sino la fuerza y la presión de los sectores masivos en manifestaciones callejeras.
La terrible realidad de este sexenio que expresan las cifras de 50 mil ejecuciones que seguramente llegarán a 60 mil el 1° de julio, las 3 mil desapariciones forzadas, los 63 defensores y 75 periodistas asesinados, los 1 mil 226 niños muertos en fuego cruzado y sólo 4.4 por ciento de averiguaciones previas en la PGR son la evidencia incontestable de la gravedad de la situación política que atravesamos y que todas las señales indican que se va a complicar aún más al convergir con las pugnas electorales.
(Texto de Manuel Aguilar Mora, Unidad Socialista, no. 54).

No hay comentarios:

Publicar un comentario