Desde un recóndito punto asimétrico de este terráqueo mundo infernal se oye
el omnímodo grito de rapsoda pregón ubérrimo del mal social. Yo vengo grávido
como una esférica mujer simbólica llena de preñez con miles mágicas palabras
bíblicas y un nuevo oráculo que yo forjé.
Francisco
Fernando Gualtieri, Buenos aires, Argentina, 1926
Innegable es
mirar la silueta de un fantasma indómito y siempre empedernido que recorre las
barricadas del pasado y levita en las venas de los pobres que emprenden las
revueltas del presente. Irrevocable es mirar el parto doloroso de un movimiento
anarquista mexicano que sin saberlo, se envuelve en un crecimiento
potencialmente turbulento y por ello con agudas contradicciones que le permite
revitalizar su silueta indómita y robustecer la idea, el pensamiento y la
práctica revolucionaria; pero que de manera natural lo obliga a permanecer
siempre presente en el subconsciente del pueblo mexicano. Innegable,
irrevocable siempre su obscura figura;
intermitente su andar y de propuesta multiplicada
y divergente; pero siempre de cuerpo presente. Yace siempre latente, no
desespera, no titubea y nunca desiste; de ojos rojinegros y oscura alma, funde
su negrura libertaria y se envuelve en el vaho del pueblo; se convierte en
pueblo, siempre a punto de reventar el estridente silencio del orden y el
progreso que impone el Estado, el clero, el capital y la autoridad.
¡Anarquistas! El
desasosiego gobierna el mundo; la crisis económica, política y social que
golpea a diferentes pueblos de Europa, de América y el mundo, pone de
manifiesto la debacle de un modelo político y económico que igual aplican
gobiernos de Derecha o de “Izquierda”. Un sistema económico y político que
funda su existencia en el miedo, el terror, el pánico, la desesperanza y la
muerte.
Dicho sistema no
ha podido ocultar que prevalece una crisis económica en diferentes regiones del
mundo y que se está extendiendo en todas partes; ello nos deja la conclusión de
que este sistema capitalista no sólo está llegando a una fase de deterioro,
sino que está deteriorando la vida y la dignidad de las personas, más rápidamente.
Ya el anarquista Ruso-Norteamericano Alexander Berkman señaló que la
sobreproducción como problema de bajo consumo, el capitalismo impide a grandes
segmentos de la población la satisfacción de sus necesidades, afectando sus
propios mercados. Dicha sobreproducción es empujada por la especulación de la
ganancia, del control del mercado (geopolítica) y de la vida cotidiana de los
consumidores que en principio son productores. Con ello la tecnología del poder
ha cimentado su dominación económica y estatista de un saber positivista donde
el supuesto orden y progreso se torna en una mercenaria idea de subrepticia
dominación que aplican gobiernos de Derecha e “Izquierda” contra el bienestar
de los pueblos, reconfigurándose así las bases de la dominación y la
explotación. Los cambios que ha experimentado éste sistema de dominación son a
partir de la constante innovación tecnológica que modifica no solo el sistema
de producción sino la dominación de los trabajadores. Ésta reconfiguración del
mundo de trabajo y de la vida social ha provocado intermitentes movimientos
sociales como el de los Indignados en Madrid, hasta llegar a los Occupy Wall Street que,
independientemente de las simpatías o desacuerdos, nos permite observar la
reconfiguración de la resistencia social, donde la militancia va de la vida
cotidiana a la vida social, hasta llegar a configurarse al mundo virtual.
En México dicho
sistema ha emprendido un mecanismo de control salvaje, que va de la represión
virtual y real; donde se inventan guerras ficticias, deconstrucción de
simbolismos virtuales y hasta se crea un sistema virtual de “voluntad”
electoral partidocrático donde se distribuyen el control y el poder de manera
geográfica para que con ello la geografía del poder, o las regiones del poder, como
las definiera Bakunin, consoliden su legado de la muerte perpetua en la vida de
los pobres de México. Actualmente el pueblo mexicano padece una política
criminal y sanguinaria donde no sólo se violenta sus derechos y libertades más
elementales (alimentación, vivienda, salud) sino que se reprime de manera
brutal a quien se oponga, como lo demuestran los asesinatos contra
representantes indígenas de Oaxaca, de Guerrero y Veracruz, sólo por citar
algunos casos. Y qué decir de la política de guerra molecular que aplica la
élite política contra un monstruo acéfalo llamado Narcotráfico, cuyos “efectos
colaterales” están desmoralizando a la sociedad.
Así, en este
siglo XXI, el movimiento anarquista mexicano ha visto su renacimiento plagado
de tensiones sociales provocado por un pueblo mexicano que está cada vez más y
más cerca de asaltar el cielo: Las revueltas de Oaxaca y Atenco demostraron que
los pueblos ya no tienen otro camino de lucha que la barricada; el
enfrentamiento de mineros de Sicartsa, la lucha de mineros de Cananea, de la
minera San Xavier, nos develan que la cultura servil y cortesana del movimiento
obrero está a punto de fenecer; la resistencia de pobladores de Cherán en
Michoacán en contra de Narcotraficantes, talamontes y policías Federales; la
resistencia de indígenas de Guerrero, de Veracruz y de muchos pueblos de México
ponen de manifiesto que la olla de presión está a punto de explotar. Por ello,
tal situación nos hace reflexionar en la máxima Bakuninista de que la idea
revolucionaria anarquista vaya al pueblo; es decir, que los anarquistas
caminemos junto con estas resistencias para que con toda la intención generemos
la tensión anarquista, misma que nos dará la pauta necesaria para que el
anarquismo no sólo se enlace con las fuerzas de resistencia, sino que se
convierta en parte de un movimiento con una postura revolucionaria que fracture
la contención de organizaciones tradicionales, y que con toda la intención
tenga como oriente el comunismo libertario.
Es entonces, que
en este contexto donde el movimiento anarquista mexicano ve correr sobre sus
venas sangre joven, tiene sobre todo la oportunidad de que nuestro renacimiento
rebase los causes del orden burgués por medio de la organización anarquista
federada. Debido a esto, en noviembre del 2011, la Federación realizó un
encuentro en Teotihuacán, Estado de México, para definir el rumbo rojinegro y
determinar las formas anárquicas que este navío portará. Así, se acuerda por
unanimidad crear la Federación Anarquista de México con Secciones en Tijuana,
Sonora, Durango, Morelia, Distrito Federal y Estado de México. Por ello,
hacemos un llamado a unirse a este proyecto revolucionario de la Federación
Anarquista de México que tiene como finalidad la expansión turbulenta de la
propuesta Anarquista; iniciativa que tiene como finalidad abarcar cada poro,
cada espacio de las geografías del poder; un proyecto organizativo sin
jerarquías que luche contra todo tipo de poder; que pueda vulnerar y derrocar a
este monstruo infernal que gobierna con muerte perpetua este país. Una
Federación que en su caminar lleve de la mano la fraternidad, la igualdad, la
solidaridad y la libertad, mismas que nos encaminarán hacia la revolución
social y el comunismo libertario.
La gran labor de
los anarquistas es la de seguir el andar rebelde y antiautoritario de una
cultura revolucionaria que se ha albergado en el corazón de amplios sectores
populares, mismos que ya desde el siglo XIX se manifestaron de forma indómita.
Una cultura antiautoritaria siempre cercana al sufrimiento del pueblo, pero
insoslayablemente siempre cercana a la violenta gravitación contra el orden
burgués.
Ha llegado el
momento de organizarnos y pugnar por una revolución social y extenderla por
todo el país, hasta que la vida nos llegue de vuelta con alegría, fraternidad e
igualdad.
México, Distrito
Federal. Enero del 2012.
(Tomado
de la haine, 5/II/12).
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