Este
año celebramos y conmemoramos los 100 años de vida del Partido Comunista De
Chile. Cien años de vida y de lucha junto al pueblo y a los trabajadores. No ha
sido una vida, ni un camino fácil. Pero a pesar de la represión, pese a los
golpes que hemos recibido en los diferentes periodos de la vida partidaria. Aún
en estos días, aún en estos tiempos, seguimos presentes, vigentes, y seguimos
siendo un partido de raigambre obrera, campesina e intelectual, inspirado por
el pensamiento de Marx y Lenin. Seguimos existiendo y porfiadamente luchando
por el socialismo en el convencimiento de que otro mundo mejor es posible. En
esta nota dedicada Pablo Neruda y desde el oficio de escribir, entrego un
aporte militante en el año del Centenario de mi Partido.
Pablo Neruda,
militante del Partido Comunista De Chile, fue un destacado activista político,
siendo Senador de la República, integrante del Comité Central del Partido
Comunista y pre-candidato a la Presidencia.
Pablo, tu poesía, alimento necesario como el aire que
respiramos. A España en el corazón, tu canto renació en la guerra. Bella
tu obra, el Nobel no cambió tu esencia terrenal. La
lucha de los pueblos, vegetaciones milenarias, Odas al
amor, como el pan en la mesa, eso nos diste. Nosotros,
recibimos tu poesía, tu canto, tu verbo. Emocionados
vimos en tus palabras, vida, ilusiones. Residencia
en la tierra tu dirección. Poeta tu curriculum. Una Prosa
Poética al camarada Pablo, alma poética, terrenal, estelar. Dejaste para las
generaciones futuras tu
poesía militante al pueblo, a las gentes. Nos llega en las lluvias del sur.
Sobre la sangre derramada en ciudades y pueblos de la
patria, sobre pirámides de libros cuyas palabras murieron en la hoguera, sobre
el destino truncado de los presos políticos, de los desaparecidos, de los
asesinados, sobre las almas desterradas a tierras sin nombres, construyó el
general de mercenarios el gobierno militar de la incultura, la dictadura de los
halcones de la guerra.
Pablo, cuando tu alma se fue hasta las alturas de Machu Picchu,
comenzó una época terrible. Tus palabras quedaron junto a la gente organizando
futuro. El mismo día de tu funeral comenzó a renacer el verbo sobreviviente del
holocausto.
Modestas mujeres, hombres de trabajo la gente, el pueblo
obrero y el pueblo campesino, estudiantes y cantantes, poetas y artistas,
gritaron tu nombre, tus versos eran un grito de combate, bajo la mirada atenta
de soldados armados. Con llanto en los ojos y coraje en el alma, el pueblo
comenzó a cantar La Internacional. En todo el territorio de la patria
prisionera se agitaron las almas combatientes. Ese día pusiste en el pecho del
pueblo cuchillos que yacían enterrados.
Yaces poeta insomne, en tu lecho de elementos terrenales,
ojos de futuro, cantos prolongados en la historia del tiempo. Vengo a cantar
contigo. Traigo del sur las lluvias y las vegetaciones exuberantes, traigo
rayos y truenos para que sembremos tempestades.
Vengo a cantar contigo, vengo de montes y quebradas vengo
del Valle del Elqui, del pueblo de Canela, por esos lares dejé el arado
esperando en las semillas. Estoy aquí para cantar contigo, y rencender el
horizonte con las palabras. Estoy aquí, vengo a cantar contigo
Pablo Neruda, vienes desde el vientre del pueblo, desde
las profundidades de la vida, desde socavones dormidos en lechos minerales,
desde caminos rurales por los que la brisa de los días va besando la piel de
los senderos. Vienes desde las alturas de los andamios con los que los obreros
construyen grandes edificios.
Vienes desde las grandes ciudades de carreteras de
asfalto y cemento, de rostros fríos, indiferentes, ausentes como el amor en
fuga. Vienes desde el campo con olor a madre tierra en la que los labradores
depositan semillas germinales.
Vienes desde territorios de alfareros, manos de arcilla y
greda de las que salen ollas, jarros y vasos como pájaros del nido. Vienes
desde mares reflejados en la luna de tus ojos, vienes desde los continentes
perpetuados en los versos de tu poesía.
Vienes volando desde las alturas de cordilleras
milenarias, testigos del paso de la cruz y la espada testigos del paso de la
sangre y el fuego que invadieron de norte a sur nuestras tierras. Vienes desde
territorios de habitantes indomables renaciendo en la raza templada por el
fuego de los volcanes. Vienes desde la serenidad de las noches silenciosas del
desierto. Desde todos los rincones de la patria, viene tu voz, tu canto, tu
poesía.
Pablo Neruda, camarada poeta, en las grandes alamedas de
la patria cerradas aún para el pueblo, entre banderas incendiarias y consignas,
la gente grita e invoca tu nombre.
Pablo Neruda, camarada poeta, ¡Ven a renacer en la
semilla!
Desde las alturas viene la poesía nerudiana, en estos
tiempos. Aún vital y vigente. Trae las lluvias torrenciales del sur en sus
pupilas. Sus pies van reconociendo los caminos, re- bautizando las tierras con
nombres y recuerdos renacidos de los tiempos antiguos, antes de que las botas,
fusiles y bayonetas las dividieran en regiones. Sus pasos van rencendiendo
fuegos dormidos años centenarios, siglos milenarios.
Pablo aire y agua,
Pablo fuego y tierra, Tu poesía se
contiene en todos los elementos. Tu poesía conjuga la esencia de la
vida. ¡Canta, canta poeta del pueblo! ¡Canta, canta poeta de raza indomable!
Lautaro y Caupolicán cantan contigo.
¡Canta, canta poeta de los enamorados! ¡Canta, canta
poeta de amantes fortuitos! Tu poesía de corazón rebelde, canta en las voces
del viento. El pueblo hace suyo tu canto, sus manos buscan la lámpara que
dejaste encendida. Capitanes del pueblo la encontrarán, y tu canto llevando
aires de libertad, iluminará la patria desde el norte hasta la Araucanía.
(Texto de Norton Contreras Robredo, rebelión, 25/II/12).
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