domingo, 1 de abril de 2012

EDITORIAL: Multitudes




Cada año la población mundial urbana agrega 60 millones de personas. La gente se hacina y las ciudades estallan especialmente en Asia y África. Dejan el campo para apilarse y compartir el hambre. De a pellizcos, como pan.
El 60% de los 60 millones que engordan todos los años la panza de las ciudades, son niños.
Cerca de un tercio de la población urbana del mundo vive en tugurios. En África son dos tercios. Unos mil 400 millones vivirán entre láminas, cartones, lonas y puentes en 2020.
En el tercer trimestre de 2011 Coca Cola celebró una ganancia neta de dos mil 220 millones de dólares. Sus ingresos subieron un 45%: doce mil 250 millones de dólares en ese trimestre. Todo -casi todo- va mejor.
Casi 8 millones de niños murieron en 2010 antes de cumplir 5 años. Los arrebataron de los ocasos y las alboradas la neumonía, la diarrea y las complicaciones durante el parto.
En 2011, el mexicano Carlos Slim se consagró en el pináculo de la riqueza del mundo. Acumuló 74 mil millones de dólares. Bill Gates es el segundo. El ideólogo de las ventanitas aún no sabe qué hacer con 56 mil millones.
Todos los años el aire contaminado en el interior de las viviendas mata a dos millones de niños menores de cinco años. La vida urbana también envenena a los niños cuando salen a la calle.
La Fiat brindó en 2011 por un balance dorado: mil 700 millones de euros de ganancia en el año.
El agua insalubre, el saneamiento deficiente y las condiciones de vida inhumanas le roban al mundo un millón 200 mil niños que mueren de diarrea.
Dos bancos son las empresas más poderosas del planeta. El norteamericano JP Morgan Chase. Y el inglés HSBC Holdings.
Un grupo de niños negros sacude las hilachas de una pelota en un suburbio de Ruanda. Dos niños escriben basta en un paredón de Florencio Varela.
La vida sigue insistiendo en los sumideros del mundo. Amanece en los desagües y en los albañales del planeta. La vida es terca y no la pueden.
Las mayorías despertarán un día. Y saldrán en multitud de escalofrío a recuperar la historia.
(Tomado de argenpress, 2/III/12).


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