Cada
año la población mundial urbana agrega 60 millones de personas. La gente se
hacina y las ciudades estallan especialmente en Asia y África. Dejan el campo
para apilarse y compartir el hambre. De a pellizcos, como pan.
El
60% de los 60 millones que engordan todos los años la panza de las ciudades,
son niños.
Cerca
de un tercio de la población urbana del mundo vive en tugurios. En África son
dos tercios. Unos mil 400 millones vivirán entre láminas, cartones, lonas y
puentes en 2020.
En
el tercer trimestre de 2011 Coca Cola celebró una ganancia neta de dos mil 220
millones de dólares. Sus ingresos subieron un 45%: doce mil 250 millones de
dólares en ese trimestre. Todo -casi todo- va mejor.
Casi
8 millones de niños murieron en 2010 antes de cumplir 5 años. Los arrebataron
de los ocasos y las alboradas la neumonía, la diarrea y las complicaciones durante
el parto.
En
2011, el mexicano Carlos Slim se consagró en el pináculo de la riqueza del
mundo. Acumuló 74 mil millones de dólares. Bill Gates es el segundo. El
ideólogo de las ventanitas aún no sabe qué hacer con 56 mil millones.
Todos
los años el aire contaminado en el interior de las viviendas mata a dos
millones de niños menores de cinco años. La vida urbana también envenena a los
niños cuando salen a la calle.
La
Fiat brindó en 2011 por un balance dorado: mil 700 millones de euros de
ganancia en el año.
El
agua insalubre, el saneamiento deficiente y las condiciones de vida inhumanas
le roban al mundo un millón 200 mil niños que mueren de diarrea.
Dos
bancos son las empresas más poderosas del planeta. El norteamericano JP Morgan
Chase. Y el inglés HSBC Holdings.
Un
grupo de niños negros sacude las hilachas de una pelota en un suburbio de
Ruanda. Dos niños escriben basta en un paredón de Florencio Varela.
La
vida sigue insistiendo en los sumideros del mundo. Amanece en los desagües y en
los albañales del planeta. La vida es terca y no la pueden.
Las
mayorías despertarán un día. Y saldrán en multitud de escalofrío a recuperar la
historia.
(Tomado
de argenpress, 2/III/12).
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