domingo, 9 de octubre de 2011

NACIONAL: El El Padrino se placea


Por si hubiese alguna duda de que ha decidido asumir un rol estelar en el proceso que desembocará en los comicios de 2012, Carlos Salinas de Gortari paseó el 8 de septiembre en aguas de Monterrey con el aporreado gobernador priísta de Nuevo León, Rodrigo Medina. Allí, en zona de guerra, dio seguimiento a la agenda de control de daños relacionados con el narcotráfico que un día antes había inaugurado con la defensa del atribulado Felipe Calderón ante los ataques del siempre deslenguado Vicente Fox. Ya encarrerado, en su segundo día consecutivo de activismo, propuso crear una suerte de Frente Amplio Salinista para conseguir lo que es la principal bandera electoral del priismo peñanietista en busca de Los Pinos: la restitución de la paz en las calles y la erradicación de extorsiones, secuestros y demás productos violentos de la etapa calderonista.

Salinas pretende reinstalarse en el escenario público luego que anteriores intentos hubiesen generado tal rechazo y protestas que hubo de regresar a su retiro a medias del que solamente salía para dar conferencias y participar en actos de audiencia controlada. Ahora, el sonriente exmandatario cree que le es posible colarse sin problemas en la ola de discutible esperanza popular que estima que la reposición del PRI en el poder permitiría corregir con rapidez el desastre actual, sobre todo en cuanto a negociar o coordinar desde un poder de pragmatismo extremo el gran negocio de las drogas que durante los gobiernos de tres colores fluía con orden y entendimiento plenos, como lo reconoció con cruda sinceridad el ex gobernador de Nuevo León, Sócrates Rizzo, en febrero del presente año ante estudiantes de la Universidad Autónoma de Coahuila, en Saltillo.

Durante los gobiernos priístas, confesó Rizzo, “de alguna manera se tenía resuelto el problema del tránsito (de los estupefacientes), pero había un control y había un Estado fuerte y un presidente fuerte, y una procuraduría fuerte, y había un control férreo del Ejército... De alguna manera les decían: ‘Tú pasas por aquí, tú por aquí, tú por aquí’, pero no me toques estos lugares... Lo que cuentan los viejos es que había un control desde el gobierno. El Ejército controlaba... Lo que controlaban los gobiernos priístas era que ese tráfico no perturbara la paz social”.

Acogido a la doctrina Rizzo, el ansioso Carlos pretende beneficiarse de la sombría estampa corleonesca que le acompaña. Un Padrino recorriendo el país para negociar, arreglar y reordenar. Los poderes maléficos que en el pasado constituían su estigma, hoy serían el arcón de instrumentos aceptables para enmendar la tragedia felipista. Para que la cuña apriete, ha de ser del mismo palo. Por ello el Padrino ha expedido certificado de solidaridad y protección al deficiente Felipe, ha ido a Monterrey a pasearse significativamente con el gobernador al que el panismo calderonista pide renunciar y ha anunciado que emprenderá una campaña de respuesta a López Obrador al que ahora cree ver en tal desventaja que le devuelve el mote de innombrable.

En la cerrada noche que vive el país es posible que muchos o algunos crean posible que una oscuridad comprobada, como la de Salinas de Gortari, pueda traer luminosidad, y que la vuelta a una paz social aceptable bien valga restituir esquemas de poder injustos. En esa hipótesis, el ex presidente será un viajero frecuente que irá dando adelantos de recomposición desde las elites para abrir paso al regreso del PRI al poder federal. También es posible que la carga personal de CSG, y su renovado activismo, resulten negativos para el partido de tres colores en general y en especial para el beneficiario de los afanes salinistas actuales, el desplazado Enrique Peña Nieto al que le van dejando las tareas escenográficas mientras su tutor y Padrino luce por el país el poder que cree recuperado.

(Texto de Julio Hernández López, La Jornada, 9/IX/11).

No hay comentarios:

Publicar un comentario