Gabino Fue. La farsa electoral de Oaxaca tocó el 15 de febrero. Sin verdadero sustento ni proyecto social, engranaje novedoso de las viejas maquinarias locales de complicidad, Gabino Cué (Fue, lo han rebautizado) permitió ese día que una envenenada visita del promotor nacional de violencia, Felipe Calderón, le colocara del mismo lado tan sabido y tan temido, el de los simuladores y los represores, y reabriera el expediente de reclamos y rezagos sociales que los oportunistas de las alianzas electoreras creyeron haber extinguido cuando llevaron el rechazo al ulisismo y al PRI a las alforjas particulares de los mismos de siempre pero en nuevas tandas.
Oaxaca nuevamente en llamas, otra vez con una represión a profesores en la plaza central de la capital como detonante de movilizaciones y confrontación con el gobernante en turno quien, gradualmente se fue develando como un político rehén de los compromisos, los favores recibidos, las reglas de las camarillas, el camaleonismo, la claudicación ante el pactadamente intocado Ulises Ruiz y la falta de congruencia.
¿Qué hacían los agentes? La versión aséptica que originalmente se dio de las circunstancias en que fueron atacados dos agentes estadunidenses cerca de San Luis Potosí se enreda y enturbia en la misma proporción en que los mandos centrales de la potencia invasora aprovechan la coyuntura para afianzar impúdicamente su control sobre la colonia en llamas avivadas. No era un simple viaje carretero entre la ciudad de México y Monterrey, sino el cumplimiento de una enigmática cita de trabajo con “funcionarios” estadunidenses en un punto intermedio, San Luis Potosí, y los atacados no iban hacia la capital neoleonesa sino que regresaban al Distrito Federal, y en el contexto de esa extraña reunión de trabajo se haría entrega de un “equipo” cuyas características y funciones no se han precisado. Demasiadas correcciones al planteamiento original, más la confesión oficial de que en SLP se realizaba una sesión con funcionarios. ¿Qué hacían esos agentes y “funcionarios” extranjeros en San Luis Potosí? ¿La agresión se produjo no solamente a sabiendas de que eran policías gringos sino justamente a causa de ello y en razón de los “trabajos” que habían realizado en esa región? ¿Los atacantes eran narcos o policías mexicanos?
Un primer apunte de ese libreto de intervencionismo insolente se produjo el 17 de febrero en SLP, a donde llegaron las avanzadas de la FBI para encabezar, en la práctica, a un grupo binacional de investigación. La aceptación calderonista de esas manos extranjeras en un proceso judicial que debería ser soberano es una confesión tajante de la incapacidad institucional nativa y del sometimiento al país vecino.
¿Adiós a AMLO en el PRD? Un largo camino de ruptura ha entrado en su tramo final. Poner a López Obrador en condición de dejar el PRD es ya de entrada una victoria de la alianza 2012 que han formado Los Pinos y la tripleta colaboracionista de los Chuchos, Camacho y Marcelo (C3). Es, en esencia, el fruto envenenado que han producido los arreglos electorales torcidos de 2010 y el presente año.
¡Oh, narcos en EU! De pronto, como si no hubiera historia, el gobierno gringo se da por enterado de que en su territorio se han asentado miles de representantes comerciales del negocio binacional de las drogas y realiza una redada incruenta: cientos de mexicanos detenidos y millones de dólares decomisados (sin la profusión de sangre y el terror que la administración calderonista ha impuesto en México como marca distintiva de la casa, como para demostrar EU que la “guerra” se puede hacer de otra manera). Los mexicanos aprehendidos en EU lo fueron no por narcotraficantes, sino en represalia contra Los Zetas y en busca de jefes a los cuales castigar; si no hubiera pasado nada en SLP, el negocio seguiría funcionando como si nada, acá y allá.
Duelo de premuras turbias. El calderonismo establece una marca de rapidez sexenal cuando encuentra a un Piolín sin jaula y lo presenta como supuesto asesino del agente extranjero Jaime Zapata. Decenas de miles de expedientes se acumulan, entre ellos algunos de alta sensibilidad social, pero ninguno pareciera ser tan importante ni requerir premura esclarecedora como el del policía estadunidense. Sin embargo, para no quedar atrás en esa competencia de botepronto, los gringos saltan para enfrentar a la contraparte que sabidamente opera desde muchos años atrás y a nombre de diversos cárteles en el territorio de las barras y las estrellas donde se realiza el consumo sustancial de las mercancías estupefacientes. Sócrates Rizzo, el ex gobernador de Nuevo León que ha revelado lo que todos saben pero se niegan a aceptar públicamente (es decir, el papel rector de las presidencias priístas de la República en el manejo del tráfico de drogas), bien podría haber hecho sus claridosas declaraciones en inglés y refiriéndose también a los gobiernos estadunidenses, que de manera sostenida han visto beneficios económicos para elites políticas y empresariales a partir de esos bisnes que envician, tendida y sostenida también una red oficial de protección para el ingreso y la distribución de los narcóticos y para la inserción maquillada de los frutos monetarios de esas operaciones al sistema financiero imperial.
Explorar alternativas. Titubeante, así se vio Calderón el 3 de marzo ante Obama en una conferencia de prensa dedicada a las relaciones entre México y Estados Unidos que en términos periodísticos internacionales fue rebasada por el tema de Libia: desconcentrado en ciertos momentos, claudicante en el tono y el fondo de sus anteriores críticas a la descoordinación institucional gringa y al poco esfuerzo efectivo en materia de control de armas luego llevadas a los cárteles mexicanos, dispuesto obsequiosamente a ofrecer, casi ya a entregar, a un mexicano, El Piolín, antes siquiera de que le fuera formalmente solicitada su extradición.
Humillado, Felipe Calderón, solícito acudió a la cita, cual subordinado, ante el jefe mundial para recibir reproches e instrucciones luego de la turbia muerte de un agente en SLP. Las gráficas mostraban a un Obama rígido, de mirada penetrante y actitud lejana respecto al aún más empequeñecido visitante que se afanaba por ganar una palmada en la espalda. Y ahora, mediante filtraciones, ese mismo poder imperial exhibe al hombrecito de Los Pinos en una dimensión que causa repulsa al saberse que aceptó órdenes gringas al formalizar los programas de vuelos no tripulados de vigilancia (no necesariamente sólo en asuntos de drogas).
A cambio de la muy volátil promesa obámica de “hacer algo para las armas y dinero que van de Norte a Sur”, el mexicano hizo piruetas orales para decir que sí buscará atender la exigencia gringa de portar armas, a tal grado que “platicará” con los miembros del Congreso, en especial con los senadores, para “explorar las alternativas”. ¡Ah, eso sí, el boy scout mexicano siguió empecinado en la búsqueda de que le quitaran de encima al hoy exembajador Pascual, con el que nomás no pudo trabajar! Calderón hizo del embajador Carlos Pascual, un chivo expiatorio de su propia subordinación a la estrategia estadunidense contra las drogas, Pascual renunció al cargo el pasado 19 de marzo. Pírrica, esta victoria aislará más a Calderón. La designación del sustituto llevará meses. Además, Pascual hizo lo que tenía que hacer: trabajar en la lógica de los estados fallidos, a la que se había dedicado en Europa del Este, África y Haití y que logró colocar en la agenda pública mexicana.
Ganancias y pleitos. Carlos Slim sostiene su sitial de hombre más rico del mundo y le agrega un dato escalofriante: su capital creció en un año en 20 mil 500 millones de dólares, mientras apenas lo hicieron con alrededor de 3 mil millones de dólares, cada uno, quienes van en segundo y tercer lugar en la dorada nómina mencionada, Bill Gates y Warren Buffet. Slim defiende sin tregua en México su nicho esencial, el de las telefonías, fija y celular, de competidores que pretenden incorporarse tecnológicamente y con ventajas tarifarias a su red y, a la vez, libra batallas políticas y mediáticas contra el duopolio televisivo que en concordancia con Calderón le ha cerrado el paso a esa tercera opción televisiva. Hoy, el gigante se enfrenta al poder televisivo dominante, con sus dos expresiones, Televisa y Televisión Azteca, y con el propio Calderón disminuido, que juega sus últimas cartas de gobierno en la búsqueda de fidelidades transexenales y ayuda electoral para 2012.
Sotanas supletorias. El amigo Norberto entró al salvamento del apurado Felipe en su pleito con el interventor Pascual. Guerra santa contra los pecaminosos gringos y apoyo patriotero al bienaventurado párroco de Los Pinos. Reprimenda de la Arquidiócesis Primada de México mediante incienso editorial en el ya famoso semanario Desde la Fe, que suele producir escandalillos periodísticos dominicales: embajador éste, tal por cual, que anduvo diciendo a la Casa Blanca, que la “guerra” personal de FC contra el narcotráfico ha fracasado y que ciertas fuerzas guerreras nacionales tienen “aversión” al riesgo. Felipe no se atrevió a declarar al diplomático incómodo persona non grata, pero el supletorio Norberto lo calificó de persona indigna.
Laboratorio sangriento. El grave incremento de la violencia y las muertes en Ciudad Juárez en los 12 meses recientes se debió a una decisión política instruida por Estados Unidos y en razón de consideraciones electorales y de imagen del comandante mexicano Calderón.
En una sociedad menos enajenada y atemorizada que la mexicana actual, el conocimiento de las andanzas forasteras en la producción de horrores sangrientos en la mártir Ciudad Juárez habría de provocar indignación y movilización populares, exigencias de castigo a los responsables de negociar con vidas nacionales y de autorizar operaciones tan fallidas como criminales. Pero la atención pública y el coraje cívico son desviados o sustituidos por manipulaciones mediáticas y placebos cinematográficos, secuestrada la conciencia nacional por la dictadura electrónica y debilitada la capacidad de organización y respuesta populares por las divisiones inducidas, la polarización social impuesta, la frivolidad analítica en muchos medios de comunicación masiva, el tremendismo informativo de la televisión y el abatimiento de lo cívico entre el silbar de balas y el ulular de sirenas.
(Basado en Julio Hernández López, La Jornada, febrero 16, 18, 21 y 25, marzo 4, 10, 14, 16, 17 y 21, 2011).
No hay comentarios:
Publicar un comentario