domingo, 16 de mayo de 2010

VENTANAS: Serena camina Antonia

Como un río bajando por la montaña,/ es Antonia,

dejando a su paso,/ vida y esperanza.

A siete árboles sus raíces riega,

con amor y devoción su sed sosiega.

Antonia de dulce mirada,

¿con qué he de comparar tu naturaleza?

¿con la de una estrella en la oscuridad brillando,

o una blanca tempestad de arena?

Con un rosario como amigo,/ serena camina Antonia;

a cada paso las campanas/ le indican su destino.

Solemne se inclina,

junta sus manos, en su rostro la paz revela…

tantos años no han sido en vano.

Serena camina Antonia,/ consciente de su andar,

tranquila por su obra/ y pureza en su mirar.

En sus ojos brillan

los recuerdos de una hermosa juventud,

endulzada por el amor,

de un hombre de virtud.

En sus pupilas encuentro

la verdad del mundo entero,

la sencillez con pies descalzos,

la honestidad del corazón tierno.

Sin bastón que la sostenga,/ serena camina Antonia.

Sus pies de bronce dejan huella

por el paso de la victoria.

Dueña de su espacio,

de su tiempo y travesía;

silenciosa riega el árbol

de la sabiduría.

Como un río que baja por la montaña/ es Antonia;

dejando a su paso/ vida y esperanza.

Las aves de los siete árboles,

se divisan sobre el mar,

y sus aguas dulces las vigilan,

cazando en ultramar.

Ochenta veranos han visto

pasar a este río de aliento,

y los pescadores que ahí nadaron…

encontraron alimento.

Miguel A. Luna, Monterrey, N. L. Junio, 2009.

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