domingo, 21 de febrero de 2010

OPINIÓN: Nuevo Canto a los caídos en las calles de diciembre

Esta tierra de albas rosas se pudrió,/ no por la lluvia;

Ya nada crecerá de buena eternidad;

Cielos baldíos/ ¡Que la desgracia sea!

Esta materia sin sentido / lejos del sueño;

Sin otra lágrima que el grito, sin más/ voz que el silencio...

¡Que la soledad sea!/ Estos cuerpos apenas / fuera del alma

Sombras abandonadas a la piedad de un dios.../ Sangrando, asfixiadas, como estrellas,

más que ciegas, frías.../ ¡Que el mayor dolor sea!

¿Quién convirtió el hambre y la desdicha/ en el pan de nuestra mesa?/ ¡El poder!

¿Quién hará la paz/ cuando la Justicia sea?/ ¡Nuestros muertos!

(Pobrecitos nuestros muertos/ que no vieron el fin de la desdicha)

(Que no tuvieron luz,/ para las lágrimas oscuras de la agonía)

¡Pobrecitos nuestros muertos!/ ¿Quién hizo de nuestros muertos/ la única razón para la muerte?/ ¡El odio!

¿Dónde mora el odio?/ ¡En la casa del poder!

¿Quién guardará la/ historia que se silencia?/ ¡La memoria!

¿Quién le dará sentido/ al cuerpo que se destruye por la calle?/ ¡La conciencia!

¿Quién detendrá la vida que se arrebata?/ ¡El deseo!

¿Quién hará del cuerpo/ la casa para el alma, siempre?/ ¡El amor!

¡Que el amor sea la vida/ sobre el frío sudor de nuestros muertos!

(Texto de Vicente Zito Lema, argenpress, 22/XII/09).

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