domingo, 21 de febrero de 2010
EDITORIAL: Feliz 2010
Feliz Año Nuevo a los artesanos de utopías, cuyas manos callosas desentierran girasoles de los pantanos de la ambigüedad; a las mujeres buscadoras de afectos recónditos, divas milagrosas del bien-amar gratuito; a los niños sobrevivientes en los corazones de todas las edades; y a los guardianes de silencios meditativos.
Feliz Año Nuevo a los magos de la delicadeza y a los que tejen lazos de cintas con las líneas del tiempo; a los auscultadores del rumor de ángeles y a los portadores de altivez luminosa montados en caballos de fuego.
Feliz Año Nuevo a los peregrinos de caminos desprovistos de oscuridad; a los buscadores de conchas en las playas solariegas de la saciedad ética; a los desatadores de nosotros en los pliegues del espíritu; a los heraldos de buenas nuevas y a los espantadores del infortunio.
Feliz Año Nuevo a quien se asoma a la ventana del alma para contemplar su propio amanecer; a los navegantes cuyas velas se mueven gracias al soplo del Espíritu; a los sembradores de horizontes translúcidos; a las bordadoras de ternura en el suelo pedregoso de nuestras desventuras.
Feliz Año Nuevo a los acampados en el vasto territorio de la insensatez, rehenes de egos inflados; a los acróbatas de extravagantes conjeturas, esclavos de sus altisonantes ilusiones; a los autores de la incongruencia cívica, inveterados jugadores del escarnio.
Feliz Año Nuevo a los corazones seducidos por el toque del amor divino; a los voluntarios de la generosidad, indicadores de caminos en las vías laberínticas de nuestros desaciertos; a los profetas inflexibles a la embriaguez de la rutina, intrépidos cultivadores de la esperanza.
Feliz Año Nuevo a los confiteros de dulces anuncios entre tantas desilusiones; a los artistas de la sobriedad, ajenos a las luces llamativas de la hipocresía; a los orfebres de la belleza preñada de densidad subjetiva; a los maestros de la sabiduría impelidos por la brisa suave impregnada de sabor a miel.
Feliz Año Nuevo a los filósofos desalfabetizados de erudición, atentos a los vuelos de la inteligencia para trascender la razón; a los adeptos a la mística vacía de imágenes y palabras; a los gitanos de Dios cuyos pasos recorren las sendas mistéricas de la amorosidad inefable.
Feliz Año Nuevo a quien se niega a proferir el discurso ácido de la designificación del otro; a los habitantes de aldeas líricas, en cuyo amanecer suenan cantos compasivos; a los eremitas del desconsuelo, alimentados por el Verbo que se hace carne; a los hábiles alpinistas de la imaginación, en cuyas artes la vida se transmuta en alegorías.
Feliz Año Nuevo a los cazadores de confidencias, atentos a los detalles de la gentileza; a los orfebres de la elegancia, cuyas palabras exhalan fragancias perfumadas; a los centinelas del asombro, agraciados por el don de identificar la vida como milagro; a los artífices de la fantasía, transustanciadores de nuestras emociones más telúricas.
Feliz Año Nuevo a quien calla los despropósitos ajenos, incapaz de transformar la propia lengua en piedra de tropiezo; a los navegantes de devaneos románticos, embriagados de poesía; y a los arquitectos del futuro, dedicados al proyecto de la ceremonia nupcial de la libertad con la justicia.
Feliz Año Nuevo a los artistas de la insensatez capaces de imprimir a la vida carácter lúdico; a los aplicados caballeros de la filosofía de la risa, de los cuales emana el júbilo de vivir; y a los acongojados encendedores de luminarias, discípulos indignados de Diógenes.
Feliz Año Nuevo a quien trasiega a despecho de los pusilánimes, entregado a la osadía de reinventar la existencia después de cada fracaso; y al guardia del farol en pleno mar revuelto, cuyo haz de luz abre vías doradas en la superficie de las aguas; y a las mujeres de corazones acunados por la preferencia de Cupido.
Feliz Año Nuevo a los ojos vigilantes al ocaso ambiental, en los que las lágrimas serán resecadas por el hollín de chimeneas lucrativas; a los desenjauladores de pájaros, intrépidos pilotos de vuelos alucinados; y a los serviciales de la gratitud, militantes del altruismo compasivo.
Feliz Año Nuevo a quien tuvo un año infeliz, herido por dolores y lágrimas, empantanado por desesperanzas y sendas oscuras: ojalá que ahora pueda rescatar lo mejor de sí, religarse al Trascendente y hacer del amor la razón de su renacer a la vida.
(Texto de Frei Betto, rebelión, 5/I/10).
EDITORIAL: Final de década
En algún lugar cíclico, donde el tiempo se desplaza en saltos excéntricos, la historia se compendia en rangos decimales y la memoria se fragmenta en periodos y épocas; por eso, en este comienzo de 2010, último año de la primera década del siglo XXI, se agudiza el afán retrospectivo y es inevitable recapitular... La memoria colectiva se configura con los eventos que repercuten en la vida de los individuos, porque alteran el estilo de vida o el orden de las ideas, porque provocan reacciones y actitudes generalizadas, porque conmueven o indignan, porque inciden en la visión del mundo. Y en el compendio de la historia y en el registro de la memoria colectiva, influye la concepción decimal del tiempo. La vida sobre el planeta se estudia por siglos y milenios, las crónicas pormenorizadas se ajustan al rango de las décadas. Y justamente ahora, en este inicio de año, abundan los recuentos y las retrospectivas; pero detrás de las cifras y de los nombres, en la línea impronunciada de una nota informativa, yace el elemento que desencadena la reflexión. La década de los dos miles trascenderá a la posteridad como un periodo de profundización de una crisis que produjo millones de desempleados, que incrementó alarmantemente el índice de la desesperanza, con sus muertos y decapitados, con sus mujeres violentadas y la juventud abandonada a su suerte. Contrastes grotescos, el regreso de los fundamentalismos religiosos y una soledad expansiva son algunos de los rasgos que han caracterizado a esta década. En una de las paradojas de la posmodernidad, las redes globales de comunicación han propiciado el aislamiento y entorpecido el contacto entre los individuos; la realidad se digitaliza y la vida se desvirtúa ante un monitor. Al leer el mensaje subyacente en las cifras, se identifican los excesos y los contrastes que alcanzaron niveles infamantes: la combinación de la crisis económica y la alimentaria ha elevado la cifra de víctimas del hambre en el mundo a niveles históricos: mil millones de personas sufren hambre crónica; pero en las antípodas del desamparo, otros mil millones de individuos con sobrepeso conforman la epidemia de la globesidad, que ha reducido las expectativas de vida. Y al margen de los extremos, en la tangente del hambre y la obesidad, en un entorno indiferente y materializante, la anorexia, la bulimia, la vigorexia y la ebriorexia destrozan la salud y la integridad de millones de personas obsesionadas con un concepto inhumano de belleza. En pleno siglo XXI se actualizó el instinto legendario del troglodita: la necesidad de dominio, sobre el entorno, sobre los recursos y los congéneres, desencadenó las guerras del fundamentalismo. Irak, Afganistán, Paquistán y el conflicto Palestina-Israel polarizaron al planeta, confrontaron dogmas y despedazaron la vida de millones de personas. Ocho años de ocupación estadunidense en Irak exacerbaron las diferencias hemisféricas y resucitaron las convicciones nacionalistas en las regiones invadidas. Y en un entorno cambiante, se desmoronan sistemas de vida y emergen nuevos modelos e identidades; la migración por motivos de trabajo, la generalización de los divorcios, condiciones laborales demandantes, las inclinaciones afectivas alternativas, propician el surgimiento de hogares diferentes. Y ahora, como siempre, la historia se escribe con avances y retrocesos, el devenir se configura con luces y sombras, y en el porvenir aguardan ideales y obsesiones. La única constante en todas las décadas, los siglos y los milenios, ha sido la imperiosa necesidad de vencer el miserable miedo a vivir. Por eso, la humanidad se reinventa de cuando en cuando, ejerciendo uno de sus atributos inalienables: la asombrosa facultad para olvidar y la prodigiosa determinación para empezar de nuevo… A todo aquel que lea estas líneas por costumbre, por lealtad o mera casualidad, motivado por la curiosidad o la afinidad: le agradecemos su invaluable intervención en este diálogo ubicuo y asincrónico, porque su mirada le confiere sentido a estas líneas y le concede un significado a nuestra existencia.
(Texto de Laura M. López Murillo, argenpress, 29/XII/09).
EDITORIAL: Brasil como contraste
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, estableció el pasado 23 de diciembre un aumento de 10% a los salarios mínimos, lo que significará, un incremento real –ya descontada la inflación anual– de 5.5% en el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores. Desde 2003, cuando Lula inició su primer periodo en la presidencia, el indicador salarial brasileño ha acumulado un incremento de 53.4% en términos reales, y ello no sólo contribuye a explicar la enorme popularidad de que goza el mandatario de origen obrero sino que, mucho más importante, permite entender la solidez de la economía del mayor país de América Latina. En efecto, el aumento del poder adquisitivo del salario ha dotado a Brasil de un mercado interno consolidado que permite el crecimiento sostenido de los ramos agrícolas, industriales y de servicios y que ha hecho posible que la crisis económica mundial haya sido, en esa nación austral, mucho menos lesiva que en otros países. De hecho, con todo y los quebrantos financieros globales registrados en el año 2009, la economía de Brasil registrará números positivos, y cerrará el periodo con un crecimiento de más de 2% del producto interno bruto (PIB).
En todos estos terrenos –salarios, mercados internos, crisis económica y variaciones del PIB– es insoslayable la comparación entre Brasil y nuestro país. De 2003 a la fecha, en México los salarios mínimos se han incrementado de manera nominal 20.4%, pero si se les compara con la inflación de ese periodo –la segunda mitad del sexenio de Vicente Fox y la primera de la administración calderonista– han perdido, en términos reales, cerca de 10% de su capacidad adquisitiva, en lo que no es sino el tramo más reciente de una sistemática y deliberada devaluación del trabajo, estipulada por el programa neoliberal vigente desde 1988 –o desde 1982, según otros criterios– hasta nuestros días.
Ese designio de castigar los salarios para facilitar la concentración de riqueza en unas cuantas manos no sólo ha resultado catastrófico para los trabajadores, sino también para la economía en su conjunto, toda vez que se ha impedido, de esa forma, el crecimiento de un mercado interno capaz de sustentar las actividades productivas. A la postre, la obsesión neoliberal y antinacional de los gobernantes –atraer inversiones extranjeras, elevar las exportaciones a costa del bienestar de la población, someter al país al arbitrio de toda suerte de agentes externos– ha impreso en el quehacer económico un rumbo de colapso. Ello puede apreciarse en la total indefensión de México ante los embates de la recesión mundial y sus consecuencias, mucho más catastróficas y duraderas aquí que en el resto de las naciones del continente.
El gobierno de Lula no podría ser calificado como socialista ni como radical. Por el contrario, desde diversos ámbitos de izquierda se ha criticado al mandatario brasileño por haber abandonado los postulados ideológicos de su origen sindicalista, por haber dado la espalda, tras su llegada al poder, a movimientos sociales de base que lo respaldaron en su carrera política, y hasta por haber hecho suyas algunas premisas de la ortodoxia neoliberal. Lo que nadie, ni desde la izquierda ni desde la derecha, ha negado a Lula, es una gran visión de Estado. Como corolario de estas reflexiones puede apuntarse que no es preciso sostener posturas progresistas en lo social y en lo económico para comprender lo importante que resulta el mantenimiento y la mejoría de los niveles salariales; bastaría, para compartir ese criterio y esa praxis gubernamental, con anteponer el interés del país al de un pequeño grupo de potentados nacionales y extranjeros.
(Editorial,
EDITORIAL: Las voces de Guantánamo
La poesía siempre es un milagro, pero hay de milagros a milagros, como demuestra el libro Poemas de Guantánamo: hablan los detenidos (Marc Falkoff, editor). Que hayan visto la luz pública es lo de menos; el verdadero portento es que siquiera existan poemas escritos por los presos islámicos en la base militar estadunidense de Guantánamo, el centro de reclusión y tortura más cruel y refinado que haya conocido el mundo. No se trata de un campo de exterminio, y de ahí su novedosa perversidad: la idea es que las víctimas sobrevivan en las peores condiciones, que sufran y “paguen”, lo mismo si confiesan o no, si son culpables o no. Y en medio de la depravación y la degradación más calculadas y profundas, ¿qué hacen estos hombres? Escriben versos.
Resulta que un buen número de ellos ya eran poetas reconocidos, o alcanzaron maestrías y doctorados en literatura y diversas disciplinas. Otros, “amateurs”, escribieron sus primeros versos en el campo de concentración. Con guijarros en las paredes y el suelo, sobre manchas secas de pasta de dientes, con las uñas en vasos desechables de unicel que pasaban de celda en celda hasta terminar pepenados por los carceleros al final del día con la demás basura. Desde el último escalón de la condición humana cantan o se lamentan para sí mismos y lo comparten con sus compañeros de desgracia.
Creado después de la invasión de Afganistán y la declaración de “guerra contra el terror” de George W. Bush, en el neogulag (irónicamente establecido en territorio hurtado a Cuba) durante más de un año se impidió a los más de 500 reclusos usar lápiz y/o papel.
Después de 2003 se suavizó la prohibición, pero los militares confiscan versos y cartas de manera sistemática, para guardarlos en las bóvedas del Pentágono en Washington. Con frecuencia son arrebatados a los abogados voluntarios que visitan a los presos. Si ahora se conocen es porque, tras engorrosos trámites legales, unos cuantos fueron “desclasificados”.
Los mandos militares han declarado que estos poemas representan “un riesgo especialmente elevado” para la seguridad nacional del imperio, “por su contenido y formato”. ¿No supera esta consideración cualquier elogio de la crítica literaria? Ni siquiera Stalin persiguiendo a Ossip Mandelstam o Pinochet a Víctor Jara, fueron más implacables y obsesivos. Estos “peligrosos” dispositivos verbales hablan de dolor, tristeza, desesperación, amor a los hijos o los padres ausentes, indignación íntima, la sombra de la muerte o la determinación de lucha. Algunos, claro, son de contenido religioso.
Hay piezas definitivamente hermosas. Otras poseen un poderoso valor testimonial. Todas son poderosamente humanas. Escritos en árabe (y en ciertos casos en inglés, pues entre los detenidos hay ciudadanos británicos y ex estudiantes de universidades estadunidenses), no pocos siguen las tradiciones poéticas árabes: son casidas, cánticos. Es menester subrayar que participan de una cultura mucho más literaria que la nuestra. Ante la prohibición sistemática de la representación visual, los pueblos árabes otorgan inmensa importancia a la palabra.
“Sí, por supuesto./ Ellos hablan, ellos discuten, ellos asesinan./ Ellos luchan por la paz”, ironiza Shaker Abdurrahim Aamer sobre sus captores.
Mohamed El Gharani, originario de Chad, fue encarcelado en Guantánamo a los 14 años. Varios prisioneros salieron después de 2005, como Shaik Abdurrajim Muslim Dost, declarado inocente, pero al llegar a su natal Pakistán en 2006 fue recapturado por las fuerzas armadas y nunca más se supo de él.
Flagg Miller, antropólogo cultural y lingüista, especialista en letras arábigas de la universidad de Wisconsin, se sorprende al identificar una “profunda huella de la nostalgia romántica” en estos poemas, lo que considera un rasgo atípico en las literaturas islámicas tradicionales, a las cuales se adscriben culturalmente los prisioneros.
El escritor chileno Ariel Dorfman (aquel del clásico análisis Para leer al pato Donald), recuerda en el epílogo del volumen a las víctimas de la dictadura y la tortura pinochetistas que se salvaron gracias a la poesía que conservaban en la memoria. Lamenta que estos nuevos poetas sean víctimas extremas del país que se ostenta como paladín universal de la libertad y la democracia. Y nos revela el secreto del milagro: “Lo que encuentro como verdadera fuente de los poemas de Guantánamo es la simple, casi primitiva aritmética de inspirar-y-expirar”. La inspiración más elemental, pues. Dirigida a los demás presos, o a veces a sus familias lejanas, “esta poesía convoca a respirar los mismos versos a aquellos que respiran el mismo aire”. Así sea el aire irrespirable de las ergástulas washingtonianas en el lugar más infame del mar Caribe.
(Texto de Hermann Bellinghausen, rebelión, 28/XII/09).
EDITORIAL: Un pendiente
La rabia está ahí. Tantas rabias. Rabia ante la destrucción del mundo por el capitalismo, la destrucción de nuestras vidas y las vidas de nuestros amados. Rabia ante el desperdicio de tanto potencial, de tanta creatividad, tanta vida por el desempleo y también por el empleo. Rabia ante la pobreza y el hambre en un mundo de riqueza. Rabia ante la masacre de la vida no humana y la aniquilación suicida de una convivencia ecosocial posible. Rabia cuando vemos el mundo que estamos creando y lo contrastamos con el que podríamos crear.
La dignidad está ahí. Tantas dignidades. Tanta gente nadando contra la corriente, tanta gente que lucha de infinidad de formas diferentes por no seguir la lógica del capital, tanta gente tratando de vivir con dignidad en, contra y más allá de un mundo basado en la negación de la dignidad. Las comunidades en Chiapas que están construyendo otra manera de educar a sus hijas y hijos; los maestros de Puebla que se han levantado para construir una educación digna en sus escuelas; los estudiantes del mundo entero que luchan contra la privatización de las universidades y se niegan a aceptar que estudiar es simplemente entrenarse para una vida de trabajo capitalista; los programadores que aprovechan sus habilidades para desarrollar un software para el uso en común; tanta y tanta gente que trata de vivir sus vidas de una manera que respeta la dignidad de los otros y se niega a usarlos como medios para alcanzar un fin.
Las rabias están ahí, las dignidades están ahí, las dignas rabias están ahí, por todos lados. Pero a veces nos sentimos atorados. Sabemos que no estamos solos, pero nos sentimos solos. Tantas rabias alrededor de nosotros, pero no sabemos cómo tocarlas. No somos minoría, pero nos sentimos minoría. Tantas frustraciones al borde de explotar, pero siguen contenidas. Tantas voces al punto de gritar, pero no sale el sonido, el grito simplemente resuena dentro de nuestras cabezas, una y otra vez. Como dos amantes que van caminando en la calle. Saben que se aman, pero unas barreras se levantan entre ellos, no saben cómo tocar el amor del otro.
No existe ninguna receta para decirnos cómo romper las barreras. No es cuestión de instituciones. Los amantes se casan y las barreras se quedan iguales. Creamos un partido o una asociación para juntar las rabias, pero en lugar de prenderlas, las apaciguamos. Tal vez ayude el preguntar-escuchar. Escuchar las rabias que nos rodean, escuchar las frustraciones, los amores que no encuentran voz. Aprender a escuchar lo inaudible, a ver lo invisible. Aprender a escuchar y respetar las rabias y las frustraciones incluso cuando vienen de lugares donde no las esperamos encontrar, aún cuando la gente no se viste de la misma manera que nosotros, ni usa el mismo lenguaje.
Dice John Berger en el último número de Desinformémonos que la resistencia está en saber escuchar a la tierra. Sí, o tal vez algo más pequeño. Tal vez estamos escuchando al botón de una flor que está en la espera de una primavera que puede ser que nunca llegue. Ponemos el oído junto al botón y escuchamos. ¿Qué es lo que oímos? Tal vez nada, porque no conocemos el lenguaje de los botones, y ellos a lo mejor no hablan el idioma de la izquierda. Pero si escuchamos bien y con mucho cuidado, tal vez podamos distinguir los sonidos de los amores y frustraciones que el botón contiene (y que lo desbordan). Las rabias. Los anhelos. Las memorias de sueños que todavía no se han realizado. Los muertos muriéndose para vivir las vidas que nunca pudieron vivir. La energía de un mundo que no existe y nunca ha existido, un mundo que todavía no existe y existe todavía no. La energía de un botón que quiere abrir sus pétalos.
Escuchando aprendemos un nuevo lenguaje, tal vez, y esto ayuda a disolver las barreras. Necesitamos una sacudida, algo que cambie el mundo alrededor de nosotros. Vamos caminando con nuestro amante amada en la calle, juntos y separados, y de repente un niño cae de su bicicleta, e inmediatamente los dos reaccionamos, muy juntos. Tan sencillo. El presidente hace una declaración más estúpida que las usuales y de repente las rabias y las frustraciones van bajando a las calles en una gran ola de alegría rabiosa. Probablemente no podemos predecir este evento que nos sacuda, y puede ser que no venga de donde queramos que venga, ni que hable exactamente el lenguaje que queremos que hable, pero de repente surge una exuberancia, un desbordamiento de rabias y amores que disuelve todas las barreras y convierte nuestra frustración en una celebración, una explosión de pétalos abriéndose por todos lados.
¿Podemos crear estos eventos que sacuden? Tal vez, pero sólo en parte. El levantamiento del 1 de enero de 1994 fue un evento que hizo subir la rabia y la esperanza dentro de millones de personas y las hizo salir a las calles y las llevó a nuevas formas de pensar y de relacionarse. Pero es siempre una apuesta. Se puede planear el evento, pero lo importante finalmente no es el evento mismo sino su resonancia, y la resonancia es cuestión de sensibilidades que van más allá de cualquier planeación. Los zapatistas pudieron planear la toma de San Cristóbal y de las otras ciudades, pero no podían saber qué tan fuertes iban a ser las olas de resonancia en todo el mundo. Aquí cuenta sobre todo el preguntar-escuchar, el proceso de adquirir sensibilidades, sentir resonancias, tocar dignidades.
Y ahora viene 2010. ¿Es posible que 2010 se vuelva un evento que destruya las barreras? Sin duda alguna, las rabias y las frustraciones se están intensificando ante el dolor que resulta de la crisis capitalista y la violencia cada vez mayor del gobierno mexicano. Sin duda va a haber celebración, la celebración en México de
(Texto de John Holloway, rebelión, 28/XII/09).
EDITORIAL: Década perdida
El cambio (Fox) con continuidad (Calderón), presumido por el panismo, ha sido un estrepitoso fracaso en lo político, lo económico y lo social. Por abajo del infausto resultado blanquiazul, sólo se registran los resultados históricos en la segunda y tercera décadas del siglo XX, con el país convulsionado por el movimiento revolucionario, la guerra cristera –de la que se ufana ser heredero el actual inquilino de Los Pinos– y la hecatombe económica de 1929: en el periodo 1911-1920 la tasa anual promedio de crecimiento económico a duras penas alcanzó 0.21%, mientras en 1921-1930 el indicador se redujo a 0.20%, lo que resume 20 años de convulsión política, económica y social, de reacomodos, de guerra y crisis externa (Calderón dixit), carentes de bonanza petrolera, histórica inversión extranjera, boyante planta productiva, exportaciones sin límite, finanzas públicas sanas y demás bellezas presumidas por los neoliberales.
La dupla Fox-Calderón, el panismo institucionalizado, prometió todo e incumplió todo, y decididamente va por más. En el periodo 2001-2009 el resultado económico es desastroso: el crecimiento anual promedio va de 1.03 a 1.13% (depende de si la economía mexicana se hunde 7 u 8% en 2009), algo no registrado en 80 años. Ahora que si el balance se limita al primer trienio calderonista en Los Pinos, entonces el desplome va de 0.83 a 1.17 (ambas, cifras negativas).
En el repaso histórico, y superada la convulsión 1911-1930 (con su 0.2% de avance), la tasa anual promedio de crecimiento económico mexicano se registró así: 1931-1940, 3.36%; 1941-1950, 5.98%; 1951-1960, 6.14%; 1961-1970, 6.48%, y 1971-1980, 6.71%. A partir de ese año todo ha sido escalera para abajo, con un creciente costo social.
Bienvenidos pues, a este 2010, el año de la recuperación de la crisis externa. Sigue la feria de precios en bienes y servicios del sector público. Agreguen el incremento en tarifas eléctricas al ya de por sí voluminoso inventario. Como van las cosas y para vivir mejor, el gobierno calderonista insiste en que los mexicanos se alumbren con velas y guisen con leña, recurran al trueque, recolecten frutos de la madre natura y cacen con piedras, porque el arco y las flechas también subieron de precio.
(Texto de Carlos Fernández-Vega,
MUNICIPAL: Dialéctica ancestral
ESTATAL: Sin competitividad
La Inversión Extranjera Directa (IED) en Guanajuato cayó a su segundo nivel más bajo registrado en los últimos diez años. Con excepción de la inversión de cien millones de dólares que Pepsico hizo en Celaya en febrero de 2009, prácticamente no hubo empresas extranjeras que anunciaran grandes inversiones en el estado. Aunque hay que mencionar que en 2009 se inauguraron las plantas de algunas empresas como la italiana Guala Dispensing, la brasileña Samot y la japonesa Hino; sin embargo, esas inversiones corresponden al año 2008. Guanajuato ocupa el onceavo lugar a nivel nacional entre los estados con menor IED. Si de algo sirve, la atracción de inversiones en nuestro estado fue mejor que en los siguientes estados: Nayarit, Tlaxcala, Aguascalientes, Colima, Yucatán, Morelos y San Luis Potosí, estados que, en lugar de ganar, perdieron inversiones. Lo anterior, no le quita el sueño al gobernador del estado, pues, gracias a los migrantes, las remesas superaron con mucho a
(Fuentes: a.m., 28/XII/09; correo, 5/I/10).
NACIONAL: La barbarie civilizada
El obispo de Saltillo, monseñor Raúl Vera, definió el operativo del comando de elite de la infantería de marina que intervino en la acción en una zona residencial de Cuernavaca, Morelos, como una “ejecución extrajudicial”, un asesinato. Desde Copenhague, en la legalización triunfalista del hecho, Felipe Calderón lo presentó como un logro muy importante para el pueblo y el gobierno de México. El sicoanalista Alberto Sladogna se refirió al tratamiento de la muerte de Beltrán Leyva como una acción de la barbarie civilizada regida por el criterio de eficacia, como en
Conviene dejar apuntado que en julio-agosto de 2007, 45 comandos de
Como antecedente cabe recordar también que a comienzos de los años 60, en Fort Bragg, de la mano de los ideólogos de la escuela francesa Roger Trinquier y Paul-Alain Léger, Estados Unidos adoptó las técnicas de la guerra moderna (la guerra sucia antisubversiva aplicada por el ejército galo en Argel), que luego pusieron en práctica tropas aerotransportadas del Pentágono (boinas verdes) en
El modelo hemisférico más acabado sería
Incluir el terror político en una dialéctica entre la razón y la locura atañe a la humanidad entera. Dice Marcelo N. Viñar que las fronteras entre sinrazón y simbolización no son individuales ni victimológicas, sino societarias. Así como la tortura moderna no es una enfermedad del torturado, sino un mal endémico de la civilización, que crece y se expande con el progreso, como cualquier tecnología perfectible y robotizable, como cualquier industria, la teatralización del triunfo sobre Beltrán Leyva –la víctima como espectáculo mediante la divulgación de fotos con el cadáver semidesnudo, los pantalones abajo y decorado con billetes ensangrentados, amuletos y joyas– no es un barbarismo retardatario y salvaje (la semiótica bárbara o la devoción al culto paramesiánico, diría Monsiváis), sino una necesidad del poder en la sociedad mexicana actual, su reverso abyecto, pero necesario.
Desde la experiencia de
En el caso de marras, haiga sido como haiga sido, la barbarie civilizada –dice Alberto Sladogna– pasó del cuerpo de la víctima al cadáver. El cuerpo provoca la erótica del duelo, mientras el cadáver es un monto biológico, una carroña. Una carroña corrompida que sirvió de alimento a los carroñeros: “En su guerra sucia, los medios de comunicación se alimentan y nos alimentan con carroña”. Ergo: los delincuentes no son humanos, son carroñas y deben ser eliminados. En la construcción del enemigo subyace el criterio de eficacia: lo que antes era calificado de bárbaro ahora es civilizado: un logro del pueblo y del gobierno de México (Calderón dixit), donde queda difuminada la frontera entre la actividad de Santiago Meza López, El Pozolero (disolver cadáveres con ácido), y la maquinaria de guerra puesta en marcha para convertir el cadáver que fuera de Beltrán Leyva en “un narcomensaje civilizado”.
En un mundo de impostura y simulación, donde el terror es un espectáculo cotidiano y trivializado –lo que remite a la banalidad del mal de la que nos hablaba Hanna Arendt–, hay que remarcar que el terror de Estado y la violencia reguladora son concebidos y ejecutados por hombres para destruir a otros hombres, y se instalan en condiciones sociopolíticas o históricas determinadas. Se trata de procesos históricos concretos que construyen el progreso o el horror. Hoy, en México, la barbarie civilizada opera por medio de personas y aparatos concretos, en pleno descampado y a la vista de toda la sociedad. La puesta en escena fue amplificada por medios amarillistas que operaron, en la coyuntura, como vehículos de propaganda de la estrategia integral de seguridad del régimen calderonista en su cruzada contra los malos. A la sazón, una guerra parcial y limitada, no sólo por la selección de los cárteles de la economía criminal a exterminar, sino por la exclusión en materia investigadora y persecutoria, de narcobanqueros, narcoempresarios, narcopolíticos, narcojueces… Ah, y lo peor: la nueva estrategia recién comienza.
(Texto de Carlos Fazio,
NACIONAL: Rivera Carrera y la cruzada antisecular
En la homilía que pronunció el pasado 27 de diciembre en
La postura no es nueva. El mismo día en que el organismo legislativo capitalino aprobó las reformas legales al Código Civil para permitir los casamientos entre personas del mismo sexo, el arzobispado metropolitano calificó tal medida de perversa, arbitraria, soberbia y aberrante, y opinó que llevará a la ruina a la sociedad. Tampoco se trata de una posición exclusiva de la jerarquía eclesiástica católica: similares expresiones de rechazo han manifestado otros cultos cristianos, así como algunos membretes seculares ultramontanos.
Esas y otras reacciones adversas, y hasta sulfúricas, contra la medida de
Más allá de esas consideraciones, es alarmante que pronunciamientos ideológicos como el formulado ese día por Rivera Carrera hayan logrado cuajar en una suerte de santa alianza entre los partidos que comparten en los hechos el poder nacional, el PRI y el PAN, para intentar una verdadera restauración prejuarista que se expresa en la penalización constitucional del aborto en casi una veintena de estados, con la consiguiente liquidación de derechos sexuales y reproductivos. Por lo que hace al Distrito Federal, esa alianza pretende lanzar una ofensiva judicial para invalidar la reforma que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.
No es sorprendente que Acción Nacional se haya empeñado, en los nueve años en los que ha detentado
A la larga, los empeños por impedir –vía judicial– que la sociedad mexicana evolucione y transite a la modernidad, están condenados al fracaso (por más que Rivera Carrera vocifere que actúa siguiendo la ley de dios, por encima de la ley de los hombres,
(Editorial,
INTERNACIONAL: El derecho de la Humanidad a existir
El cambio climático está causando ya considerable daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias.
Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible. James Hansen, del Instituto Goddard de
El hielo del Mar Ártico, la enorme capa de dos kilómetros de espesor que cubre Groenlandia, los glaciares de América del Sur que nutren sus fuentes principales de agua dulce, el volumen colosal que cubre
La humanidad puso grandes esperanzas en
Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial emite el 25% del dióxido de carbono. El nuevo Presidente de Estados Unidos había prometido cooperar con el esfuerzo internacional para enfrentar un problema que afecta a ese país tanto como al resto del mundo. Durante las reuniones previas a
Gran número de líderes y miles de representantes de los movimientos sociales e instituciones científicas decididos a luchar por preservar la humanidad del mayor riesgo de su historia, acudieron a Copenhague invitados por los organizadores de
En Copenhague reinó un verdadero caos y sucedieron cosas increíbles. A los movimientos sociales e instituciones científicas no les permitieron asistir a los debates. Hubo Jefes de Estado y Gobierno que no pudieron siquiera emitir sus opiniones sobre vitales problemas. Obama y los líderes de los países más ricos se adueñaron de la conferencia con la complicidad del gobierno danés. Los organismos de Naciones Unidas fueron relegados.
Barack Obama, que llegó el último día de
En otra sala contigua, Obama reunió a los líderes de los países más ricos, varios de los Estados emergentes más importantes y dos muy pobres. Presentó un documento, negoció con dos o tres de los países más importantes, ignoró a
El propio Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, había afirmado el 19 de octubre: “Si no llegamos a un acuerdo en el curso de los próximos meses, no debemos tener duda alguna de que, una vez que el crecimiento no controlado de las emisiones haya provocado daños, ningún acuerdo global retrospectivo en algún momento del futuro podrá deshacer tales efectos. Para ese entonces será irremisiblemente demasiado tarde.”
El Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, en la conferencia de prensa ofrecida el 21 de diciembre, afirmó una verdad que es imposible negar; emplearé algunos de sus párrafos textuales: “Quisiera enfatizar que en Copenhague no hubo acuerdo alguno de
El Canciller cubano añadió otros datos de interés sobre las posibles consecuencias de acuerdo a las últimas investigaciones de la ciencia: “…desde el Protocolo de Kyoto hasta la fecha las emisiones de los países desarrollados se elevaron 12.8%… y de ese volumen el 55% corresponde a Estados Unidos. Un estadunidense consume, como promedio, 25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11, un ciudadano chino menos de dos, y un latinoamericano o caribeño, menos de uno. Treinta países, incluidos los de
El hecho muy real es que los países desarrollados que suscribieron el Protocolo de Kyoto aumentaron drásticamente sus emisiones.
En una conferencia de prensa posterior, antes de abandonar la capital danesa, Obama afirma: “Hemos producido un sustancioso acuerdo sin precedente aquí en Copenhague. Por primera vez en la historia, las mayores economías hemos venido juntas a aceptar responsabilidades”.
En su clara e irrebatible exposición, el Canciller cubano afirma: “¿Qué quiere decir eso de que ‘las mayores economías hemos venido juntas a aceptar nuestras responsabilidades’? Quiere decir que están descargando un importante peso de la carga que significa el financiamiento para la mitigación y la adaptación de los países sobre todo del Sur al cambio climático, sobre China, Brasil, India y Sudáfrica; porque hay que decir que en Copenhague se produjo un asalto, un atraco contra China, Brasil, India, Sudáfrica y contra todos los países llamados eufemísticamente en desarrollo”.
(Texto de Fidel Castro, rebelión, 28/XII/09).
ANÁLISIS: El ataque al Estado laico
1. El ataque viene de fuera y de lejos. Del Vaticano. De un Papa alarmado por la disminución mundial de sus fieles y por la relajación de la fidelidad de los católicos a la palabra papal. Católicos, pero a un tiempo ciudadanos de democracias, la mayoría de los católicos actuales parecen escuchar al “Santo Padre”, pero no obedecerlo sin mediar su libre albedrío.
2. Otro podría haber sido el camino elegido por el Papa Benedicto XVI para volver relevante a
Esta es la desgracia para la década que termina en el 2010: Aniquilado el Diablo del comunismo, el Papa ha elegido como nuevo Satán la ascendente moral democrática, y eso con la única intención de restaurar, sin enmienda, la marchita moral autoritaria del catolicismo.
3. Ninguna desviación de una moral delgada como un filo de navaja: control de la vida desde la concepción hasta la muerte: cero libertad, por ende cero diversidad, por tanto abominación de la invención: adiós al libre albedrío, terror al cuerpo humano y al placer y espanto de las mujeres autónomas y de los “diferentes”: el triste rosario de negaciones de la vieja moral autoritaria.
4. El Satán a combatir: la nueva moral hecha de libertades civiles: haz lo que quieras y te haga feliz, con tal de que no dañes a tu prójimo: ama a quien amas; elige el número y espaciamiento de tus hijos; edúcalos en las creencias en las que crees; y muere como mejor te parezca morir. Y todo con la protección y auxilio del Estado.
Los valores: la elección individual, la diversidad, el placer, la felicidad.
5. Lanzada en Latinoamérica en el año de 2007, la cruzada vaticana indica a los obispos cooptar arriba para imponer abajo. Cooptar la voluntad de las clases dirigentes para imponer como ley civil a los ciudadanos la desprestigiada moral restrictiva.
Indica igualmente tres vertientes de acción: anular las libertades civiles vigentes en sus países, blindar la prohibición de las aún no legisladas y aumentar los poderes del clero.
6. Así, el sueño de hoy de los obispos sería una sociedad donde sean ilegales y castigados: la diversidad sexual, la anticoncepción, el aborto, los matrimonios gays, el divorcio y la eutanasia. Y donde
7. La cruzada vaticana ha tenido éxito en Latinoamérica únicamente en países donde la joven moral democrática todavía es muy insegura; en Perú y República Dominicana, países de por sí rezagados en cuanto a derechos civiles; en Nicaragua y en México, países de clases políticas corrompidas por el oportunismo y el analfabetismo moral.
8. En México la cruzada arraigó primero en la presidencia del PAN, desde donde los panistas liberales fueron arrasados debido a su distracción y/o su indolencia moral. Luego arraigó, y tal vez para el asombro de los mismos obispos, en la presidencia del PRI, nunca tan mendaz y desesperada por el poder como hoy. Y en los dos partidos la táctica subsecuente ha sido idéntica.
Los presidentes de cada partido convencieron a sus gobernadores y/o caciques locales para realizar el trabajo sucio de presionar a la mayoría de sus diputados para aprobar la criminalización del aborto en sus estados.
9. Es falso que la criminalización de las libertades civiles refleje el conservadurismo de la ciudadanía, como insisten para su disculpa los presidentes del PRI y del PAN, y afirman algunos de nuestros intelectuales “liberales”, por falta de curiosidad sobre sus prójimos.
En el caso reciente de la criminalización del aborto en 18 estados, sencillamente nadie consultó a la ciudadanía. Las reformas se realizaron de espaldas a los ciudadanos, y a menudo guardando el secreto de las fechas de su votación y aun de su contenido.
Por lo demás, consultas de la sociedad civil indican lo contrario: los mexican@s no somos conservadores.
10. Estas son algunas de las cifras de la encuesta realizada entre católic@s mexican@s en 2003. Reproduzco apenas algunos resultados pero invito al lector a consultarla íntegra en la dirección de internet www.catolicasporelderechoadecidir.org: Una persona puede usar métodos anticonceptivos y ser un buen católico: 84%. En la escuela debe informarse sobre todos los métodos de anticoncepción: 89%. En nuestro país debe permitirse la interrupción de un embarazo en los siguientes casos: cuando la vida de la mujer está en peligro (82%); cuando la salud de la mujer está en riesgo (77%); cuando la mujer tiene sida (69%); cuando el feto presenta defectos congénitos graves, físicos o mentales (66%); cuando el embarazo es resultado de una violación (65%).
11. Lo que veremos en México en próximas fechas probablemente será a las dos morales, la vieja moral autoritaria y la nueva moral democrática, medir sus fuerzas. Ya se prepara desde el interior del PRI el movimiento de Ciudadanos en Defensa del Estado Laico (edolaico@-gmail.com). Ya se preparan desde varios flancos controversias constitucionales para revocar las reformas antiaborto en 18 estados. Ya opera el Fondo María para auxiliar a mujeres que deseen venir al DF a abortar en hospitales públicos (maria.balance@gmail.com). Ya se aprobó en
Por el lado de la reacción, ya prepara el PAN la controversia constitucional para vetar el matrimonio de personas del mismo sexo. Ya ha colocado en
12. Una confesión personal, para cerrar este texto. Daría cualquier cosa por escribir sobre el futuro de mi país y no sobre la pesadilla de un pasado decimonónico que se nos ha venido encima. Corrijo: que nos han lanzado encima desde fuera a l@s mexican@s.
Pero esta es la miserable arena que hay que pelear antes de volver la mirada hacia delante.
(Texto de Sabina Berman, proceso.com, 31/XII/09).
ANÁLISIS: Recordar
Las hojas de los calendarios son despiadadas. Cada año caen más rápido. El tiempo se escurre con inusitada velocidad. Otro diciembre. Y otro enero. Y otro año: ¿otro año más u otro año menos? En diciembre se regresa, se recuerda. En enero se siembra. Es parte de la rutina y de la vida. Qué somos si no valoramos los recuerdos. Qué somos si no bordamos en ellos. Se corre el riesgo de distorsionar el presente si el pasado no regresa y dialoga. Se corre el peligro de que el tiempo se transforme en polvo.
El recuerdo es el mapa y la geografía de la vida de las personas. En sus grandes espacios, y en sus intrincados rincones, el recuerdo se convierte en geografía y la geografía en la casa de esas vivencias. El misterio de la geografía de la vida de una persona es infinito. Cada arruga es un pedazo de mapa; cada guiño, un trozo de tierra. La geografía siempre aguarda. Como la gleba, como los surcos sin agua de la tierra sedienta. La arquitectura de los individuos, sus avatares y sus cosechas, convierten el misterio en realidad y en recuerdo.
Muchos agujeros humanos existen por el peso del olvido. Quizás por eso, por el miedo que conlleva perder el pasado, se escribe. Se escribe para impedir que la vida sea una mera pantomima. Regresar a los barrios de la infancia mitiga la dureza de la vida. Los poetas aseguran, con razón, que la aurora en la montaña se sucede, día tras día, sin que a nadie preocupe si alguien la mira. Lo mismo sucede en el desierto: el tiempo transcurre en forma anónima. Nadie lo mide. Pasa. Se marcha. Historias similares se escriben en los callejones de la niñez: ahí están. Aguardan los pasos que los anden.
Los muertos viven gracias a los recuerdos que dejan. Los vivos viven cuando recuerdan. Detener el olvido implica regresar. Se regresa para leer con otras lupas. Se regresa porque uno cambia: las casas de la vida y de la persona se modifican sin cesar. Se retorna porque la tierra requiere nuevas palas y los recuerdos otras palabras. Palas que muevan historias, palabras que empujen en otras direcciones.
Azorin escribió: “Vivir es ver volver”. El recuerdo es parte del mapa de la vida de las personas. El recuerdo no es antídoto contra el olvido, es una forma de reparación del olvido. Quizás por eso tantas personas escriben, pintan o dejan recuerdos.
Henning Mankell, en Moriré, pero mi memoria sobrevivirá, explica el valor y la trascendencia de los recuerdos. En ese conmovedor libro, el creador del inspector Wallander se vierte y reflexiona sobre el devastador impacto del sida en África. En él nos habla de los pequeños libros de recuerdos, escritos por enfermos de sida que buscan dejar testimonios de sus vidas para que sus hijos puedan recordarlos. Muchos de estos enfermos eran –son– jóvenes. Los libros de recuerdos intentan detener el dolor del olvido: una foto, unas palabras, una mariposa pegada entre las páginas del cuaderno son motivos para contener el peso de la desmemoria.
Los recuerdos son viejos caminos. Regresar, aunque duela, es sano. Intervengo a Azorin: Regresar es volver. Recorrer el pasado permite mirar y mirarse. Esa es una de las razones por las cuales se escriben diarios. Diarios personales, libros de recuerdos, anécdotas esculpidas en la piel, lágrimas vertidas en el regazo del amor, historias que retornan y que se comparten cuando la vida personal se abre y contagia las vidas de otros. Páginas para atarse a la vida. Palabras para imaginar palabras no escritas.
Los recuerdos avivan caminos viejos. Sus veredas van y vienen. Se sube hoy, se baja mañana. Se mira de regreso para mirar hacia adelante. Los recuerdos son metáforas. En ocasiones requieren palabras escritas, en ocasiones palabras sin letras. Sus líneas las traza el tiempo de la vida y los tiempos de la persona. La melancolía, cuna de recuerdos, reviste el pavimento de las veredas que llevan hacia el norte sin olvidar el sur. Como los ríos que nacen y mueren en el mar. El olvido mata cuando se asfixia el recuerdo.
El olvido cierra la vida. El olvido clausura los caminos por los cuales transitan los recuerdos: es una bruma densa, impenetrable, espesa. Se recuerda para no morir del todo, para contar. Olvidar los recuerdos es olvidar la vida. Se recuerda para trascender, no sólo la existencia propia, sino la de los otros. La de las personas que se fueron. La memoria toca. Acomoda y desacomoda la geografía de la casa.
(Texto de Arnoldo Kraus,