viernes, 28 de agosto de 2009

¿Por qué se va Toño?


Toño Salvador, alcalde de San Francisco, ha decidido dejar el puesto, para que “otro goce las mieles del poder”, según se filtró desde su mismo despacho. Hay muchas razones por las que se va: 1) ya no soporta la tremenda presión de los distintos grupos de poder en el municipio –desde narco-políticos hasta narco-empresarios, pasando por comerciantes, colonos y curas– que le reclaman su falta de cumplimiento en todo lo que ofreció cuando llegó al puesto de alcalde; 2) le repugna la idea de entregar el puesto a su sucesor Jaime Verdín, con quien mantiene serias y profundas diferencias, no sólo de carácter “ideológico”, sino personal; sabido es que Verdín no era el candidato de Toño, por ello, en una especie de cambalache, Oliva, a través del Comité Estatal del PAN, impuso a Verdín como candidato, ahora, el propio Oliva va a operar para que Toño sea premiado con una magistratura –falta ver que el Congreso local secunde tal pretensión–; 3) deja las finanzas municipales al borde de la quiebra, y para mejor evadir su responsabilidad, Oliva lo va a refugiar en un puesto que le brinde protección, aunque ello no signifique fuero, pero sí que lo mantenga bajo resguardo y a salvo de cualquier persecución política, ¿qué mejor que una magistratura como premio a su servilismo?; 4) hay crecientes rumores de que la policía local está a tal grado infectada y penetrada por el narco, que el Ejército Mexicano está a punto de tomar las riendas de la dirección de Seguridad Pública; así que, lo mejor es que digan: “aquí corrió, que aquí lo encajuelaron”; 5) las violaciones a las garantías individuales de habitantes de colonias marginales han sido tan graves, que la inútil Procuraduría Estatal de los Derechos Humanos está por resolver varios expedientes de denuncias ciudadanas, bajo los cuales emitirá sendas recomendaciones a las autoridades locales; 6) el que Toño sea un individuo temperamental, rijoso y bilioso, le ha valido para ganarse a pulso la enemistad de políticos tanto de su partido como de los de “oposición”, por ello, ha llegado al extremo de resultarle incómodo seguir viviendo en la ciudad; lo anterior explica el que busque refugiarse en un puesto que, en la práctica, equivale a “un cómodo exilio”. Y el propio Toño lo aceptó, cuando, a manera de epitafio, declaró que “trabajar como alcalde en la (presente) administración es acostumbrarse a vivir en la incertidumbre –tome usted nota de lo anterior–, porque no sabes qué va a suceder mañana, con las reacciones que generan las decisiones tomadas –Toño duda que haya tomado las “decisiones” correctas, duda de la reputación que él mismo se ha generado en estos años como alcalde, sabe que moralmente es un individuo ruin–, o las necesidades que surgen al atender otras –¿a qué otras se refiere, a las necesidades derivadas de sus prejuicios que tuvo que tomar para perjudicar a empresarios y empleados que le guardaban cierta estima, y que ahora lo perciben como un ser despreciable?–; sabemos –continúa Toñín–, lo estamos aceptando y digiriendo, y aunque no siempre es del agrado de todos, se trabaja por satisfacer a la mayoría con alcance de lograr el todo. Creo que lo hecho, hecho está y le hemos cumplido, creo a la gente de San Francisco –nótese la inseguridad con la que se expresa Toño, se siente aislado y apestado, sabe que se va con la cola entre las patas–”. Termina Toño con la siguiente y lapidaria conclusión: “uno tiene planes y son modificables, y hay que ajustarse a la situación que se viva en el presente y en el día a día”. Por otro lado, y aunque de acuerdo al artículo 50 de la Ley Orgánica del Poder Judicial del Estado, el gobernador está facultado para proponer ternas para magistrado, resulta inconcebible que Toño, quien se ha comportado como una verdadera bestia, no sólo por sus actitudes, sino por su falta de conocimiento de los fundamentos del Derecho, pueda llegar a ocupar una magistratura en el Supremo Tribunal de Justicia del Estado. No creemos que el Congreso local, con mayoría panista, apruebe que un individuo del talante de Toño, ocupe un puesto de tal envergadura. (Fuente: a.m., 24/VII/09).

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