domingo, 21 de agosto de 2011

NACIONAL: Los tres curas rebeldes

Los tres religiosos participaron en la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad convocada por el poeta Javier Sicilia: Raúl Vera López, obispo de la Diócesis de Saltillo; Miguel Concha Malo, director general del Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria”, y Alejandro Solalinde, quien comanda los trabajos de la Casa del Migrante Hermanos del Camino, en Ixtepec, Oaxaca, profesan una opción preferencial por los pobres y suelen apoyar causas sociales. Los tres tienen 66 años.

La marcha encabezada por Sicilia exigía, entre otras cosas, un alto a la guerra contra el narcotráfico, una posición política que no comparten los jerarcas católicos, religión a la que están adscritos los tres curas.

1. A contracorriente de las directrices del Vaticano, Raúl Vera ha declarado que la homosexualidad no es un pecado, y que la adopción gay debería de ser analizada.

Este año, como en los anteriores, Vera criticó al gobierno federal por no querer rescatar los cuerpos de los trabajadores que quedaron enterrados en la mina de Pasta de Conchos: “¿Qué es lo que ocultan? La impunidad, haberlos dejado morir por asfixia y hambre, pues (los mineros) habrían sobrevivido, por ello no quieren llegar a los restos. Esta barbarie se mantiene impune”.

Vera estuvo cuatro años en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, donde trabajó al lado del obispo Samuel Ruiz García. Desde ahí apoyó el proceso de paz y reconciliación luego del conflicto armado iniciado el 1 de enero de 1994 por el EZLN.

2. El sacerdote Miguel Concha Malo, del Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria”, fue uno de los voceros más importantes entre los dominicos de la Teología de la Libe-ración, en la década de los 70. Su discurso se ha actualizado pero su crítica a las injusticias permanece constante.

Sus colaboraciones en medios masivos de comunicación han sido los espacios para que sus reflexiones sobre temas de derechos humanos se difundan. No obstante, es participante activo en foros y actividades que le han valido más de 30 reconocimientos, premios o distinciones.

Luego de la muerte de Samuel Ruiz, el 24 de enero pasado, Miguel Concha recordaría el legado de éste y de Sergio Méndez Arceo, considerados ideólogos de la Teología de la Liberación: “Hicieron de la colegialidad episcopal, la nueva eclesiología, más comunitaria, menos jerárquica, menos canónica, más horizontal y menos vertical”.

3. Solalinde ha declarado públicamente la necesidad de que la Iglesia deje la burocracia y atienda a los más necesitados. A Solalinde se le puede ver sentado al ras de piso con los migrantes, escuchándolos y compartiendo el pan. Bromea y dice que así como Jesús nunca cobró por sus predicaciones, los religiosos hoy no deberían lucrar con las misas. Su vida es más parecida a la que llevó el padre Chinchachoma, quien ayudaba a los niños de la calle.

Una anécdota que trasciende, acaso como mito, acaso como verdad, es aquella en la que se ve a integrantes de la banda de narcotraficantes, conocidos como Los Zetas, con armas y a las puertas de la casa de protección a migrantes, amedrentando para secuestrar a los extranjeros alojados ahí.

Acto seguido, se ve al padre Solalinde enfrentarlos e, hincado frente a ellos, les dice: “Ustedes no los buscan a ellos, me quieren a mí, mátenme”. Ante tal actitud, los criminales desisten.

Se dice que Solalinde morirá por causa de la defensa de los migrantes, ya sea a manos de delincuentes o por iniciativa de las propias autoridades mexicanas, a quienes ha criticado duramente en su actuación frente al fenómeno migratorio.

(Nota de Natalia Gómez Quintero, El Universal, 2/VII/11).

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