lunes, 13 de julio de 2009
Muy personal
Rafael Cardoso, director de Predial y Catastro, nervioso porque se acaba el huesito, responde a los señalamientos de Sergio Maldonado, individuo que no siente lo duro sino lo tupido, y que acusa a la autoridad municipal de evadir impuestos y simular una finca por otra: “se le olvida a Sergio que el Municipio no paga impuestos, que primero se ponga a leer la normatividad y después abra el hocicote”, dijo Cardoso, molesto. Y explica: “Si se hizo un cambio de imagen con photoshop en la parte externa del edificio que se compró para convertirlo en Teatro de la Ciudad, no fue por evadir impuestos, sino para limpiarlo de cartulinas y anuncios del exterior; además, la imagen no es lo importante, lo fundamental y central son los datos catastrales”. Cardoso, aprovechó la ocasión y se fue directo contra su rival: “Sergio Maldonado no es la persona más adecuada a quien se pueda calificar de honesto, ni que hable con la verdad, cualquier persona que lo conozca lo sabe, hay que preguntarle de qué institución se llevó el equipo que ahora trae en la promoción de su partido, mucha gente de aquí sabe quién es y lo que ha hecho este señor, que no es prototipo de honestidad”. La cosa no paró ahí, al fragor de las campañas electorales y el estercolero en que se han convertido, Cardoso abundó: “Si de lo que se trata es de enlodar la preclara figura de nuestro príncipe, pues está equivocado, aquí no va a poder. Hay que recordar que Gerardo López Montoya en la administración 2003-2006 se dedicó a cobrar por 3 años cuota mínima al actual dirigente del PRI, Francisco Fernández, simulando que la casa de la que pagaba el predial era de su papá… Eso sí es corrupción”. Pocos días después, Rafael Cardoso en carta al diario a.m.arillista, exhibe y “desenmascara” a Sergio Maldonado de la siguiente manera: “¿Por qué Sergio Maldonado fue expulsado del muy prestigiado Club de Leones? ¿Qué tan grande pudo ser el motivo para que se haya tomado la decisión de hasta retirar su fotografía de la galería de ex presidentes? ¿Qué miembro del mencionado club no recuerda la ocasión en que en una Noche Mexicana se suscita una pelea entre el hermano de Sergio con otras personas, y cuando Sergio ve que su hermano es tirado al suelo, se abalanza de manera muy cobarde sobre la espalda del rival de su hermano y con saña bestial le propina golpes con el codo, imposibilitando al otro repeler la agresión? ¿Cuántas personas saben del adeudo que tuvo a raíz de no pagar la renta por más de 30 meses del local donde se ubicaba su negocio, propiedad de sus primos, y que éstos se vieron obligados a demandar a Sergio Maldonado para presionarlo a que dejara el lugar? ¿Qué “león” no recuerda que cuando fue nombrado gobernador del club, Sergio Maldonado solicitó un préstamo de varios miles de pesos para hacer un viaje a Oriente, pagándolo con las colectas de la Cruz Roja? ¿Cuántos socorristas no recuerdan que de las instalaciones de la Cruz Roja se sustrajo equipo de rayos X y camas ortopédicas y fueron a para milagrosamente a las manos de Sergio? Con esto es suficiente para desenmascarar a Sergio Maldonado, abusivo en la oportunidad que se da a través de las páginas del diario a.m.arillista, donde lamentablemente (sic) se le ha dado espacio de crítica, el cual ha usado durante varios años para descalificar, injuriar a varias personas, por el solo hecho de no coincidir con sus ideas o intereses…”. Al día siguiente, el diario a.m.arillista da a conocer la respuesta de Sergio Maldonado en los siguientes términos: “Se me hacen una serie de señalamientos e imputaciones personales sin mayor justificación que una intención dolosa, chismosa y reactiva (sic). De Sergio Maldonado podrán decirse muchas cosas, pero hasta ahora nadie tiene pruebas sustentables ni las tendrá de falta de honorabilidad u honestidad –¡Uy, uy, uy!, ¿hace falta darse esos baños de pureza?–. ¿Por qué mi ‘desenmascarador’, ebrio consuetudinario, no menciona cuando le partió la cabeza a un tal Méndez? Es absurdo que se me impute que descalifico e injurio desde mi espacio de colaboración, puesto que el diario se reserva el derecho de edición. Es cierto que el aparato utilizado en el Club de Leones para graduar la visión está bajo mi resguardo, y va a regresar junto conmigo hasta que sea reivindicada mi persona por estos señores. Sobre lo del pleito, sí es cierto: ¿quién no reacciona al ver que un miembro de su familia está siendo golpeado abusivamente? Sobre el adeudo con mis primos, gran parte del mismo se ha compensado con servicios médicos de ‘alta especialidad’ y otra parte me fue obsequiada por mis queridos primos. Sobre la Cruz Roja, me puedo jactar al decir que la eficiencia y prestigio que se vive hoy es herencia nuestra”. Envuelto en una vorágine de perturbación y confusión, Sergio acude al diario a.m.arillista para hacer del conocimiento público que en la madrugada del domingo 7 de junio, su hijo intervino en una riña, “quien, inocente o no, intervino en ella por defender a su tío, quien había rentado el Club de Leones para una fiesta particular en la que efectivamente no se pagó servicio de seguridad… La fiesta se salió de control… comenzó a haber destrozos, hasta afuera del salón… Y, aunque había un policía en la calle, éste se negó a intervenir… mi hijo quedó con el ojo izquierdo muy dañado y aparte le quebraron dos costillas”. Pocos días después, Sergio Maldonado se ve envuelto en otro escándalo –¿qué necesidad hay de hacer todo público? ¿Será que en sus afanes de poder no le importa enlodar su “honorabilidad”? ¿Trastornado?–, éste, muy serio: personal de la Secretaría de Salud del estado, le clausura su negocio. En franco estado de paranoia, fuera de sí e irritado por que sabe que difícilmente puede entrar como regidor en la próxima administración, declaró: “Talibanes de los panistas mandan decir con gente de la Secretaría de gobierno que eso me pasa por no estar del lado de los buenos, y quieren callarme por haber señalado irregularidades de la administración municipal”. Por su parte, la Secretaría de Salud informó que, “se trata de una sanción administrativa, debido a múltiples irregularidades identificadas en la clínica durante cuatro años de verificaciones sanitarias realizadas en ese establecimiento”. Es decir, en cuatro años Sergio Maldonado no cumplió con las observaciones y requerimientos que en su momento la Secretaría de Salud le obsequió. Eso demuestra que hasta con la autoridad sanitaria en el estado se quiere poner a las patadas. En el acto de clausura de la clínica, se montó un desproporcionado operativo policiaco en el que Sergio Maldonado se cosió los labios en señal de protesta y anunció que comenzaba una huelga de hambre que duraría hasta el 5 de julio. ¿Quién apoyó a Maldonado aparte de sus hijos y empleados? Nadie, estuvo solo. No pasaron 24 horas cuando se tuvo que retirar las suturas, “debido a la falta de costumbre”. Claro, no es lo mismo andar de bocón, que soportar un sacrificio de esa naturaleza. En su locura, llegó a decir: “ya soy medio Gandhi”. Asimismo, su “huelga de hambre” la concluyó después de 72 horas de haberla iniciado. Egocéntrico, Maldonado tiene un enfermizo gusto por los reflectores, el pleito y el escándalo, que, parece no tener límites. Luego, vendría el incendio en el barrio de Santa Rita donde la fábrica del señor Juan Antonio López fue consumida por el fuego. Molesto porque los voluntarios de la Cruz Roja supuestamente regañan a la gente por mojar a las personas que están envueltas en llamas –en el incendio hubo seis personas con quemaduras de segundo y tercer grados–, Sergio Maldonado soltó esta chulada: “Mi punto a partir de esto es que cuando (yo) requiera el servicio de un paramédico, quisiera encontrarme con que no son soberbios, sino de trato congruente y agradecido a quien ayuda, no son sabelotodos, ni deben comportarse así, esto es ante todo, una llamada de atención a que pongan los pies en la tierra, independiente de su buena fe en cada servicio”. Para ilustrar su pedantería, agregó: “es incorrecto regañar a la gente por mojar a alguien que literalmente se quema… Nuestra piel tiene grasa, y si la piel se quema la grasa igualmente arde y penetra a más profundidad en tanto no se le enfríe, eso provoca que se dañe de manera más severa el cuerpo humano”. Sin morderse la lengua, lanzó esta perla: “los paramédicos se empiezan a sentir dueños de enfermos y tienen el síndrome del ‘yo sé más’, considerando que hacen más un escándalo al ‘ser héroes’ de la Cruz Roja”. Y, ojo, no pudo resistirse del tinte partidista por la visita de algunos funcionarios del gobierno estatal a las nuevas instalaciones de la Cruz Roja que están en construcción: “no ha sido agradable para mí que a la institución de la Cruz Roja se le esté utilizando como un parapeto de campañas políticas, cuando ‘todos hemos contribuido a que exista’”. Sin embargo, Maldonado demuestra ignorancia en cuanto al tratamiento de las víctimas de quemaduras. Dicen los expertos: “La manera como se atienda una quemada durante los primeros minutos inmediatamente después de que haya ocurrido, puede hacer una gran diferencia en cuanto a la gravedad de la lesión”. Sugieren los siguientes pasos: 1) “Parar, caer y rodar” para sofocar las llamas; 2) Quitar toda la ropa quemada. Si la ropa se adhiere a la piel, cortar o arrancar la tela alrededor del área quemada; 3) Quitar las joyas, los cinturones, ropa apretada, etc., que estén cerca de las áreas quemadas o alrededor del cuello de la víctima. Esto es muy importante, pues las áreas quemadas se hinchan inmediatamente (www.bt.cdc.gov/masscasualties/es/burns.asp). Al día siguiente, la Delegación estatal de la Cruz Roja emitió un escrito respecto de la molestia de Maldonado: “no es ético y correcto emitir una opinión u opinar sobre alguna situación en la cual no se estuvo presente, (pues) no le consta que los hechos ocurrieron (como) otras personas se lo platicaron”. Y abundó: “en el paciente quemado su lesión es en la piel y una de sus principales funciones de ésta es la regulación térmica, por lo tanto al estar lesionada, perderá temperatura mucho más fácil, por lo cual el paciente no debe ser mojado y mucho menos trasladado envuelto en sábanas, compresas o materiales húmedos a bordo de la unidad”. Aclaró que “los elementos de la Cruz Roja no son ni camilleros, ni cargadores ni socorristas, son Técnicos en Urgencias Médicas básicos, con certificados vigentes… (y) la actitud de los elementos nunca ha sido de soberbia o mucho menos sentirse dueños de un paciente o lesionado”. Habrá que esperar el siguiente capítulo de Pancho Pantera contra las momias de El Yunque. (Fuentes: a.m., 30/V/09; a.m., junio 9, 10, 13, 14, 17, 27y 28, 2009).
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario