No será la primera ni la última vez que Benedicto XVI visite España. Le profesa un amor febril a las tierras de la antigua Hispania. En ellas se cometieron dos grandes genocidios en nombre de la cruz. Se expulsó a moros y judíos en el siglo XV y XVI. Hoy, poco queda de este pasado glorioso de la inquisición. Las encuestas destapan una realidad nada halagüeña para la Iglesia católica en España. Sólo 27% de los españoles declara ser católico practicante. Y su número disminuye uno por ciento cada año. Si buscásemos una explicación a esta caída, una respuesta estaría en la incongruencia entre el decir y el hacer de las instituciones eclesiásticas. El Vaticano mantiene en sus filas a sacerdotes pederastas, capellanes cómplices de torturas y protege a criminales y violadores como Marcial Maciel, creador de los Legionarios de Cristo. Miente y levanta falsos testimonios. Y su fortuna, in crecento, gracias a las donaciones testamentarias de viudas ricas. Estas actuaciones le resta credibilidad. Aún así, en España, la católica es la religión con más adeptos. Sea esta la razón por la cual, el poder político, se muestra timorato y le otorga privilegios que vulneran la Carta Magna.
Benedicto XVI, en Madrid, recibido con todos los honores. ¿Ante qué selecto auditorio predicará su sermón calculadamente acomodaticio? Hagamos una pequeña lista. Su ejército de cardenales, obispos, curas, religiosos y religiosas. La familia real al completo. Representantes significados de la aristocracia de sangre. El presidente del gobierno español y unos cuantos ministros más. Una representación de los poderes legislativo y judicial. Líderes encopetados de los partidos políticos de la santa derecha española. La tropa católica más integrista. Y finalmente, una juventud privilegiada, bien educada en colegios de pago, a la que nunca le faltan unos cuantos euros en el bolsillo. Salvando el tiempo y la distancia, gente bien distinta a la que se desparramaba por las campas de la tierra prometida para escuchar al galileo.
Con tanto amor y entrega, Benedicto XVI rebosa alegría. Su gira por Madrid le traerá pingües beneficios en la evangelización de almas descarriadas, y podrá campar a sus anchas. Así, podrá escupir y reírse a la cara del gobierno y el pueblo laico de Madrid. Su discurso contra el Estado aconfesional, los valores laicos o el matrimonio homosexual son el eje de discurso y marcan su apostolado. En Madrid, el Papa nazi será agasajado por un poder político sumiso y entregado.
¡Con lo interesante que sería ver a un Papa joven, buscador de la perfección, abandonar títulos, privilegios, boato, etc., para seguir al Maestro hasta Somalia, por ejemplo, y repartir allí algo más que morralla! Fantástico ejemplo para que todos nos esforzáramos en hacer un poquito más de lo que hacemos. A la Humanidad le sobran “diosecillos” revestidos de dinero y poder dándose baños de multitudes. ¿Cómo no va a decepcionarnos todo un jefe de la Cristiandad empeñado en transitar por caminos tan alejados de la verdad y la vida?
(Basado en Iñaki San Sebastian, gara, 6/VIII/11, Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada, 13/VIII/11).
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