Introducción. Según la más reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), la pobreza por bajos ingresos se ha extendido y profundizado durante este gobierno. Los más pobres ganan menos y los más ricos ganan más. Guanajuato, entre 2008 y 2010, fue la segunda entidad federativa que mostró el mayor aumento en el número de personas en situación de pobreza, pasando de 2.4 a 2.7 millones de personas pobres.
Tratando de maquillar la debacle, el secretario estatal de Desarrollo Social y Humano, el yunquista Miguel Márquez Márquez, aceptó que sí ha crecido en Guanajuato el índice de pobreza, pero “no es para tanto”, pues aseguró que la pobreza extrema creció “apenas” el 0.2%. Aclaró que en los rubros de pobreza moderada, población vulnerable por ingresos (desempleados) y pobreza extrema, los indicadores aumentaron 4.2, 1.2 y 0.2%, respectivamente. Agregó que la población catalogada dentro del rubro vulnerable por ingreso, “es donde más nos ha pegado en Guanajuato, donde no podemos negar que sí hay una pobreza, sí, sí la hay, pero sobre todo es en el ingreso” (a.m., 2/VIII/11).
1. En México, nueve de cada 100 habitantes vive de las transferencias que recibe de instituciones del gobierno, privadas o de otros hogares; en tanto que sólo 4.7% de su población percibe más de seis salarios mínimos, indicó el Inegi (La Jornada, 19/VII/11). En cambio, un puñado de inversionistas con intereses en el mercado accionario mexicano incrementó el valor de sus activos a una cantidad que equivale a 45% del valor de la economía nacional, es decir, el valor de los activos de 203 mil 23 inversionistas con recursos invertidos en la Bolsa Mexicana de Valores, que en términos comparativos equivalen a 0.18% de la población total del país, sumó en junio 6 billones 122 mil 632 millones de pesos, reportó el 2 de agosto la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Para los inversionistas particulares, empresas o instituciones financieras con acceso al mercado bursátil, los últimos han sido años de constante ganancia, aun con una crisis en medio que minó temporalmente la rentabilidad de sus activos (La Jornada, 3/VIII/11). Lo anterior como producto del entorno globalizado, en que la economía mexicana pretende incorporarse a un sistema de mercado que somete y doblega a las soberanías nacionales, que, anteponiendo como premisa la ética del lucro, tergiversa las funciones del Estado: ahora el gobierno es una mega agencia de negocios internacionales, depende de los consorcios comerciales y oficializa el criterio que define a la población como mano de obra explotable y como un sector inmenso de consumidores manipulables. Los resultados son contundentes: los beneficios de la economía de mercado se concentran en los estratos superiores donde no existe sensibilidad social, y que exhibe la escasa retribución de los consorcios internacionales al erario y al nivel de vida de los habitantes (Laura M. López Murillo, argenpress, 2/VIII/11).
2. En toda la geografía nacional, el panorama es el mismo, con sus matices, dependiendo de la región que se trate: un desarrollo sin justicia, con un gigantismo urbano y anárquico, no porque la ciudad llame, sino porque el campo expulsa, agregado a una falta de oportunidades y al avance de la tecnología que desplaza obreros, esa es la fórmula de la marginación. Luego, si la marginación es consecuencia de la explotación, que se inscribe en lo económico en un primer plano, entonces, la solución no solamente es económica, sino social y política; y sólo será posible a partir de condiciones concretas del potencial humano. La desigualdad representa uno de los problemas más graves de México.
Las grandes mayorías depauperadas, han sido engañadas con falsas promesas de progreso instantáneo, trampeadas en el ejercicio de sus derechos básicos (fraude) y usadas con ramplón cinismo para fines diversos a los declarados. Los dos titulares panistas del Ejecutivo federal son los directamente responsables. Uno de ellos frívolo, tonto, resentido e ignorante. El otro, mentiroso, inepto y faccioso. Esa dupla ha dejado en peores condiciones a los mexicanos que lo vivido durante el decadente priismo de finales de siglo.
Pero nada de lo que actualmente acontece ha sido gratuito. Como resultado del modelo socioeconómico impuesto a la sociedad mexicana, las clases medias acomodadas (esa porción que ingresa más de 10 mil pesos mensuales) se han regodeado en su individualismo con fiereza inaudita. Piensan, con dosis de inocencia pueril, que poco o nada de lo negativo que acontece a su derredor habrá de tocarlas o perturbarles su remanso, tan artificial como precario. Y, cuando son rozados por la mirada de los miserables, los deplorables servicios públicos, el desempleo, la intranquilidad por el futuro o la violencia desatada, se declaran, con voces de lamento, sorprendidos, aterrados, heridos, burlados por sus liderazgos. Buscan entonces el repuesto inmediato a sus arraigados temores sólo para caer en salidas engañosas: claman por la vuelta del priismo al que suponen con recambios de actitud, cierta maestría y una imagen atractiva de candidato manipulable. En el extremo, se aferran a la mano dura y la fuerza providencial (Luis Linares Zapata, La Jornada, 3/VIII/11).
3. En San Francisco, según el dueño de la franquicia local de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope), el ya legendario Ricardo Venegas Murillo, expriista, converso en un primer momento al panismo y hoy voz de la “sociedad civil organizada”, férreo defensor del status quo en la época de los gobiernos “emanados de la revolución”, se lamenta de las condiciones sociales a las que nos ha llevado el modelo socioeconómico impulsado desde el gobierno de Miguel de la Madrid y continuado y profundizado durante la mal llamada “alternancia”. Curándose en salud, este conspicuo personaje afirma que la causa de que haya más pobres es porque “no hay administración pública, están un buen (sic) de buenos para nada en el gobierno a los que les pagamos los mejores hoteles, guaruras, comidas y más privilegios, y mientras ellos hablan de pobreza, viven bien”. Miope, pide que no se confunda pobreza extrema con pobreza, porque en San Francisco no existe la primera, pero sí hay pobreza, pero vista desde el punto de la falta de equidad entre gobierno y sociedad (a.m., 2/VIII/11). En concreto, para el señor Venegas Murillo, la pobreza se reduce a “la falta de equidad entre gobierno y sociedad”, frase críptica que nos recuerda a aquellas emitidas por Fidel Velázquez: vagas y parabólicas; sin embargo, no hay que olvidar que él, como líder “histórico” y “moral” de la Canacope, llamaba a votar por los candidatos del PRI durante el salinismo y el zedillismo, como parte del engranaje de la maquinaria de opresión del corporativismo priista. Patético, señor Venegas, muy patético.
Otro que también se rasga la sotana como artículo vestuario es el arzobispo José Guadalupe Martín Rábago, quien dijo en la homilía dominical del 31 de julio que la humanidad no puede cerrar los ojos ante las realidades de pobreza y miseria que existen en el país y que se deben de buscar soluciones a las necesidades más apremiadas: “Hay gente en los tambos de la basura buscando pan o verdura o algún tipo de alimento que puede ser aprovechado, hay hambre, hay necesidades”. Sin un asomo de autocrítica –recordemos que el sector más conservador y retrógrado de la Iglesia católica apoyó a los gobiernos priistas y a los candidatos de la “alternancia”, y que en Guanajuato, Martín Rábago de manera abierta apoyó la guerra sucia emprendida por el entonces candidato Felipe Calderón en contra de López Obrador– y con la hipocresía que caracteriza a la clerigalla, Martín Rábago señala que debe de haber una respuesta inmediata de parte de la sociedad, ofreciendo lo que pueda para quienes están en esa situación, así como la reestructuración del tejido social para contar con una organización que permita vivir con mayor dignidad, “tenemos responsabilidad todos, desde las políticas públicas que aplica el gobierno del estado y la manera en como los empresarios manejan sus empresas, todos tenemos que ser solidarios”. Entre contradictorio y cantinflesco, Martín Rábago se muestra condescendiente hacia sus acólitos en el gobierno del estado: “vivimos en una sociedad donde todos podemos aportar algo y ser solidarios; no tomemos la actitud paternalista que papá gobierno solucione los problemas, sí el gobierno tiene una responsabilidad pero no tomemos una actitud condenatoria y pasiva” (correo, 1/VIII/11); ¡uy, uy, uy, qué moderado en su lenguaje señor arzobispo!
4. Sin embargo, la miseria no se ataca con discursos y buenos deseos, siendo que es un complejo macrocosmos que crece a una velocidad que desborda las previsiones económicas. El marginalismo simboliza la debilidad de nuestras herramientas para enfrentar la explosión demográfica, en espacios reducidos, condiciones ecológicas lamentables y viejos vicios de centralismo, corrupción, autoritarismo, etc. En ciudades como León, Irapuato, Celaya y, en menor medida en San Francisco y Purísima, los excluidos se desbocan en cinturones de miseria, en las afueras de las ciudades donde además de miseria, se encuentran otros iguales a ellos, pero al mismo tiempo verdaderos extraños. La posibilidad de comunicarse es fundirse en una identidad en miseria, frente al rechazo de la ciudad, que enfrenta, afrenta y quiebra sus valores. Pérdida de todo lo aprendido, y la búsqueda forzosa de una nueva identidad en el refugio del tugurio, que es un cartón petrolizado, donde la cotidianidad consiste en vivir relaciones incestuosas, drogadicción, abortos, muertes infantiles, violencia. Lo que le da al menos imaginación a la defensa; lo mismo de golpes de autoridades que de criminales, que luchan con su pobreza, explotando las necesidades. Las invasiones y desalojos son despedidas y encuentros de un negocio que da millones a algunos y desaliento a muchos.
En esas ciudades perdidas se encuentra el rostro del marginal. ¿Cuántos marginales hay en estas ciudades del llamado corredor industrial? Su número es difícil de precisar, pero determina un fenómeno de contaminación ambiental, social y sicológico, que apenas empieza a hacerse consciente. Se trata de una situación desconocida que obliga a innovar métodos, ante el fracaso de las soluciones tradicionales.
La miseria como un marco inmenso destaca la diminuta pintura de una burguesía aterrorizada, clamando a todos los cielos por una solución “entre todos”, con llamados inútiles a la “solidaridad”, y con desgastados discursos de “unidad entre sociedad y gobierno”. La respuesta tendrá que ser nueva y tendremos que encontrarla en un nuevo conocimiento que armonice lo espiritual y lo científico, como orientación, método y norma de una nueva política.
5. Abonando a lo anterior, y como refiere Rogelio Ramírez de la O: La pobreza hoy es más grave, y es el resultado de la política que aplicó el gobierno para sortear el gran desplome económico de 2009: “Una política que requiere, para cumplir sus metas, de aumentar impuestos en medio de una recesión no es eficiente porque magnifica la recesión. Además contribuye a los conflictos, entre otros, el crimen, la informalidad e invasión de calles por ambulantes y el achicamiento de mercados para las empresas… Tampoco se trata de seguir repitiendo el llamado a ‘las reformas’, como recetario universal que por sí mismo puede reducir la pobreza… La recaudación debió siempre haberse impulsado con mejoras al ISR y no con nuevos y distorsionantes impuestos” (El Universal, 3/VIII/11).
Si de consuelo sirve, agregaremos que Marcia Pally, docente en ciencias culturales de la Universidad de Nueva York; describe, en un escrito titulado “Hurto famélico en Manhattan”, cómo la gente sin trabajo, en Estados Unidos, va a los parques estatales a buscar alimentos. Escribe: “No son gente sin techo. No, son de clase media: Y no revuelven la basura, sino que se llevan hojas, plantas y frutas de los árboles de los parques para la cena. Gente vecina al Parque Kissena, de Queens, informó que ha desaparecido un árbol entero de cerezas y se llevaron los peces y las tortugas de las fuentes. La búsqueda de alimentos ha alcanzado niveles increíbles. El gobierno podría acabar con los sueldos extra que se paga a la policía y repartir ese dinero entre la gente. Mejor se los mete presos y por lo menos comen la comida de la prisión”. Ironías plenas de rabia en el país que tiene tropas en todo el mundo y que es el máximo exportador de armas, el 34.6% de todas esas exportaciones provienen de Estados Unidos, cuyas empresas ganan miles de millones de dólares en un país que ahora se descubre que no puede ni alimentar a todos sus habitantes. No, ni siquiera en una novela podría ser creíble esto. Pero es la realidad. Claro, los economistas del sistema le quitan importancia señalando con voz grave: “No, se trata sólo de una crisis”. Y la pregunta es: ¿Cómo no es posible prevenir las crisis en el país más rico del mundo? No, la verdadera respuesta es: se trata de la irracionalidad del sistema.
Asimismo, y en relación al contexto de lo hasta aquí narrado, Harald Welzer, director del Center for Interdisciplinary Memory Research en Essen, ha escrito un texto sabio sobre derechos humanos. Comienza con una cita. La declaración general sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas de 1948. Repetimos, 1948. Recorrámosla una vez más en toda su sabiduría: “Cada uno de los seres humanos tiene derecho a un nivel de vida que le asegure a él y su familia salud y bienestar, inclusive alimentos, vestuario, vivienda, atención médica y servicios sociales, así como el derecho a seguridad en el caso de falta de trabajo, enfermedad, invalidez o viudez”. En contraposición a eso, Welzer muestra la realidad: “Una séptima parte de la humanidad está desnutrida, dos mil millones de personas no tienen atención médica alguna, mil millones no tienen acceso a agua limpia, 200 millones de niños son soldados, o están prostituidos, o son trabajadores nómadas o trabajan 18 horas por día tejiendo alfombras. Enfrente, las estadísticas dicen que 1200 personas poseen más del 3% de la fortuna privada mundial, mientras que la mitad de la humanidad apenas cuenta con el dos por ciento de esos bienes”. Todo esto en un mundo sin soluciones: con poblaciones hambrientas, niños que mueren por falta de comida, un planeta infectado por el mal uso de las materias de la naturaleza, con cada vez más autos de lujo y menos trabajo. La cantidad de ropa nueva comprada en el mundo occidental se ha duplicado en la última década, para no hablar de los aparatos técnicos de consumo, y en Europa y en Estados Unidos el 40% de la comida sobrante es tirada a la basura. Además, el armamentismo crece. Basta un ejemplo: en los Emiratos Árabes Unidos se está formando un ejército mercenario que está costando 500 millones de dólares. Lo organiza una empresa norteamericana. Los soldados contratados provienen en su mayoría de Alemania y Colombia, con muy buenos sueldos. Los oficiales provienen de Estados Unidos, Francia, Sudáfrica y Alemania. Todo esto a pocos kilómetros de Somalia, donde mueren niños de hambre (Osvaldo Bayer, página 12, 6/VIII/11).
6. En Guanajuato, y, particularmente en San Francisco, las autoridades agradecen a todos los dioses que estas tierras sean el paraíso de la quietud social. Aquí no importa que las evidencias del quiebre entre el sistema dominante, financiero, global, y los pueblos del mundo que lo padecen, se acumulen hasta llegar a lo grotesco. El miedo inoculado en la población permite que no hagan mella las aristas más filosas del modelo explotador que se ensaña sobre un grupo específico de ciudadanos: las juventudes. Éstos, llámense chilenos adolescentes agobiados por lo caro de una educación que se les escapa, ninis mexicanos ignorados durante décadas que ya no pueden emigrar, españoles indignados que no encuentran un sitio decente donde habitar y convivir, desclasados ingleses de las barriadas londinenses (como antes fueron franceses) que, de pronto, irrumpen con impulsos destructivos, o los sirios, egipcios y libios que siguen la ruta del martirio por un cacho de dignidad, salen, en tropeles, a las calles para dar testimonio de sus incandescentes corajes. Juventudes que ya no aguantan más dentelladas de la injusticia que los ahoga en la desesperación. Su futuro ha caído en la oscuridad total y, desde sus distintas postraciones, quieren aliviar, de mil ocurrentes maneras, sus deprimentes condiciones de vida. Aquí en Guanajuato, hasta hoy, mejor se recurre a la droga o al alcohol o al suicidio. (Luis Linares Zapata, La Jornada, 10/VIII/11).
En San Francisco, el incremento en la cantidad de suicidios y de enfermos mentales, nos revela que el tejido social está rompiéndose por sus hilos más delgados: personas jóvenes que acuden al ahorcamiento o a los somníferos como método de escape a una realidad que les resulta brutal y apabullante, no digna de ser enfrentada. La autoridad, fingiendo alarma ante este fenómeno, simplemente se rasca la cabeza y dice: “sabemos que hay personas con depresión o riesgos suicidas, pero no llevamos un seguimiento puntual sobre cada caso; tenemos varias personas en lista, pero no podemos hacer más por falta de recursos” (a.m., 11/VIII/11). Así de fácil.
7. El 8 de agosto, la UNAM presentó la propuesta de combate a la inseguridad pública, en la que señala que, “la confrontación entre los partidos termina por reducir las posibilidades de la acción colectiva”. En pocas palabras, la ciudadanía está harta de ver día tras día los dimes y diretes de los políticos y su enorme egoísmo al momento de encontrar soluciones para nuestros problemas. Han prevalecido los intereses políticos y los proyectos de corto plazo, por encima del interés público y las visiones de mediano y largo plazo. Los resultados están a la vista. En San Francisco, las últimas semanas han sido pródigas en dimes y diretes de parte de la “oposición” priista y el actual gobierno municipal; ¿la razón? Se acercan los tiempos electorales y cada uno se balconea como puede, aprovechando cualquier resquicio que le permita el contrario para saltar de inmediato a las primeras planas de los diarios locales.
Pero, la verdadera pelea está entre los distintos poderes caciquiles en el municipio y la región. La propuesta de la UNAM señala que el 10% del sistema financiero opera con dinero proveniente del narco. Éste mueve casi 30 mil millones de dólares al año. Frente a este fenómeno, el gobierno no parece haber reaccionado. ¿Qué dicen las autoridades federales del dinero que se lava en bancos, en la compra de inmuebles y vehículos, en la apertura de empresas con giros más que dudosos? En San Francisco, ¿cuánto dinero se lava en bancos y cajas de ahorro que han surgido como hongos? ¿Cuánto en construcción de plazas comerciales, casinos clandestinos, palenques “particulares”, casas de cita, centros botaneros y restaurantes “familiares”, préstamos hipotecarios leoninos, etc.? ¿Cuánto en negocios aparentemente inocuos como marisquerías, tiendas de abarrotes, taquerías, pizzerías, etc., que funcionan como centros de distribución de estupefacientes? (Miguel Carbonell, El Universal, 11/VIII/11). No se sabe, no hay datos oficiales. Y si se sabe, la autoridad no hace nada; que nadie haga olas; es mejor seguir así.
8. Hay un horror gelatinoso que amenaza cada vez más la vida cotidiana. En muchas zonas de San Francisco ya no se puede salir a la calle a ciertas horas. Que lo digan quienes viven en las colonias consideradas como “foco rojo” por las autoridades. Ese toque de queda no declarado marca límites y orienta el comportamiento. En una variedad de esferas, sin embargo, no hay siquiera toques de queda que delimiten lo que podemos o no hacer. No sabemos ya dónde se hallan peligros a menudo mortales.
El deterioro y paulatino desmantelamiento de las estructuras de la institucionalidad y la acelerada descomposición de las clases políticas, es decir, el estado de cosas que se generaliza en el mundo y en el que México tiene el dudoso honor de estar a la vanguardia, afecta observaciones e interpretaciones. Las categorías convencionales se quedan vacías; los anteojos a través de los cuales vemos y experimentamos el mundo se vuelven opacos; las evidencias que golpean la mirada no encuentran acomodo en nuestras maneras de percibir la realidad… Miopías y cegueras de esta índole resultan peligrosas ante los riesgos del momento, cuando es imperioso actuar con lucidez y pulso firme.
Según Foucault, la arbitrariedad del tirano es licencia para el crimen: mientras más despótico sea un poder, más numerosos serán los criminales. Además, intuiciones que hace tiempo considerábamos marginales adquieren de pronto centralidad. Manuel Rozental apunta que la mafiosidad es cada vez más general. La mafia es ya una forma generalizada de organización social y política. En política, abarca desde el último cacique de pueblo hasta Los Pinos; desde el pequeño burócrata, el empleado de ventanilla o el funcionario medio hasta los secretarios de Estado, el presidente y cuadros o militantes de todos los partidos; en la vida social, caracteriza la operación de medios, bancos y grandes empresarios lo mismo que el funcionamiento social en barrios y comunidades alejadas, desde boleros y franeleros hasta los hombres más ricos del mundo.
Al plantearnos desde abajo y a la izquierda qué hacer ante todo este horror, al pensar cómo enfrentarlo con nuestra propia energía y capacidad organizativa, desde el tejido social desgarrado en que vivimos, no hay que olvidar que existe otra dimensión: bandas y mafias que han nacido como signos de resistencia y algunas pueden estar expresando la rebeldía radical de quienes padecen las formas más agresivas y oprobiosas del capitalismo. Entre los inempleables, los jóvenes ninis, las personas que antes se arrojaban al grupo de los mendigos y poco a poco van formando mayoría, están surgiendo grupos que cobran conciencia de la naturaleza del sistema y deciden enfrentarlo. En esta hora de emergencia nacional, cuando necesitamos actuar con decisión y entereza, debemos reconocer que en esta noche oscura no todos los gatos son pardos. (Gustavo Esteva, La Jornada, 25/VII/11).
9. En todos los sectores sociales de San Francisco las amarras se van soltando poco a poco. Veamos algunos ejemplos recientes: a) Ma. de los Ángeles Moreno, a propósito de las “alarmistas” declaraciones de Juan Olivares Rocha, representante de la Asociación de Empresarios del Rincón (AER) acerca de que la industria sombrerera “está acabada”, dice que el sector sombrerero necesita verdaderos líderes, no especuladores; por que soltar una afirmación así a la ligera y sin sustento que la apoye, lejos de beneficiar, perjudica: “Es lastimoso que, en lugar de atender al sector (sombrerero), divulgue la idea de que los empresarios sombreros ‘no se unen’, sin precisar exactamente a qué se refiere”. Ahora –continúa Moreno–, “si el sector sombrerero está en estado crítico, que nos informen las autoridades cuándo se interesaron por evitar que esto se diera, porque el representante de Desarrollo Económico si acaso ha convocado en dos ocasiones a reuniones, pero nunca para tratar el asunto de un estado crítico para el sombrero” (a.m., 8/VIII/11). El licenciado Verdín nomás se hizo a un lado para dejar pasar la pedrada; b) en la pasada reunión con motivo de dar seguimiento al Plan de Ordenamiento de la Zona Conurbada, por San Francisco, sólo asistieron el alcalde Verdín y su grupito, al que las malas lenguas llaman “Club de Tobi”, y, la regidora Orozco, esposa del señor magistrado propietario de la Sexta Sala Civil del STJEG, además de los regidores priistas que más le rezongan al “señor licenciado” (a.m., 9/VIII/11); c) como lo ecológico está de moda, es que el alcalde se ha subido al carro de todo lo que tenga que ver con arbolitos y plantitas –¡Ay, son tan hermosas las puestas del sol cuando se observan desde la quietud del bosque!, dice con tono melancólico nuestro príncipe–. Y sí, hay un área de ocho hectáreas con la intención de convertirla en bosque gracias a que se plantaron 3 mil 200 plantas de diferentes especies de árboles. Dubitativo, dijo Verdín: “Ojalá que este sea sólo el principio de muchos bosques que podamos plantar en San Francisco, y que aprendamos a cuidarlos, pero también a aprovecharlos”; chin, o sea que, como sabe que no va a haber seguimiento, no está seguro de los resultados que tendrá (El Heraldo de León, 23/VII/11); d) convertido en merolico, sin pensar en lo que dice, el alcalde –quien dice tener estudios en Filosofía– se aventó la siguiente puntada: “Hasta el más ateo ha volteado a ver el cielo” (a.m., 23/VII/11), lo anterior, con motivo de la entrega de “apoyos” a la gente del campo por las pérdidas derivadas del cambio climatológico. En la misma tónica celestial, con sus ojitos arrobados por los humos despedidos por el incensario de la labia de Verdín, el neocristero Juan Carlos Sáinz Lozano, les dijo a los campesinos ahí reunidos: “Esta noche no vayan a la cama sin antes pedirle a dios que haga buen temporal”, ¿por fin? ¿El cambio climatológico es consecuencia del enojo divino o de las acciones humanas en el planeta? Como dijo el filósofo de El Llano: “la sabiduría de dios está fuera de toda comprensión humana”, tá güeno, pues; e) como todo lo que inicial mal, termina mal, ahí tenemos que el Ayuntamiento se ha convertido en un campo de lodo, todos contra todos, además de que la administración en su conjunto se ha visto empequeñecida ante el reto de gobernar un municipio en el que los problemas saltan por todos lados; que si no hay proyecto ejecutivo para la construcción del complejo administrativo, que cuándo chingados lo licitaron (El Gallo, dixit), que Eulogio Valerio es un desvergonzado lamesuelas del “licenciado”, que es un arribista y un “pobre diablo” que nomás habla por hablar (a.m., 11/VIII/11); que si la Preparatoria Regional funciona como si fuera particular por los altos costos en uniformes, “cuota de recuperación”, inscripción y libros, más lo que se agregue en cada semestre, que dónde está eso de que se trata de “una institución gratuita y accesible para los que menos tienen” (a.m., 29/VII/11); que si el segundo informe de Jaime Verdín será “gris” porque a casi dos años de este gobierno existe una evidente falta de proyectos de obra pública (a.m., 7/VIII/11), que eso es falso, que en este 2011 habrá “23 obras en total, de todos los tipos, y abarcarán mancha urbana y comunidades rurales”, que 2012 será mejor aún, que, la mera neta, esos pinches priistas (Verdín, dixit) “le están apostando al fracaso de esta administración, no es cierto que les interesa San Francisco, les interesa su partido” (El Heraldo de León, 10/VIII/11), que la riegan los del PRI, porque yo, el director de Obras Públicas, soy “bien chingón” (Agustín López Franco, dixit), es más, “el que los regidores del PRI no estén enterados ni se interesen en acercarse para estarlo, no quiere decir que la dirección que dirijo no haga su trabajo, yo seguiré esforzándome” (a.m., 10/VIII/11); que ni madres, que no es cierto, que “la realidad gramática y objetiva es que al día de hoy, no ha habido obra” y que “yo sí me ensucio mis zapatitos” (Samantha Dávalos, dixit) porque me doy cuenta de las carencias en el municipio, y que mejor se calme el alcalde, pues “hasta la barba va a perder dentro de un año” (a.m., 11/VIII/11); que la Canacope otra vez “levanta la voz” en labios de su eterno “dirigente” para decir que ¡ya basta!, ¡no somos sus pendejos!, que “la Feria del 2010 no tuvo el atractivo y la solidez que se hubiera esperado, debido a que las personas que forman parte del Patronato, no conocen lo que se debe hacer, no están involucradas y en contacto con el resto de los grupos y representantes sociales, como tampoco han tenido la identidad, ni comunicación” (a.m., 10/VIII/11). ¿Qué falta? Que se suelten los madrazos. Las amarras se van soltando…
10. ¿No que el PAN es el partido del cambio? La conclusión de un análisis elaborado por el PAN tras su debacle electoral de 2009 es contundente. El PAN es un desastre: “En el comportamiento de los panistas no se aplica la fuerza de las ideas, sino la fuerza del interés, la nómina y el poder”, “no hay agenda para y con la sociedad”, “se han tolerado actos de corrupción de funcionarios y militantes”, “se han privilegiado el arribismo y el oportunismo”, “se permite la democracia simulada” y se impone “la aplicación discrecional de estatutos y reglamentos”. También hay “manipulación de los procesos internos”, “la onda grupera divide al partido, la autoridad no lo remedia y a veces es factor de parcialidad al tomar decisiones”, “desechamos gente valiosa”, “los dirigentes se reciclan” y “la cultura y mentalidad corporativa persiste: derechos, antigüedades, cacicazgos”. ¡Ahora queda claro el por qué del desmadre en el país y en San Francisco! (Álvaro Delgado, proceso.com, 31/VII/11).
(Basado en José Cueli, La Jornada, 22/VII/11).
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