Ser periodista en cualquier época, es un compromiso hacia la búsqueda de la verdad. ¿Qué significa ser periodista en la época actual? Primero, será necesario entender que el periodista no es sino un eslabón –importante, pero sólo un eslabón– de una cadena de actividad humana entendida como la comunicación. El proceso de comunicación es una práctica social de la que participan empresas, ciudadanos, dirigentes, líderes económicos, sociales y políticos y, también, los periodistas. Si alguno de estos actores falta, la comunicación cojea. La importancia estratégica del periodista vale para medir su responsabilidad y, en ningún caso, para arrogarse derechos por encima de los restantes actores de la sociedad. Los periodistas, hay que decirlo, se equivocan mucho y frecuentemente. Sirva lo anterior para sostener, tal como lo afirmó el prestigioso periodista colombiano Javier Darío Restrepo en una conferencia recientemente dictada en Bolivia, que el profesional de la comunicación tiene que “estar dispuesto a examinar las certezas de uno frente a las certezas del otro”, partiendo de la seguridad de que “nadie tiene la verdad completa y nadie está en el error completo”. Pero también, en su gran mayoría, los periodistas están supeditados a los dictados de las empresas para las que trabajan. Los periodistas son asalariados a los que se les paga por su trabajo, sin que eso signifique que las empresas compran las opiniones o las ideas de los profesionales de los medios. Porque, como bien lo señala el código internacional de ética periodística (París, 1983), “la información se comprende como un bien social, y no como un simple producto”, y esto significa que el periodista es “responsable no sólo frente a los que dominan los medios, sino, en último énfasis, frente al gran público, tomando en cuenta la diversidad de los intereses sociales”. Además, es dable preguntar: ¿Cuál es el bien que el periodismo aporta a la sociedad? La información es un bien social que sirve de insumo para el discernimiento de los individuos y de los colectivos sociales. Es diferente de un producto. Un producto se ofrece, es una mercadería sujeta a la oferta y la demanda. Un bien social no puede estar sometido a estas reglas, sino que requiere de regulaciones y de consensos porque afecta de manera directa al funcionamiento de la sociedad. Por esta razón, sostiene la filósofa española Adela Cortina, la “meta” del periodismo sería “generar una opinión pública madura, de modo que haya ciudadanos y no vasallos, pueblo y no masa” (Cortina, Adela, “Ética de los medios y construcción ciudadana”; en Oclacc-UTPL, Comunicación, ciudadanía y valores, Quito, 2008). La tarea periodística tiene que situarse y entenderse en términos sociales. Algo que resulta sumamente difícil por lo siguiente: a) los bajos salarios que perciben en ese rubro; b) dada la mediatización de las relaciones sociales, el poder tanto económico como político ejerce una gran influencia en el escenario mediático y c) la hipermercantilización del negocio de la comunicación. Sin embargo, es cierto que el periodista termina siendo el eslabón más frágil, más débil, de la cadena. Las pruebas están a la vista: nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo en cuanto a los riesgos que implica el libre ejercicio del periodismo. La cantidad de periodistas muertos de unos cuantos años a la fecha habla por sí misma. Pero ello no exime de responsabilidades. “El periodista tiene que ser un constructor de ciudadanía” dice Javier Darío Restrepo. Construir ciudadanía es aportar a la generación de opinión pública y hacerlo es trabajar, con honestidad y veracidad ciudadana, en la facilitación del diálogo entre actores diferentes y diversos, en el escenario público de la comunicación. En medio de presiones, tensiones e intereses, que aumentan el desafío pero no disminuyen la responsabilidad.
¿A qué viene todo lo anterior? A que a últimas fechas, los diarios de mayor circulación en nuestra región (a.m. y El Heraldo de León) han publicado notas que invaden el ámbito de la privacidad personal, sin tomar en cuenta la versión de la otra parte, es decir, faltan a la ética profesional, pues “ventanean” de manera irresponsable a personas que, independientemente de si cometieron algún ilícito o no, los diarios no completan el círculo virtuoso de “examinar las certezas de uno frente a las certezas del otro”. Los diarios, al actuar de esa manera, se convierten en verdugos mutiladores de la verdad, en un aparente afán de “destruir ciudadanía”, y no, como debiera ser su deber: “ser un constructor de ciudadanía”. Van algunos ejemplos que ilustran lo anterior: 1) el 3 de junio, el a.m. cabeceó una nota en su página dos: “Alerta de ‘abogados’ estafadores”; el cuerpo de la nota es un desastre en cuanto a redacción y sintaxis, transcribimos el primer párrafo tal y como fue publicado: “Señora confió en ‘abogado’ ofrecido a reducirle al mínimo el pago de su cuota mensual, sólo se quedó con recursos que se supone iban a cuenta del pago de su casa de Infonavit, y a 5 meses de creer que todo iba bien, tiene notificación a riesgo de embargo. Marisela Garfias Elizalde, es la esposa beneficiada con Infonavit y timada por Bernardo Ríos Robles, quien se ofreció a ayudarle sin ningún cobro, sin ningún interés más que el de ayudarle porque había quedado sin trabajo y tenían problemas ella y su esposo para continuar en el cumplimiento de las cuotas”. Luego, en la nota se lee que la afectada y quejosa le entregó cuatro mil pesos al abogado, y lo demuestra con “dos pagarés” que fueron firmados, el primero por la secretaria y el segundo por el propio abogado. Sin embargo, se puede apreciar en la gráfica que acompaña a la nota que no se trata de pagarés, sino de recibos, por lo que la autora de la nota periodística muestra su falta de conocimiento en una cuestión tan elemental como es el saber diferenciar entre un pagaré y un recibo. ¿Cuál fue el resultado?, que el diario convirtió un problema que debiera ventilarse por la vía legal, es decir, por la vía jurídica, en vil basura informativa y en chisme de lavadero. 2) El 12 de junio, el a.m. publica otra nota en el mismo sentido que la anterior, titulándola: “Denuncian padres de familia acoso de maestro”. Transcribimos lo esencial, respetando la sintaxis: “Denuncia padres de familia abuso de un profesor del Instituto José María Juárez contra sus hijas, quienes expresaron estar hartos de la falta de justicia, como del proteccionismo sindical (sic), y de que siga siendo contratado para ‘dar clases’… Sostuvieron que en dicha escuela todos los maestros son finalmente familia y todos tienen acomodo, así que igual por eso siguen escondiendo las ‘bajezas’ del maestro… Sostienen que tiene antecedentes de conquistador de jóvenes desde hace 15 años, antes daba clases en escuelas oficiales, una de ellas es la secundaria Oficial Vicente Frausto Alcaraz, donde estuvo sindicalizado y lugar donde le protegió… En diciembre de 2009, se supone (sic) que el maestro del Instituto José María Juárez, vuelve a decirle directamente a otra joven, que sea su amante, que él es el hombre indicado para ella, nadie como él”. ¿Por qué el diario a.m. no da el nombre del maestro de Física, y más aun, por qué no le dio oportunidad de dar a conocer su postura respecto de las denuncias en su contra? ¿Por qué no recogió las opiniones de las otras personas “ventaneadas” en la nota, como el sacerdote Felipe Rodríguez, o la directora de la escuela o las secretarias? ¿Por qué no hace un sondeo entre varias estudiantes egresadas de ese instituto educativo para corroborar lo dicho por los padres quejosos? Creemos que la respuesta está en que el autor o autora de la nota no lo hizo por flojera, faltando a la ética profesional al no “examinar las certezas de uno frente a las certezas del otro”. 3) El 17 de junio, El Heraldo de León cabeceó una nota en la sección Sólo San Pancho: “Acude al DIF para recuperar a su hija”. Transcribimos lo sustancial de esta nota: “Mayra Reyes Alvarado, de 21 años de edad, desde hace una semana desconoce el paradero de su hija de casi tres años, toda vez que su esposo, Osvaldo Gamiño Vázquez, entró con engaños en casa de los abuelos maternos y se llevó a la menor… Y en su desesperación de no saber qué hacer, la afectada presentó una denuncia en el Centro Multidisciplinario de Atención Integral a la Violencia Intrafamiliar (Cemaiv) de San Francisco del Rincón para que la auxiliaran a recuperar a su bebé a la brevedad y deje de lado la angustia que por ahora está viviendo… (Por los problemas entre ellos) Mayra y Osvaldo decidieron optar por el divorcio de mutuo acuerdo. Ella únicamente pide un barandal en la casa, para proteger a su hija, pero no más. Sin embargo, su todavía esposo se ha negado a dar este beneficio… Explica la afectada que el día que desapareció su hija, su esposo mintió a los familiares, sacó a la bebé a la fuerza y cuando fue descubierto, dijo que la regresaría en pocos minutos; pero no fue así… Esta no ha sido la primera vez que la menor es escondida por su padre, pero sí en la que ha durado una semana sin dar noticias, por lo que Mayra suplica a las autoridades municipales que hagan investigaciones y la ayuden a recuperar a su hija”. ¿Por qué el autor de la nota no entrevistó al marido de la denunciante, por qué no se ha tomado la molestia de darle seguimiento a la denuncia presentada tanto en el DIF, como en la Agencia del Ministerio Público? ¿Por qué no ha acudido con la abogada del marido de la denunciante a solicitar información sobre el caso, con el afán de “examinar las certezas de uno frente a las certezas del otro”? Nos atrevemos a decir que es por pereza profesional, por la falta de ética en el ejercicio del periodismo.
En cambio, los dos diarios se esfuerzan en presentar notas agradables a los oídos de la clase política local, pues no hay que olvidar que la gran mayoría de los medios de comunicación –incluidos los impresos– viven de la publicidad gubernamental. Van algunos ejemplos en ese sentido: 1) El 7 de junio, el a.m. da a conocer sobre el desmantelamiento de un narcolaboratorio en la comunidad Loma del Maguey, por parte de soldados de la XVI Zona Militar. En el cuerpo de la nota se aprecia una descripción muy detallada de lo realizado por los elementos de la Sedena; el diario se colocó en la posición “políticamente correcta”, es decir, se convirtió en vocero de la autoridad ejecutora de la acción en contra del llamado “crimen organizado”. 2) El 12 de junio, el mismo diario informa que “Fuerzas de Seguridad Pública del Estado (FSPE) apoyaron el refuerzo en vigilancia y seguridad en operativo planificado la tarde-noche del jueves a San Francisco como Purísima, atendiendo en recorrido colonias o puntos considerados de riesgos o de riñas constantes, así como zonas de movimiento ciudadano”. Y pone énfasis en el resultado de tal “operativo”: “El parte informativo de Seguridad Pública precisa que hubo 141 personas revisadas, 18 detenidos por faltas administrativas, 47 vehículos revisados, 3 infracciones de tránsito, y terminando el operativo a las 11 de la noche”. Y ahí lo deja, nada sobre violaciones a la integridad física de “las personas revisadas”, nada sobre la violencia ejercida en contra de los menores de edad que se encontraban en tales “puntos considerados de riesgo o de riñas constantes”, nada sobre el manoseo a las mujeres que se encontraban en los “centros botaneros” o en los “night clubs”, nada sobre las cuotas que reciben los jefes policiacos para que no entren a ciertos antros de “prestigio”, etc. 3) El 29 de junio, el citado diario vuelve a la carga con el tan traído y llevado asunto del fraude cometido por el ex director de Servicios Municipales, Joel Murillo. ¿Por qué el a.m. nada dice sobre la irresponsabilidad y la falta de ética del contralor municipal Jiménez Longoria, quien por ser funcionario público no debería realizar actividades en horas de trabajo que no son propias de su puesto, consistentes en litigar tanto en asuntos civiles como mercantiles en los juzgados de San Francisco y de León? ¿Protección a este funcionario en quien el alcalde ha depositado toda su confianza para tener “en orden” a su “gobierno”? ¿Por qué al ciudadano común y corriente se le señala con índice de fuego, pero al funcionario público arribista y sinvergüenza se le trata con algodones? 4) El 24 de junio, el susodicho diario informa sobre el mensaje que el alcalde dio a los padres de familia que laboran en “su gabinete”, con motivo del “Día del padre”. Recogemos algunas de las cursilerías emitidas por Jaime Verdín: “El acercamiento con los hijos debe ser permanente, empezar a hilar el lazo y relación desde que se están concibiendo (sic), y al tenerlos en brazos, para no perder su identidad, para conocerlos a detalle y bien, para saber lo que les llega a afectar, para saber orientarles en el momento justo, para escucharles y para que se les pueda orientar sin perturbaciones a su natural crecimiento… Mantener la comunicación es vital sobre todo al estar inmersos en una sociedad donde hoy en día resulta ‘difícil’ estar más cerca de los hijos, quienes pareciera que están al encargo de los medios de comunicación que son los primeros con los que se relacionan, mientras los papás están trabajando… Es vital en el esquema de familia, que el poco o mucho rato que tengan en convivencia familiar, se dediquen a escuchar y comunicarse, para que se pueda lograr la armonía en transmisión de valores, en una respuesta de sana convivencia social y de total responsabilidad”. 5) El 30 de junio, el mismo diario informa que San Francisco estará incluido en la Expo Bicentenario, “como parte de los exponentes de su presencia en la historia de la Independencia y Revolución… San Francisco llegará con la visión del Alcalde de hacer promoción a hechos y evidencias (del municipio) en promoción turística, difusión comercial y la cultura del municipio”. En la misma nota se puede leer que habrá acarreo de estudiantes locales y de adultos mayores a tales instalaciones, “para que tengan la oportunidad de apreciar las obras de arte que ahí se resguardarán, así como por las innovaciones que estarán presentes”. Por supuesto que nada se dijo sobre el dinero que se va a erogar para cumplir con el capricho del alcalde, en su afán de quedar bien con el gobernador Oliva; y en relación con lo anterior, nada sobre el llamado “costo-beneficio” para la población de San Francisco respecto de lo que representa un gasto de tal naturaleza; tampoco se va al fondo del asunto, es decir, que lo que se pretende es que el municipio aporte parte del subsidio para darle lucimiento a un evento que empezó mal y va a acabar mal, por más propaganda oficial con la que nos inunden y por más publicidad en la que se diga que será un espectáculo único, de corte internacional, con tecnología de punta, etc.
(Fuentes: Washington Uranga, página 12, 7/VI/10; a.m., junio 3, 7, 12, 24, 29 y 30, 2010; El Heraldo de León, 17/VI/10).
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