lunes, 9 de mayo de 2011

EDITORIAL: Provida


¡Fascinante! ¡Realmente fascinante! Escuchar hablar de “pro-vida” es algo que subyuga y conmueve hasta lo más hondo. Es cierto que es difícil imaginar que alguien pudiera defender grupos “pro-muerte”, pero gobernadores, diputados, senadores, políticos y hasta algún obispo se convocan “en defensa de la vida”. ¡Maravilloso! (aunque hay muchos obispos que apoyan la “guerra” de Calderón contra el narcotráfico, y no parece que sea la característica principal de las Fuerzas Armadas la “defensa de la vida”, ¿o sí?). Sin embargo, nuestra fascinación no logra salir de cierta confusión: los defensores del peor genocidio económico que ha vivido América latina (el neoliberalismo), con desocupación, desnutrición, hambre, es decir, “muerte”, ¿son pro-vida?; los defensores del genocidio dictatorial con desapariciones, violaciones, negación de las identidades de niños, secuestros, asesinatos, y personas vivas tiradas al río o al mar, ¿son pro-vida?; los defensores de guerras como la de Irak (y tantas otras, como sostenedores de egipcios dictadores, por ejemplo), los aliados de los saqueadores de recursos y provocadores de muerte por petróleo, diamantes, ¿son pro-vida? Y hay que decir que nuestra confusión aumenta cuando se ve que muchas veces, ¡casi siempre!, son los mismos. Los que han defendido guerras, dictaduras y modelos económicos de muerte, son los mismos, y salen a proclamar la defensa de la “vida”. ¿Qué es la vida para estos personajes? ¿De sólo nueve meses se trata “la vida”? La vida digna, con justicia, ¿no la defienden?; ¿la vida de los jubilados?, ¿los torturados?, ¿las violadas en los campos de concentración?, ¿los esclavos contemporáneos que utilizan sus amigos?; ¿los pobres que aprenderá a torturar la Policía Federal o Estatal o Municipal?

¡Vida! ¿Estaban allí cuando la guerra sucia de la década de los setenta?; ¿dónde han estado durante las cotidianas violaciones de derechos humanos? ¿No es “vida” eso? Pero cuando vemos que a eso se suma una crítica al matrimonio igualitario (¿cuál sería el atentado contra “la vida” en este caso?), y la crítica a “la ideología de género”, nos confunden más todavía. ¿Será que realmente estos señores y señoras (perdonen el lenguaje inclusivo, pero los que miramos desde una perspectiva de género solemos usarlo) son realmente defensores de “la vida” o son más bien defensores de una ideología que usa la vida –unos pocos meses de la vida, debemos decirlo– como excusa para sostener sistemas de muerte? Es bueno que tengan ideología; ¿quién no la tiene?, pero nos permitirán que desde una irrestricta defensa de la vida, y vida digna, y de los derechos conculcados, manifestemos nuestro más profundo desagrado y rechazo a una simple cosa, quizás menor: no aceptamos que los que nosotros tenemos por adalides de la muerte –como el arzobispo José Guadalupe Martín Rábago– nos quieran hablar de “vida”, y que utilicen un lugar de la democracia –palabra que la mayoría de ellos y ellas desconoce– para levantar sus negras banderas de cruzada.

(Texto de Eduardo de la Serna, Coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres, página 12, 5/II/11).

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